Mi gente de ‘La fe de Cuto’. La vida continúa y sigo en el camino que Dios me ha puesto, aunque muchos no lo entiendan. Luego del emotivo encuentro que tuve con mi hermano Eduardo Esidio, ahora les traemos una divertida entrevista con Carlos ‘El Negro’ Galván, quien nos cuenta sus inicios en el fútbol, todas sus anécdotas con Maradona, su paso por la ‘U’ y más ‘agüadito’.
‘El Negro’ Galván habla también de su etapa en Universitario de Deportes y cómo se dio su llegada al club crema. Además nos cuenta lo que vivió tras el terrible choque que tuvo con Leandro Fleitas en un clásico ante Alianza Lima.
Ya saben, mi gente, nada nos detiene. No se olviden nunca que la fe es lo más lindo de la vida y lo digo con orgullo. Dios perdone a los que se burlan de esa fe. ¡Arrancamos!
Empezamos y de arranque te pregunto sobre tu choque con Fleitas. Yo vi esa jugada, ¿realmente fuiste a la pelota o fuiste a lo que venga?
Iban 80, 82 minutos del partido, nosotros queríamos cuidar el 1-0. No sé qué hacía en ese sector de la cancha, no recuerdo la jugada previa, veo la pelota y la voy a buscar. Nunca lo veo al ‘cabezón’, cuando cabeceo, ahí siento todo el golpe, cuando caigo y siento un estruendo fuerte, nunca perdí la conciencia. Con la nariz le pego en el pómulo y con la frente le pego en el cráneo, por eso a él se le rompe el pómulo y el cráneo, a mí se me hace triple fractura de nariz.
¡Fue tremendo!
Lo que la gente no sabe es que Fleitas fue mi compañero en el 2004 en Argentinos Junior, jugamos juntos dupla central, era un chibolo, tenía 19, 20 años y yo tenía 31 años. Es más, él jugando en Alianza y yo en la U, venía a mi casa a comer empanadas, tenemos una buena relación. Yo pude terminar parado, pero me tiro al piso por miedo a que me echen, me agarro la cara y siento la nariz como arena, la tenía echa bolsa. Ahí viene el doctor Segura y me dice ‘¿te saco?’, le dije ‘me sacas y te saco la c...’ le dije que me acomodara y me puso esa red en la cabeza y salí, para colmo sigue el partido, viene la pelota y entro y cabeceo, lo más raro es que no me sangró la nariz, cabeceé y la gente se volvió loca. La pregunta es, qué hacían los dos zagueros en mitad de cancha...
¿De qué barrio eres de Argentina?
Nací en Boca hasta los 10 años vivimos ahí, luego nos mudamos. Mi viejo era un obrero, mi vieja ama de casa y trabajó 10 años de maderero en el barrio de la Boca, luego nos mudamos porque ya se estaba poniendo muy picante. Nos mandan a un barrio, Lanuz, y de Lanuz nos vamos a Pontevedra, que es un lugar de provincia, alejado de la capital. Yo tenía 13 años, pensé que se me acababa el mundo porque era lejísimos, dos horas y media de viaje para ir al colegio, luego ir a entrenar, fue complicado porque era dormirse a las nueve de la noche y despertarse a las cuatro todos los días, pero lo hice hasta que terminé la secundaria y para colmo me tocó el servicio militar obligatorio. Yo debuto siendo soldado, en primera división.
Y después qué pasó...
Cuando vivíamos en la Boca, era como en el Callao, jugábamos en la calle, ponías dos piedras, éramos felices, hasta que viene un señor y le dice a mi viejo que quería llevarme a un club de losa. Mi viejo me pregunta si quería ser futbolista y le dije que sí, me dijo que lo único que quería era que tenga aprobado mi boletín, esa fue mi primera responsabilidad en la vida. Me llevaron a este club (Racing) y me ayudó muchísimo, me llevaban, me traían, y ahí jugamos, de ahí gracias a Dios salimos buenos futbolistas, otros muchísimo más reconocidos que yo, Gustavo López y Sebastián Rambler, ellos fueron a Independiente. Cuando ya estoy casi pisando la reserva, viene un entrenador y me dijo que ya no me quería más en el club y me dio mi carta pase, se me vino todo a la cabeza, iba pateando una piedra y justo sale un entrenador que era el que supuestamente me tocaba el año que viene, me preguntó qué había pasado y le conté, me dijo que el tres de enero me quería allí, vuelvo en esa fecha, el tipo me sube en reserva, jugaba en Reserva y en cuarta, los sábados jugaba en cuarta, para menores, y los domingos para Reserva, llega fin de año, yo sigo en el servicio militar, desaparezco del fútbol por cinco meses porque tengo que hacer la instrucción, ahí se me pinchó porque yo esperaba una carta de Racing para que me sacaran, pero llegó al quinto mes, el general me dijo que me dejaba entrenar pero que tenía que hacer tres veces a la semana guardia, como los soldados me tenían una bronca bárbara, me pusieron la peor guardia, de 1 a 5 de la mañana, no me interesaba. Llega fin de año, la última fecha, y justo Gustavo Costas, el entrenador, quería jugar y licencian a dos o tres más, y bueno, esa última semana, me ponen a entrenar, Reserva contra Primera, y da la lista Humberto, el entrenador interino, antes eran 16 y me veo en la lista en Primera, el partido era el sábado en Córdova, tenía que viajar el viernes y yo tenía guardia, tuve que ir de Avellaneda a La Plata en tren a decirle al coronel, me dio permiso y a Avellaneda de nuevo. Tenía 17 o 18 años, no tenía toperoles pero me pusieron en el equipo, me regalaron toperoles talla 11.5. Ahí debuto, perdimos dos a uno pero fue mi primer partido y al siguiente año empieza mi historia futbolística.
¿Cuidabas carros de futbolistas en Boca?
Antes no había mucho estacionamiento en las canchas de Boca y los jugadores te colaboraban con una moneda, lo mismo que hacen ahora los chicos, limpiar los vidrios pero ahí lo hacías adentro y ahí te topabas con todos los mostros. Te abrían la puerta faltando los últimos 30 minutos del segundo tiempo y luego veías el partido. Tenía siete u ocho años y miraba los partidos, me hice hincha. Me acuerdo que a Diego nunca me lo crucé pero me lo crucé a Brindisi, fue mi entrenador, tanto en Racing como en Lanuz. Es más bueno que el pan, es un santo, pero lo que más recuerdo era de Miguel, un tipo muy respetuoso, pero normal con los jugadores, te los cruzabas, te daban tu propina, ahí me hacía mi ‘sensei’... feliz. A veces uno te soltaba un poco más que otro, otros pasaban de largo.
¿Quién te pone la chapa de ‘Negro’?
Mis viejos, padre y madre son paraguayos. Soy de sangre guaraní, solo tengo el pasaporte argentino. Ellos salen de Paraguay por una buena vida y en Argentina estaba Perón y había mucho trabajo. Ahí se casaron y nacimos nosotros, por eso conozco el idioma guaraní. Yo le cumplo el sueño a mi viejo, nunca le pregunté de quién era hincha. Un día se termina mi contrato con Argentinos Juniors, no quería renovar, estaba comiendo un asado entre amigos con mi viejo y le pregunté de qué equipo era hincha y me dijo de Olimpia de Paraguay, yo pensé que era de Boca, y me dijo que su sueño sería verme en ese equipo. A la semana me llama Olimpia y ni pregunté precio, me fui a jugar y con mis papás nos regresamos a Paraguay, firmé por dos años, le cumplí el sueño a mi viejo, por un punto no salimos campeón. Por eso conozco el idioma, y en guaraní ‘cambá’ significa negro y cuando era chiquito, todos los amigos de mi papá, porque hay una colonia muy grande de paraguayos en la Boca, me mandaban a comprar cerveza, cigarros y me decían ‘cambacito’, en vez de decirme ‘negrito’, por mi viejo, ‘cambá’, a mí me hubiera gustado ‘cambá’, pero me empezaron a decir ‘negro’, por mi viejo, y ahi quedó.
¿Qué pasó el 12 de diciembre del 92?
Debuté en primera división contra Talleres de Córdova, gran partido, yo era feliz, disfrutaba jugar en primera división, cumplir el sueño de mis viejos y de mis amigos de siempre. Llegué, pero había que mantenerse, era chico, sabía que había que remarla porque volvían los jugadores titulares, yo era el quinto zaguero, ahí remé hasta de a pocos me fui ganando popularidad, pero sí me costó. Iba, venía, jugaba un partido y luego iba al banco, hasta que Diosito me ilumina y vino Diego a dirigir el Racing, pero igual se me cayó todo, porque el pide a Almandoz, era el mejor zaguero, había ganado la Copa Libertadores con Vélez, salía un millón de dólares en ese momento, pensé que no iba jugar más, el Racing no tenía plata. Un día Diego me llama y me dice, desde ahora en adelante, tú vas a ser mi central titular, yo te banco a muerte, no me falles, y así fue. Yo a Diego le debo la vida, pero es el golpe de suerte, puedes tener talento, lucharla, pero si no tienes ese toque mágico no llegas. Debuto, perdemos 1 a 0, hago un partidazo con 20, 21 años, y Diego empieza a hablar y sobre mí dijo que jugué a nivel de selecciones, esperemos que Pasarella lo convoque, y a la semana en la lista de selección salió Galván, porque lo dijo el Diego, fue la sub 23 en Mar del Plata, empatamos la final con Brasil 2-2 y sale campeón Brasil por goles, íbamos ganando 2-0. Ahí clasificamos para Atlanta, para las Olimpiadas, y después me va bien, me convocan para un par de partidos de selección pero que nunca llego a debutar en las Eliminatorias del 98 porque ya estaban todos los mostros, uno es bueno pero esos tipos ya estaban en Europa varios años. A mí me sale Brasil por un montón de cosas que pasan en el medio, porque Racing estaba en quiebra, me iban a vender a Boca, pero en el medio entró Pepe Basualdo y no quiso venir a Racing y se cae mi negociación porque era una plata grande que tenía que pagar Boca para mí, Boca no tenía toda la plata y quería dar a Pepe, y ahí se cae la negociación. Me bajoneo un poco y ahí va el Patrón Bermúdez de Colombia. Yo me peleo con la gente de Racing, no arreglo contrato a los 6 meses, era por el 20%, vuelvo a firmar contrato pero por dos años te dan 1000 más el 20% de esos 1000, ganabas una miseria porque era mi primer contrato. Me quieren mandar a préstamo a River para darme un retroactivo y venderme nuevamente y yo les digo que no y me voy a Brasil, me iba ir a Gremio, se cae la negociación, y me llevan a Atlético Mineiro y ahí hago mi carrera en Brasil.
¿Una anécdota con Coco Basilio?
Me acuerdo una vez que estaba por llover, suspendió la práctica y nos fuimos porque no se quería mojar el techo. Es bueno a veces tener entrenadores que no les hace falta entrenar, que con una buena charla aprendes mucho más que entrenando en el campo. Para mí el ‘Coco’ era eso, me solucionó también algunos temas... por ejemplo tenía problemas con mis viejos y me decía que lo solucione y que vuelva, Coco para mí es un monstruo, antes no era mucha táctica, Chale era así también.
¿Una anécdota con Miguel Angel Bindisa?
Ese es el que me daba plata, siempre lo visitaba a él...
SUS ANÉCDOTAS CON DIEGO ARMANDO MARADONA
¿Una anécdota con Diego?
No hay un futbolista que hable mal de Diego. Una la conté, te voy a contar otra. Estaba con unos chimpunes negros, todavía no tenía patrocinador, estaba entrenando con esos chimpunes que eran de toperol en la práctica, Diego me mira y me pregunta por mis zapatos, le dije que no tenía. Me dijo, ‘termina la practica y te vas conmigo’. Termina la práctica, hasta que se bañe y se tome las 50 mil fotos, yo lo estaba esperando, nos vamos, hablamos de la vida... me dio su número, me acuerdo que terminaba en 1010. Me lleva a unos 20 kilómetros donde estaba la fábrica Puma, él era hombre Puma, me dijo que tenía una reunión con el jefe, le dice, ‘este chico juega conmigo’, me dice ‘Negro, agarrá lo que quieras, para vos, para tu mamá, para tu papá, para tu hermana, para todos’. Ese día no sé por qué no tenía efectivo, no tenía plata, y agarré esos bolsos de utilería y todo para mí, lo llené todo, después más así para mis viejos y para mis hermanos, era un utilero yo. Hablo con Diego y le dije que no me alcazaba para el taxi, me dio como 100 soles y me dijo ‘no jodas, te veo mañana’, pido mi taxi y me voy cargado con todo. Qué loco lo que hizo y yo usé Puma un año o año y medio gracias a él. Tenía botines Puma hasta para regalar, eso nos ayudó bastante.
¿Otra anécdota con Maradona?
Me había comprado ya mi primer auto importado, BMW, la misma marca que tengo hasta ahora, tenía 22 años, era el Brad Pitt negro y me voy a un night club, no tomaba yo, mi primera cerveza me la tomé cuando nació mi hija a los 28 años. Dejo mi coche en la puerta, el guardia me dice que lo dejara en la puerta para que llamara la atención a la gente, eran la 1:45, bajé la escalera y escuché ‘de quién es ese coche de mier... dónde voy a dejar mi Ferrari’, bajé dos escalones más y dije ‘esa voz yo la conozco, era el Diego’, caballero, a poner el pecho a las balas, mi entrenador estaba subiendo y yo me estaba yendo, bajé y me dice ‘negro, dejá tu carro, ponelo donde quieras, vamos’, nos dieron las 7:30 de la mañana, nos fuimos a desayunar, hicimos hora charlando de la vida, Diego estaba recansado, llega la práctica, da la charla y llama al doctor, le dice, ‘el negro amaneció con un dolor en el gemelo, masaje, baño y lo mandá a la casa’, un crack. Cuando me estoy yendo me dice, ‘negro, el domingo la tenés que romper’ y así fue.
¿Juegas con Racing en la Copa contra Cristal?
Sí, la semifinal de la Copa Libertadores. Nosotros ganamos de local y ellos ganan acá, nos pegan un baile donde Julinho se hizo famoso con Mc Allister. Jugamos en la cancha de Racing, se inaugura la bandera más grande del mundo, era medio estadio, ganamos 3-2 y en ese momento no conocía a los jugadores de Perú, no te estudiaban, Julinho no había hecho un gran partido allá, no sabíamos cómo jugaba. Yo quería reventar a Julinho para bajarle un poco, nos estaba matando, y ese día Julinho hace un partidazo y todo por el lado izquierdo porque estaba el Coyote, Ñol, Julinho y el Camello, pero nosotros no sabíamos cómo jugaban. Nos ganaron bien, bien merecido.
¿Qué recuerdas de tu paso por el fútbol brasileño?
En Brasil había un solo argentino cuando yo llego, no me acuerdo su nombre, un nueve era. No sabía todavía lo que era Brasil, pensaba que me iban a mirar mal por la rivalidad, pero no, fue todo lo contrario. Llegué a Atlético, mi técnico fue en ese momento Carlos Alberto Torres, hablaba español, algo que me gustó de él era que dijo que me traten como si yo fuera su hijo, que me lleven a comer, que me enseñen la ciudad y al otro día con otro, y así, con los 30 del plantel, para conocerlos a todos bien, era el único extranjero y no hablaba el idioma, a mí me costó seis meses hablar el idioma, me adapté rápido y fantástico. Pude ser campeón en Atlético Minero y salí subcampeón del campeonato brasileño que perdemos con Corintians, ahí tuve la suerte con muchísimos cracks, que estaban de salida y naciendo, los que nacían eran lo que más sufrían, yo tenía 24, 25, yo volaba, pienso que esos casi seis años en Brasil fueron mis mejores momentos futbolísticos, mejor que Racing, me hice más jugador, aprendí cosas que no hacía en Argentina, más timing, la pretemporada no era tan dura como en Argentina, todo era pelota.
¿Qué pasó después?
Agarra final, Atlético Minero con Corintians, eran tres partidos, ellos salieron primeros, nostros séptimos. El referi, Godoy, me llama y me dice ‘al número 7, no hay amarilla para vocé, dale al 7 para todos lados’, así me dijo. Cada vez que me lo cruzaba, le daba, y el loco me decía ‘¿por qué me pegás tanto?’, ‘te voy a matar’, le decía. A los 35 del primer tiempo me saca amarilla, me dice, ‘seguí pegando que yo lo manejo, yo te digo cuándo basta’, era la final. Comienza el segundo tiempo, un partido durísimo, hasta que doy una descomunal, me descargue de la impotencia con ese y el réferi me dijo ‘basta, ya no pegués más’. Al otro año, me venden a Santos, ¿quién era mi compañero? Marcelino Carioca y me dice ‘Negro, ¿por qué me pegabas tanto?’, me habían dado carta libre.
Previo a eso, hubo también otro partidito, pero acá no me dieron carta libre. Nos toca Victoria de la Bahía, un equipazo, el primer partido perdemos 2-1 y el arquero ya estaba provocando mucho a nuestros jugadores y como que se quiere agarrar a trompadas, yo quise separarlos pero el loco se me tira con los zapatos en las costillas y se me apagó la luz, dije ‘lo mato’. Le tiro un par de golpes, fue una batalla campal, hinchas, policías, jugadores, me separa la policía, el loco estaba asustado, quería irse al túnel, pero nuestra gente se puso estratégicamente cerca al túnel para que no se escape nadie. Se arma como un pasillo de luz y lo veo al loco asustado contra la pared, hago diez metros corriendo y hago la de Bruce Lee, la Policía me llevó detenido hasta las 5 de la mañana hasta que me sacó el presidente que era abogado, la batalla seguía fuera de la cancha, fue la única vez que me llevaron preso. Al otro año, me venden a Santos, mis compañeros, Marcelino Carioca y Fabio Costa, el arquero, tenía un carácter bastante efusivo yo. Te cuento una cortita, me echaron por pegarle a mi propio compañero, en un clásico entre el Corintians y el Santos, me sacaron roja por pegarle a mi compañero. Y Ricardo en 2007, cuando llega, me dice ‘si tu carácter era un poquito más bajo, vos ibas a ser otra cosa’, a tal punto que me saca de capitán.
¿Cómo se da tu llegada a Universitario?
Fue mucha casualidad. Un mes antes que me busquen había nacido mi hija menor, el 9 de julio, fecha patria en Argentina, después de 70 años había nevado en Buenos Aires, increíble, ese día nace mi hija. El aniversario de la ‘U’ es el 7 de agosto. Estaba llegando al mes, tipo 5 o 6, me llama un representante para Nacional de Uruguay, les digo que no, que me había retirado, me quería renovar Banfil pero no quería jugar más, quería estar tranquilo, tenía 33 para 34. Me llama Nacional de Medellín, dije, no, Colombia es la perdición y me retiré. Me llamaron de Universitario, Juan Carlos Dolly, me hace una propuesta y yo caballero, le hago una contrapropuesta para que me diga que no, primero me había dicho seis meses y dije ‘ni loco’, me dice un año, pedí para que me digan que no, pensé que no me iba llamar más. Era de madrugada y suena el celular, me habían aceptado la propuesta, a las 7 de la mañana salía mi avión, caballero, había dado mi palabra. Esa noche no dormí, estaba muerto, llego así. Hacía un mes que no entrenaba, tuve mucha suerte porque a la semana iba debutar, era imposible estar bien físicamente, iba debutar con Cristal en el Monumental. Yo tenía otro recuerdo de Cristal y se viene el terremoto y se suspende el partido, me ayuda a entrenar siete días más, esos días fueron una bendición. Yo quería irme después del terremoto, me convencieron. Jugué contra el Boys en el Callao, había habido un problema y nos bajaron los portatropas, yo me quería ir. Me tocó jugar, empatamos 1-1, estaba jugando el Checho y ese fue mi debut y luego me fui poniendo físicamente mucho mejor y cuando llega Ricardo ya volaba. Me sentía muy bien, yo sentía que físicamente me sobraba mucho, yo veía un fútbol un poco lento acá, no atacaban tanto, no me cansaba. Cinco años estuve en la U, hasta el 2011, de ahí me voy a Vallejo porque no me renuevan. Fue bastante, no lo esperé. El equipo no era muy fuerte, llega Ricardo y empieza a armar todo para el 2008, que hacemos una Apertura... saca bastantes cabecitas, pero bastante chibolada más que jugadores consagrados. Luego la historia se cuenta sola.
MÁS INFORMACIÓN:
- ‘Negro’ Galván recalca no llamar campeón a ganadores de Apertura o Clausura: “No confundan a la gente” [VIDEO]
- Carlos Galván ‘explota’ contra jugadores de Universitario: “Les falta jerarquía”
- ’Negro’ Galván culpa a ‘Chemo’ de su salida de la ‘U’: “Me traicionó”