Carlos ‘Mágico’ Gonzales llega a ‘La fe de Cuto’ para contarnos sus más divertidas anécdotas y sus experiencias más íntimas como lo fue la muerte de ‘Caico’ Gonzales y la tragedia en Alianza Lima. Además, nos cuenta anécdotas de su paso por Universitario, la seleccción peruana, su prueba en Turquía y más. No se olviden que la fe es lo más lindo de la vida.
¿Quién te pone ‘Mágico’?
Me la puso mi profesor Moisés Barack, en un entrenamiento, decía que hacía magia con el balón, hasta el día de hoy nunca me la he creído.
¿Qué me puedes contar de tu barrio, Chorrillos? ¿Te acuerdas de esa procesión a la que me llevaste? La de San Martincito...
En la avenida Brasil... Caico le regaló un San Martín a mi tía, su mamá y nosotros todos los años, en diciembre, la sacamos en procesión, ahí te llevé, es una tradición en la familia, todos los años va un montón de gente, de la farándula, del fútbol, de todos lados, Paolo también va....
¿Qué se te viene a la mente cuando te hablo de tu infancia en Chorrillos?
Mi infancia fue linda. Un día mi mamá me cambia para irme a una matiné y en la esquina de mi barrio estaban todos los amigos peloteando, mi mamá sale con el ‘Sanmartincito’, yo me paso corriendo, había un caño grande, subí y, quizá muchos no sabrán pero mi prima hermana es Peta, la mamá de Paolo, ella vivía ahí, ella jala la olla de jaboncillo hirviendo, no sabía, yo bajo el pie y me quemo...
Cómo habrá sido eso...
Esa fue mi primera anécdota de la infancia, terrible, pero dentro de todo mi infancia fue muy linda, como todos, toda la gente, los vecinos salían a vernos cómo jugábamos. El colegio se llamaba Ochoa y en la esquina era un espectáculo. Paolo también paraba ahí peloteando, ahí jugaban Coyote, sus hermanos, que son mis sobrinos, el que más jugaba era Oscar, un volante extraordinario.
Paolo empezaba a jugar de chiquito...
Paolo era terrible, terrible de los terribles, le decían Damián, Damián tenía tres 6, él tenía 16, hasta en los dedos del pie tenía jajaja.
Tuvo su época...
Mucha gente no sabe que yo vengo de una familia futbolera y Paolo era el bebito de la casa porque su mamá se iba a trabajar y Peta me lo dejaba, yo paraba con Paolo peloteando, chiquito. Me estoy acordando de otra anécdota, Paolo tenía dos o tres años, nos fuimos todos los amigos del barrio al malecón de Chorrilos, el papá de mi amigo era pescador, llevé a Paolo en su coche, hacíamos competencias. Mi amigo dio la idea para irnos en el bote al mar y metimos el coche. Yo tendría 14 o 15 años, en el fondo del mar, remando y agarrando el coche de Paolo, qué hubiera pasado si se volteaba el coche de Paolo... Cuando salgo, estaba asustado porque una señora nos llamó la atención y me dijo ‘ahora le digo a tu mamá’, yo le digo ‘mejor me hubiera tirado al mar’.
¿Cómo fue tu etapa en el colegio?
Terrible, peleando con todos, sacando cara por la familia porque ahí estudiaban los hermanos de Coyote, me la pasé más peleándome que estudiando. Nosotros éramos de Chorrilos pero estudiábamos en Barranco, en el José María Euguren, y siempre había esa rivalidad, nos quisieramos agarrar de punto y nos agarrábamos a golpes y si no te agarrabas, te agarraban de punto, te decían ‘lorna’ y era la peor ofensa.
¿Cómo empiezas en el fútbol?
Cuando tenía 9 años, en Alianza. Antes abrían el portón en Alianza y entraba todo el mundo, ahora...
¿Y ahora? ¿Te abren las puertas?
es triste, duele porque yo pienso que al menos a los exfutbolistas que hemos jugado en Alianza, deberíamos tener las puertas abiertas, pero bueno, por algo pasan las cosas. Yo llegué a Alianza a los 9 años, con esa edad no te recibían, te recibían a los 10 años... pero yo era terrible. Antiguamente el profe el Cholo Castillo seleccionaba a todos y hacía una fila, me preguntó qué edad tenía, yo dije 10, tenía 9, a la siguiente fecha me pidieron la partida de nacimiento y me botaron. Hablé con Caico, lloraba y ya me quedé. Antiguamente las categorías se llamabam ‘minicalichín’, ‘calichín’, ‘infantil’, ‘juvenil’ y el primer equipo. Así llegué, fui escalando, y así pasé miles de cosas. A veces no tenía para el pasaje y yo la tenía clara, quería ser futbolista sí o sí, no tenía para mi pasaje, me había peleado en el colegio y me fui caminando toda la Vía Expresa hasta La Victoria, cómo me habrá visto el profe Cholo Castillo que de frente me preguntó ‘qué tienes, ¿no has comido?’. Le dije que había caminando de Barranco y nunca más, me empezaron a dar mis pasajes todos los días, ahí comenzó a cambiar la historia. Jugué después de la tragedia.
Cuando pasa la tragedia, te promueven al primer equipo
Claro... mi promoción era Braulio Tejada, Ignacio Barretón, Aldo Chamochumbi, ellos cuando no los tomaban en cuenta para el primer equipo, el profe Cholo los pedía para jugar el campeonato de juveniles. Esa gente era mostra... una cosa es que te cuenten y otra cosa que lo veas... no tienes idea cómo jugaban, el finado Escobar impresionante, Pechito Farfán tenía un pecho... eso te enseñaba para que pierdas la timidez, te mandaban al ruedo de frente, estabas con todos esos monstruos. Una anécdota, estábamos jugando los juveniles contra los finados, justo se iban a Pucallpa... Cabezón Reynoso es mi promoción y mi compadre... allá era una cosa, si tu pestañeabas o dabas cachito, ya sabías que no ibas a jugar porque habían unos monstruos sentados en la banca. Cabezón estaba jugando de titular, en ese partido antes del accidente, sale jugando con el balón y se dobla el tobillo y no pudo viajar. Esos partidos eran los jueves o los viernes, para reforzar, Marcos Calderón mandaba a veces a algunos para reforzar a los juveniles, era un partido que sacaba chispas. Los finados eran monstruos, jugaban de memoria, Cavero, Pachito... Bustamante, Casanova, era un equipo impresionante, jugaban de memoria... era un equipo como de barrio que jugaban entre amigos, no hay palabras para describir cómo jugaban...
¿Qué recuerdas de tu debut en la profesional?
Ahí tenía de marcador al finado Cucurucho Rojas y el Gato Espino, qué pena me dio, hicimos una gira por toda Sudamérica y ahí es donde por primera vez lo marco a Dolmo Flores, jugamos con la selección de Honduras, yo era un chiquito que mi cabeza parecía un arbolito de Navidad... jugamos con la selección de Honduras y salgo como el mejor jugador, luego vinimos a jugar contra la U en el Estadio Nacional, el antiguo, llenecito... también salí el mejor jugador, te daban un premio. Ganamos 1-0.
¿Quién fue tu padrino?
Me escondí, no me llegaron a trasquilar, no tuve padrino.
LA TRAGEDIA DEL FOKKER
Entonces tu debut fue después de la tragedia de Alianza Lima
Claro, porque yo no iba jugar. Cuando no había cupo en Alianza te prestaban a los equipos de provincia para que juegues y ya vengas más cuajado a Alianza.
¿Cómo te agarra la noticia del accidente?
Yo lo viví cerca. La mamá de Caico, de Peta es mi tía, hermana de mi madre, ella estaba en la casa, a las 3 de la mañana su hermano de Peta, mi primo Flaco, se puso como loco porque estaba escuchando RPP y comenzó a decirnos que el avión había desaparecido. A las 6 de la mañana se levanta mi tía Angélica y ella vio un movimiento, que entraban y salían, nadie le quería decir qué pasaba y de pronto ella dijo de frente ‘qué le ha pasado a mi José’, su instinto de madre, fue algo horrible, llanto, desmayos, fue horrible, dicen que mi primo, su hermano, fue a reconocerlo, Caico estaba con su guante y su San Martín de Porres, porque era devoto, en esa posición la encontró. Hasta ahora hablo y me trae mucha nostalgia... fue duro, un golpe duro.
¿Qué sucedió con ‘hombre, hombre, hombre’, Brzic?
Qué en paz descanse, ahí nomás...
¿Tú jugaste en Alianza del 88 al 94?
Sí, después voy a la U, que me venía correteando hace muchísimos años, por intermedio del doctor Alva. Me hicieron un recibimiento muy agradable. Estaba Markarián, dio el visto bueno para que me contraten... tenía que llegar un lunes pero no quise porque me iban a agarrar todos, llegué un miércoles... dije ‘la libré’, pero me agarraron Misterio, toda esa batería antigua, me dijeron ‘qué haces acá cagón’... ‘déjenme jugar’ nomás les dije, me echaron miles de amenazas. Llegué a la U, hicimos grandes cosas, bonita experiencia... Yo debuté en el Lolo Fernández, tu estabas jugando de titular... yo estaba sentado en la banca de suplentes... más antes yo estaba jugando en el campeonato de la Reserva, me paseaba 60 goles en 20 partidos. Alfredo González discute con Makarián que por qué no me ponía, yo ya me estaba yendo con mi abulancia... y me llama Pichicho para decir que me quedaba para concentrar. Primer cambio, me acuerdo que salió el Puma y me mandan al ruedo, de 6, cuando doy la vuelta, me tiraron huevos, manzanas, tierra, de todo, insultos... ganamos 2-0 y de ahí la trinchera más bien coreaban mi nombre para que me ponga, ese recuerdo me llevo, que la trinchera coreaba mi nombre para entrar.
¿Cómo fue tener a tantos técnicos como Arrué, Company, Amaral, Brzic?
Quien me dejó marcado fue con el profe Arrué, los nuevos potrillos, Jayo, Waldir, Kanco, Darío Muchotrigo. En la concentración antigua en Matute, abrías una puerta y era tu cuarto, tres camas, el baño, y la otra puerta daba para el otro cuarto, yo dormía con Kanco y con José Joto, Peluca era cargoso, Saavedra. Kanco estaba con su bóxer boca abajo y viene Saavedra, Pelucha se sienta al costado y le dije ‘hermano, por qué me hablas así, ¿quieres que me vaya?’, le dice, ‘sí, anda vete’. Saavedra le bajó el bóxer, le mordió la nalga y se fue, ‘te amo negro’, le dijo y se fue...
¡Qué loco!
Kanco gritó, lo quería matar, al final le dijo ‘Peluca, te amo, te quiero’. Después, te acuerdas de mi compadre Carlos Guido...
Claro...tenía una pantorrilla...
Dicen que estaban en una matiné con su hija, con su polo y su short... un chibolo estaba sentado y le miraba las pantorrillas y el chibolo no se aguantó y le dijo ‘señor, señor, se le ha hinchado’...
La de Arrué... Kanco le pedía cigarros, y el chileno te puede dar hasta su billetera pero no sus cigarros... un día lo llama ‘Mario, a usted quién le enseñó a fumar...’, le dijo ‘mi abuela’... y el profe le dice ‘ahh, no le enseñó a comprar’. El profe era muy bueno, marcó mucho en todos...
¿Te acuerdas que cuando vino el tema de Markarián, que prácticamente no llega a viajar con nosotros a Uruguay? Tú siempre fuiste incrédulo. Eddy Carazas nos dijo a los dos y los dos nos burlamos, nos dijo en el avión ‘he soñado que voy hacer gol’... Ese fue un día glorioso para nosotros... ¿qué se te viene a la mente de ese partido?
Nosotros llegamos a una cancha para entrenar y nos cerraron las puertas, fuimos a otra y lo mismo, terminamos entrenando en un parque y encima con una lluvia tremenda, eso nos hizo más fuertes. Me tocó dormir con el Diablo Carazas y yo estaba durmiendo, era de madrugada, me levanto para ir al baño y veo una sombra, parecía un perro, y me tropiezo, grito y estaba rezando... me vuelve a decir a mí ‘hermano, yo voy hacer el primer gol, tú vas hacer el segundo’, yo le digo ‘anda duerme mosca frita’. Al día el siguiente fue el partido... me mete Pichicho y me dijo ‘dame el triunfo’, entro y el Loco Alex Rossi, un caballo que no tenía freno... había llovido... hice el gol. Los de Cristal estaban arriba y cuando hice el gol se fueron.
Luego te vas a Turquía
Sí, me invitó Ronald Baroni a probarme, pero no pasé la prueba por otras circunstancias que se dieron y me tuve que regresar, pero bonita experiencia, en esos años era pura violencia, tú salías y los policías tenían unos palos grandotes y a periodistas, ancianos, quien pasara, le daban vuelta ahí. En ese entonces era bravo, fuerte, pero lamentablemente no me pude quedar, si no hubiera sido otra la historia.
También jugaste en el Aurich
Si yo te recomendé jajaja. Yo vivía en Santa Victoria, en Chiclayo, tengo una anécdota, era el año 98, Carlos Guido, Cholo Marrú, Juan Carlos Ormeno, Darío Muchotrigo, Manacero, Chiquiño, Julí Reyes, Kanco, el Negro Camote, Hansel Arriaga, el entrenador Roberto Reluceda... habíamos gente que no estaba tranquila, estábamos corriendo entrenando, a la vuelta de mi casa vivían Guido con Darío Muchotrigo, en ese entonces los salsódromos estaban de moda, el Kímbara era mi casa y el Azúcar era la casa de Guido. Estábamos corriendo y dijimos ‘a dónde vamos, al Kímbara o al Azúcar’ jajaja, pero todo con respeto, con Roberto estuvimos en los primeros puestos y lamentablemente la clásica, no nos pagaron, el presidente se fugó, no me quiero ni acordar de ese señor. Perleche salvó al Aurich, hizo maravillas sin un sol en el bolsillo. Un día ya nos debían como 10 meses, teníamos que jugar contra el Pesquero, estábamos con Roberto Reluceda y no teníamos ni un sol para irnos. Como a las 12 de la noche perleche no sé de dónde apareció con un bus. Llegamos a Chimbote como a las 2 de la mañana, pensamos que íbamos a dormir en el bus y nos metió a un hotel, tocaron la puerta y salió una chiquita, dijo que venía de parte del presidente del Aurich, le metió una labia y nos abrieron la puerta. Nos preguntábamos cómo iba hacer para pagar. Sale la dueña y dice ‘quién va pagar la cuenta’, dijo que iba llamar al presidente, con quién estaría hablando, pero se la pasó para darle su número de cuenta para girarle el cheque, hasta el día de hoy está esperando la señora. Les metimos 4, 4-0 le ganamos allá en Chimbote y tenían un equipazo, pero nosotros también.
¿Cómo se dio tu llegada a la selección peruana?
Yo empiezo con la primera selección sub16 con el profe Chale... éramos como 50 o 40, estaban varios blancos y Ricardito Lara... ahí arranqué, después viene con la sub19, sub23, la mayores de Juan Carlos Oblitas y hasta ahí llegué. Una vez jugamos un partido contra Ecuador en Ecuador, estábamos con Percy Rojas, en la sub19, le metimos una tanda a Ecuador y terminó en bronca, ahí por primera vez vi a un peleador, peleador, el Trucha Percy Rojas, mi profe, no sabes lo que era... hasta que nos soltaron a los perros los policías, corrimos, parece que estábamos viendo al Diablo Carazas, agarré el palo del cornel para defenderme para irnos al camerino, un broncón... mis respetos al profe Rojas.
¿Quién te convoca a las mayores?
El Ciego, estaba con Balán, Puchungo, José Soto, el chismoso ese.
Luego te vas a Estados Unidos
Sí, ya me retiré del fútbol y me fui a buscar una nueva experiencia, viví en Virginia, estuve ahí con muchos exfutbolistas, Carlos Castro, Dani Avilés, una mancha tremenda, jugué un subcampeonato, salí goleador, y cuando regresé tú me recogiste en el aeropuerto... Estuve dos años en Estados Unidos, vine con mis trenzas, bonita experiencia, pero es duro, es chamba, allá nadie te regala nada, te pueden ayudar el primer día pero nada más porque todos trabajan, todos se matan. Bonita experiencia hasta que llegó la Sunat allá y me trajo...
SU LUCHA CONTRA EL CÁNCER
¿Quién te trajo? Tú pasaste por el momento más difícil de mi vida, tuviste cáncer
Sí, la verdad fue doloroso, hace tres años me detectaron un cáncer a la próstata y fue duro porque yo vivía mi vida normal y me voy hacer un chequeo y me dicen que hay una mancha negra en la próstata, el doctor me dijo que no me descuide, me saqué análisis y de frente me dijeron que tenía cáncer y el agresivo, fue algo que me chocó fuerte, la verdad es que hasta el día de hoy no he botado ni una lágrima y no pienso botarla, a Dios gracias conocí a Dios y él es el que me sostiene, gracias a mi amigo, Martín Lau, que es mi pastor y a la iglesia a la que acudo todos los domingos en Ica. Entrar a una operación tres días, me sacaron todo y lo único que le decía al doctor era si había solución... me recuperé rápido, me pusieron unas sondas horrible, la pasé mal, pero sabía que me iba recuperar, la fe es todo. Total que a Dios gracias estoy bien, cada dos meses me hacen mi chequeo y acá me tienes, si no es por ese milagro que se detectó a tiempo no estaría acá. La pasé mal, mal. No soy cristiano, estoy encaminándome a ser cristiano porque siempre peco, pero estoy en el camino correcto y eso me da mucha paz, no me imaginé estar en esta situación, no se la deseo ni al peor de mis enemigos, me cambió mucho la vida, recién puedo hacer mis prácticas de fútbol, ya puedo jugar normal, pero fue fuerte.
El año pasado qué estuviste haciendo
Trabajé en el Gobierno Regional de Ica, el presidente es el tío Rocky Hurtado, años que le apoyaba en la campaña, el derivó a otras personas para hacer las academias de la región y le dije para actuar por los sitios más olvidados de la región y empecé en el asentamiento humano Tierra Prometida, en Guadalupe, Santiago, y lo peor de todo es que nunca me dieron una pelota, un cono, un chaleco... me dejaron debiendo 10 meses, una vez nada más me pagaron, a pesar de mi enfermedad me fui y me enterré, en la planta del pie se me metió un animal, tuvieron que abrirme, iba con mis muletas, pedía ropa a todos mis amigos, hacía obras sociales, nadie del gobierno me dio nada, pero yo por ayudarlo al tío Rocky, yo estoy seguro que no sabe que me dejaron debiendo, el tío siempre preguntó si nos habían pagado y esa persona decía que sí. Después de padecer de tantas cosas, yo rezaba todos los días en la noche y le pedía a Dios que me mande un trabajo, decente bueno, que no me vuelva a pasar lo que me ocurrió y de pronto me contrató la empresa de Chowan Hierro Perú, quiero agradecerle al gerente general, a todos, hemos empezado con una academia por primera vez, en Marcona, niños de la categoría de 10 años y de 12, en seis meses entramos a un torneo, la 10 campeonó y la sub 12 quedó subcampeón, en seis meses, le hemos ganado a casi todas las academias que tienen años, ahora vamos a jugar en Nazca, posiblemente el otro mes.