El Schalke 04 se encuentra en una situación económica deplorable. Incluso antes de que el nuevo coronavirus vaciara los estadios de Europa, el club tenía 197 millones de euros (221,6 millones de dolares) de deudas.
La reanudación de la Bundesliga a puerta cerrada le permitió salvar los ingresos procedentes de los derechos televisivos, pero la entidad dejó de ganar al menos ocho millones de euros (9 millones de dólares) de venta de entradas en los cuatro partidos disputados en su estadio, sin público.
Pero, sobre todo, el club sufre un declive deportivo desde hace unos años que también le priva de los suculentos ingresos de las competiciones europeas.
Esta temporada, el Schalke tuvo durante un tiempo la esperanza de jugar en Europa el próximo año, después de un buen inicio, pero el equipo acabó el curso con una mala racha de 16 partidos sin victoria, que le hicieron caer a la 12ª posición.
Fuera de la cancha, el panorama tampoco es mucho más reluciente.
El martes, el presidente Clemens Tönnies dimitió tras 19 años al frente del club, por la presión de los hinchas, furiosos con su gestión.
La semana anterior, había sido el director financiero el que había abandonado la entidad.
Clemens Tönnies, multimillonario de 64 años que construyó su fortuna en la industria cárnica, ya había tenido que dejar su puesto durante tres meses al comienzo de la temporada tras unas declaraciones que fueron interpretadas como racistas.
Justo antes de su dimisión, fue el centro de todas las críticas en Alemania por uno de sus mataderos, en el que cientos de sus empleados contrajeron el COVID-19, obligando a volver a confinar a toda una región.
“Estos últimos meses, el Schalke ha dado una imagen deplorable”, lamentó Alexander Jobst.
Ante la falta de ingresos, el entrenador del primer equipo, David Wagner, se prepara ya para tratar de “construir un gran equipo con un presupuesto pequeño”.
Según el periódico económico Handelsblatt de Düsseldorf, el Gobierno regional planea otorgar un aval por valor de 40 millones de euros lo que deberá ser comunicado el miércoles. Sin embargo, el primer ministro de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, negó hoy que ya hubiera una decisión al respecto.
Las garantías estatales para clubes deportivos no son algo extraño, según Laschet, pero toda solicitud debe ser examinada cuidadosamente y en este caso no habrá, dijo, “una ley Schalke”.
Fuente: AFP