El partido de vuelta por los cuartos de final de la Copa Libertadores entre Palmeiras y River Plate arrancó con todo en São Paulo. Apenas a los ocho minutos, el ‘Millonario’ dio el golpe en el Allianz Parque gracias a un enorme tanto de Maximiliano Salas, que se impuso en el área para conectar de cabeza un centro milimétrico de Juan Fernando Quintero.
El elenco brasileño llegaba con ventaja luego del 2-1 en el Monumental, pero la visita mostró desde el arranque que no se resignaba. De hecho, Franco Armani ya había salvado a River con una atajada impresionante ante un misil de Joaquín Piquerez a los dos minutos.
EL FESTEJO DEL ‘MATADOR’
Tras el gol, Salas celebró a lo grande: rodilla en el piso, brazo en alto, emulando al histórico Marcelo Salas, y luego corrió hasta el banco para fundirse en un abrazo con Enzo Pérez. La postal fue el reflejo de la ilusión de todo el pueblo riverplatense, que sueña con una hazaña en territorio brasileño.
El tanto no solo significó igualar la serie, sino también el más importante desde la llegada de Salas a Núñez. El delantero de 27 años había convertido anteriormente frente a Platense y San Martín de San Juan, pero nada se compara con silenciar al campeón en su casa por la Libertadores.
La fórmula del gol tuvo sello colombiano: Quintero, con su zurda mágica, ejecutó el tiro libre con precisión quirúrgica. La pelota cayó entre Khellven y José Manuel López, y ahí apareció Salas con un frentazo letal en el primer palo.
Palmeiras intentó reaccionar tras el golpe, pero River se mostró firme en defensa y con un mediocampo combativo que logró cortar los circuitos ofensivos del ‘Verdao’. El duelo se convirtió en un ida y vuelta constante, con la presión de los hinchas locales que no podían creer lo que pasaba.
