Perdido, ridículo, combativo. La triple personalidad en Copa Libertadores instaurada en un solo cuerpo: el peruano. Melgar el martes, Cristal y Alianza Lima el miércoles, pero ningún triunfo que contar hoy, aunque con diferencias claro. El estreno nacional en el máximo certamen del continente que dejó solo dos puntos en casa, ninguno fuera, pero muchas cosas para analizar.
Los arequipeños - que venían de dos fases previas- fueron los primeros en arrancar su grupo. El 0-0 contra San Lorenzo, con solo una chance de gol (remate desviado de Alexis Arias) y pasando sobresaltos, dejó al 'dominó' navegando en la intermitencia. No disparó de lejos, no creo sociedades y sus laterales lucieron flojos. Esperaron más el error rival que la propia inventiva y en pelota parada tampoco asustaron. Si la consigna era llegar a fase de grupos y asegurar 3 millones de dólares en los bolsillo, cumplieron. Si quieren dar pelea están bastante lejos, urge que sean más ofensivos, que vayan al frente y se la crean.
Nos vamos para Chile, donde Cristal se comió 5 tantos ante la Universidad de Concepción, que está ubicada 25° en el ranking histórico de clubes chilenos. ¿Explicación? Su defensa sigue siendo un desastre y en la Copa Libertadores no hay delanteros que dan ventaja como en Sport Boys o Sport Huancayo. El arquero Patricio Álvarez también es moneda de bajo cambio, da rebotes y no es valiente para salir a cortar. Omar Merlo, lento, y Renzo Revoredo pierde el equilibrio al menor amague del rival. Johan Madrid sufre a la hora de marcar, ante Lanús en 2018 ya había encendido las alertas. Jair Céspedes también alcanzó su techo.
"Perdimos, pero hicimos cuatro goles", dicen algunos. Sí, pero por matemática, si hacen uno más que tu ¿te ganan verdad? Otro detalle, ¿el comando técnico estudió al rival? Porque al armador Hugo Droguett le dieron libertad para crear y pintó la capilla sixtina y al goleador Patricio Rubio ni lo despeinaron y les hizo la fiesta. ¿Eso es trabajo?
Cerramos en el Nacional. Alianza Lima empezó ante River Plate con todo el ímpetu y terminó con errores de principiante. En el primer tiempo, más allá de una chance argentina, nunca se mostró con miedo y el gol de Manzaneda - el mejor del partido- fue su recompensa. Hubo cierres exactos, marca fuerte y, sumado al mal partido de River, todo presagiaba un triunfo en Copa Libertadores tras 7 años. Pero, sin el aporte y esfuerzo de los recién ingresados, Joazinho Arroé y Felipe Rodríguez, solo quedó tirarse atrás, regalar faltas, obsequiar la pelota y dejarlos centrar o tocar. Otro detalle, si haces tiempo te lo van a compensar pasados los 90 minutos, eso parece que olvidaron los blanquiazules. Por eso, si se salvaron cuando Pedro Gallese atajó el inocente penal de Rodrigo Cuba (que jugó bien) terminaron encajando un buen gol de tiro libre a los 96 minutos y donde el mismo Gallese debió hacer algo más. Ahora, el fixture que viene - tres duelos de visita- será terrible.
Perdido, ridículo, combativo. Esa es la foto de la personalidad peruana en Copa Libertadores. Cada uno necesita una terapia. Veremos quién entra primero a consulta.
(Carlos Fabián Bernuy)