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Osber Tello, padre de Jhamilley, es militar retirado y amante del Kung Fu. Durante la pandemia, se dedicó a entrenarla ya que las clases presenciales fueron suspendidas hasta nuevo aviso. Foto: César Campos / @photo.gec
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Jhamilley Tello es una niña que a sus cortos 13 años está destacando a nivel nacional e internacional en la disciplina de karate. Foto: César Campos / @photo.gec
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Los entrenamientos de Jhamilley son arduos en para poder sobresalir y mantenerse en forma. El equipo que utiliza esta algo desgastado, pero eso no le impide rendirse para ser mejor. Foto: César Campos / @photo.gec
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Desde los 5 años comenzó con Ballet, pero al ver el karate y apreciar el deporte de contacto se enamoró de esta disciplina la cual no ha dejado incluso en pandemia. Foto: César Campos / @photo.gec
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Ya comenzado su camino en el karate, Jhamilley desde pequeña comenzó a destacar en competiciones distritales, nacionales e incluso internacionales. Foto: César Campos / @photo.gec
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La precariedad no es un obstáculo, y es que practicar sobre el cemento bajo el sol puede ser demasiado agotador para ella. Foto: César Campos / @photo.gec
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El confinamiento por el Covid-19 y no poder entrenar con libertad llevo a Jhamilley a pasar por un fuerte cuadro de depresión. Foto: César Campos / @photo.gec
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Una vez levantada la cuarentena obligatoria, padre e hija se dedicaron a entrenar en los cerros pedregosos de Huarochirí, en donde viven. Foto: César Campos / @photo.gec
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Su alimentación es importante y es que en la humildad de su hogar priorizan mucho su nutrición y crecimiento. Foto: César Campos / @photo.gec
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El entrenamiento es arduo y es que dura una hora en su hogar y otras dos en lugares particulares para poder mantener su nivel. Foto: César Campos / @photo.gec
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Jhamilley, con mucho esfuerzo, por fin pudo ingresar a la federación nacional de karate en donde la exigencia es muy elevada y el camino muy largo. La precariedad de su hogar nunca ha sido excusa para ella. Foto: César Campos / @photo.gec
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