Mientras el país todavía no se recuperaba de la desazón tras los partidos de la selección peruana de la fecha doble, ante Colombia y Ecuador, por las clasificatorias al Mundial de Estados Unidos, México y Canadá 2026, la noticia del fallecimiento de mi profesor Roberto Chale me sumió en la tristeza más profunda.
Caía la noche del 10 de setiembre y la llamada de Alexandra Chale Simic, dándome la noticia de que su padre Roberto Chale había partido de este mundo, me dejaba una pena muy honda de la que será difícil recuperarme.
Hace muy poco que lo había ido a visitar a la Clínica Internacional donde pasó los últimos meses de su vida, siempre resguardado por su hija Alexandra y su esposa, Lucía Simic. Aquella vez me quedé muy tocado, muy sensible al verlo en su estado de salud. Le tomé la mano y lo besé con ese cariño con el que me trataba en los entrenamientos o en la última pretemporada del 2016, cuando intenté terminar mi carrera en el fútbol profesional con la camiseta crema.
Él ya no hablaba, pero el brillo de sus ojos lo hacía por él. Fue muy duro ver esa escena, ya su hija me había advertido del estado crítico de su padre, pero una cosa es que te lo digan y otra, es verlo. Al momento que abandoné la clínica quedé muy golpeado de ver a Roberto Chale en ese estado. Oré por él.
EL PEDIDO DE CHALE
En las diferentes comunicaciones que mantenía con Alexandra, ella me contó un pedido muy especial que tenía Roberto Chale. “Él quiere llegar al centenario de Universitario”. Y vaya que lo logró. Casi un mes después se fue de este mundo habiendo visto cumplir los 100 años del club de sus amores. Un crema de corazón hasta el final de su vida.
Chale era único. De eso no tengo dudas. Un conocedor del fútbol, un trome, un sabio del fútbol, con una capacidad para manejar los vestuarios, manejar los grupos y saber elegir los jugadores según cada partido. Siempre la tenía clarita.
¿Por qué no fui al velorio de Chale? No fui al velorio de Chale porque eso me conmueve mucho, me pone muy mal, me afecta al límite. Sinceramente, ese trance es muy chocante y por eso preferí no asistir y quedarme con el mejor recuerdo de mi profesor Roberto Chale. Sé que él y todos los suyos lo entenderán.
Mis condolencias a toda la familia y a mi profesor Roberto Chale lo llevaré en mi corazón eternamente. Nos leemos el próximo lunes.