Mi gente de Ya sé que continúan viendo una y otra vez las entrevistas a y, gracias por estar ahí siempre. En esta edición te traemos una entrevista imperdible que estoy seguro se convertirá en un clásico: me reencuentro con mi hermano Eduardo Esidio ‘Edu’ después de 23 años.

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Además, en esta íntima conversación nos cuenta cómo fue que se alejó del alcohol para continuar por el camino de la fe. También narra su paso por Universitario de Deportes y Alianza Lima, donde fue una de las grandes figuras.

Finalmente, Esidio nos cuenta la verdad sobre la tan comentada leyenda de que me vendieron al extranjero con sus videos, debido a que nos parecíamos físicamente. No puede ser. Ya saben, mi gente, arrancamos con fuerza y no se olviden que la fe es lo más lindo de la vida

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¿Cómo fue tu infancia en Brasil?

Mi finado abuelo y mi papá no llegaron a ser futbolistas profesionales, mi abuelo jugaba en el barrio y mi papá sí llegó a hacer su prueba en Corinthians, él jugaba de zaguero, era defensa, pasó, pero de los tres hermanos que eran, él era el mayor y mi abuelo le dijo que tenía que sostener la casa. Mi papá no fue y empezó a trabajar en la Ucina, mi hermano mayor también trabajó y luego salió a jugar primero, yo empecé a trabajar en la Ucina y dije, yo quiero ir a probar y mi hermano me dijo, yo hablo de ti, pero no puedo hacer nada.

Fui con 16 años a probar, el gerente me dijo que necesitaba unos días, un mes, ahí en el barrio la gente ya estaba loca conmigo, querían que vaya, siempre he jugado muy bien, desde chiquillo era el primero en ser escogido, no como Farfán, que era el último. Luego de una semana me dijeron que querían que me quede, volví para mi casa, hablé con mi gerente y le dije, yo no nací para trabajar acá, trabajaba apuntando en papelitos y entregando pesas. Ahí hablé con mi papá y mi mamá, pero mamá es mamá, me dijo que tenía un buen trabajo, que no ensuciaba la ropa, le dije, mamá, no puedo estar ahí, ella ya sabía y me dijo ya hijo, vaya. Me quedo un mes entrenando y volví a la casa, entrenaba doble horario y estudiaba en la noche. Cuando vuelvo a la casa de mi mamá con ese físico, me preguntó qué estaba tomando, le dije que solo estaba entrenando, estaba contenta, feliz. Mi hermano estaba en los mayores, yo en los menores, hasta que subí y empezamos a jugar juntos. Mi abuelo siempre estuvo conmigo, pese a que mi primo ya estaba en otro sitio. En los menores no hay mucha audiencia, pero mi abuelo siempre conmigo. Estaba feliz, esa fue mi infancia.

¿Dónde debutas profesionalmente en el fútbol?

En Brasil hacíamos la base por los tres primeros años, hasta los 18, tenía que hacer los fundamentos sí o sí, eso falta hoy, por eso hay profesionales que no saben patear una pelota, un corner, un tiro libre. Ahí en Unión San Juan hago mi debut en el 91 en la profesional, junto con mi hermano. Yo empecé a jugar como enganche, de 10, la zurda, siempre de enganche, hacía gol de tiro libre, mucho con la zurda. No tenía mucho la derecha, siempre era con la zurda, y ese entrenador me dice, todos los días en la mañana y en la tarde, agarra esa pelota y practica con la derecha en la pared. Cuando empecé en profesional, me dio el segundo consejo, anda adelante, con los defensas, a pelear ahí. Ahí empecé a ser delantero y los goles fueron saliendo, me sentí más cómodo, más cerca, no corría tanto.

Eduardo Esidio se mudó de Universitario a Alianza Lima
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¿Cómo llegas al Perú?

Ayer estábamos acordándonos de eso con la doctora Clementina, su esposo estaba en el Alcides Vigo, y acá estaba Rosenaldo López y tenía su amigo acá, y este amigo tenía otro amigo allá en Brasil y justo yo me quedo sin contrato. El club me dijo que no quería contar con mis servicios. Me quedé en mi casa entrenando los fines de semana y ese señor me dice, oye tú has jugado ¿no? yo tengo un amigo allá en Perú pero tienes que ir a probar y le dije, estoy sin hogar, ok, me voy, me puso el pasaje. Ahí contacto con Rosenaldo, me dice, yo soy delantero, necesito enganche, y en los entrenamiento ya estaba con unas ganas de quedarme y me quedé. Firmamos en julio de 97 y jugué hasta diciembre del 97 en el Alcides Vigo, hice algunos goles, no tantos, pocos goles, derrepente seis o siete goles, Rosenaldo hacía más. Alcides Vigo se va a la baja, termino el contrato pero en ese medio año en comandante Requejo le hablaba sobre mí, que era buen zurdo. Se termina, me voy a Brasil y ahí viene la doctora y el comandante y me dicen que tienen un hermano que estaba en la U, Otto Carrasco, la U quería hablar conmigo, me preguntaron si tenía representante y les dije que no, la doctora fue mi representante. El Aurich también me quería y ahí cuando llega esta noticia a Alfredo González, él dijo tráiganlo para acá y firmé con la U, ahí me voy a Brasil contento. Se cumplió mi sueño. Rosenaldo se fue a Cristal y yo me voy a la U, contento, feliz.

‘Cuto’ Guadalupe y Eduardo Esidio: El reencuentro de dos amigos inconfundibles tras 23 años
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¿Cómo dejaste de beber cerveza y te uniste a la religión?

A mí me gustaba beber mi cerveza, pero llega un momento que Nilson (su primo) me jala y vamos con su papá y no le había dicho que yo me había convertido, que no tomaba más. Cuando nos sentamos en ese sitio, al que siempre íbamos, Nilson agarra la botella y le dije, sabes que primo, yo voy a estar aquí toda la noche, pero una gaseosa para mí, yo no tomo más cerveza, no tomo desde hace un mes, él agarraba el vaso y me miraba, yo tranquilo. Al final salí y me felicitó por estar con él toda la noche, yo no cambie, la diferencia es que él iba tener su chofer. Él feliz. Cuando estuve entrenando solo, separado del grupo, haciendo mi pretemporada, yo los estaba mirando a ustedes, yo dije, yo quiero estar ahí, miraba a los delanteros y ahí saqué la lectura de todo. Dije, me voy a preparar, una vez que estuve preparado, subí y bajé escaleras, entrené, demostré en los entrenamientos. El grupo me respaldó mucho, yo creí que mi regreso a Perú fue por Dios, lo primero, pero si ese grupo, si alguno me decía que no... pero no hubo eso. El Puma decía, si se meten con uno, se meten con todos, grande su corazón. Me decía anda tranquilo, que nadie te va molestar, yo estuve muy agradecido.

¿Cómo fue tu primera concentración?

Voy al cuarto y ahí sale un negrito que me dice, oye vente para acá. Cuando entro en el cuarto, todo estaba oscuro, la Foca, Guadalupe, Panchito, Gallardo, ¿qué ha pasado acá?, sentí el cigarro. Yo dije, no acá no puedo, no me puedo quedar, me dijeron que era para que me caliente. Y ahí me puse con Pajuelo. Éramos los únicos que teníamos cuarto solos. Nos concentrábamos en el Lolo, espectacular, hasta conocíamos a los ratones, pero éramos felices. Nos sentábamos en la mesa para comer, y ese no comía nada, se paraba, se iba y cuando llego al cuarto, el olor a pollo a la brasa, Panchito con su pollo ahí, por eso no comía en la mesa.

¿Qué te acuerdas de esa campaña del 98?

El inicio fue complicado, difícil, después una puerta... el plan de Dios, la respuesta de Dios a lo que había pedido desde niño. La confirmación de Dios. Seis años que la U no campeonaba, campeón de La Apertura, mejor extranjero, el grupo de jugadores me recibió bien, me dio la confianza, la protección, para que salgan bien las cosas. Después campeona Cristal, ellos tenían buen equipo pero nosotros teníamos garra, esa química que teníamos. Yo pateé el último penal, practicábamos penales muy poco. A mí no me preguntó, me dijo que yo patearía el último penal. Yo cierro la tanda de penales, hice una oración, mi Dios, si tienes que hacer alguna cosa, este es el momento, antes que Carty patee, cuando pateo y hago el gol, regresan mis oídos, atrás estaba Nilson, había sido expulsado. El año del 98 todo nos pasó, todos logramos, todos conquistamos, todos entramos a la historia, el club, el grupo, el personal, todo, la hinchada uff, y de ahí ya entramos dentro de la hinchada, no se olvidan hasta ahora.

Esidio y la vez que se convirtió en goleador a nivel mundial en una sola temporada

En el grupo nunca tuvimos una discusión, una pelea, los tres años fue eso y en 2000, acuérdate también que yo no pateaba penales pero el grupo me incentivaba. Teníamos la confianza, sabíamos a dónde iba llegar la pelota, una fallará, la segunda también pero la tercera no. Qué lindo era para nosotros, de ahí salieron los goles. Un periodista me dijo, si continuas haciendo dos o tres goles por partido, vas a romper el récord del Nacional. Y ahí me vino mi lado espiritual, yo decía no, hay que salir campeón, para nosotros es más importante el título, pero los goles estaban saliendo de todos lados, y ahí rompí el récord en el clásico, con ese tiro libre con ese corner de Paolo, de cabeza, una escena linda, me arrodillo y todos vienen ahí, fue nuestro momento, nuestra alegría, no hay yo, somos nosotros. Yo dije, ahí va a parar de molestarme, pero no, me dijo, si haces más goles vas a ser el máximo goleador del mundo, yo decía que queríamos campeonar. Pasaron dos o tres partidos sin hacer goles y luego ya salieron y ahí rompí el 37, 37 goles.

El exdelantero vive una nueva etapa ligada al fútbol, pero ahora en su tierra natal. (Foto: Universitario de Deportes)
El exdelantero vive una nueva etapa ligada al fútbol, pero ahora en su tierra natal. (Foto: Universitario de Deportes)

¿Qué gol de tantos goles te acuerdas? Tu mejor gol con la camiseta de Universitario

Difícil porque los goles todos son importantes, hasta con los equipos pequeños. No recuerdo si fue con Alianza Sullana, pero Oscar me dice, al arquero le gusta adelantar y justo sale una jugada, salimos al contrataque en el Nacional, Churliza sale con la pelota, yo voy por detrás y Churliza me mete la pelota para hacer el centro, ese gol fue de la inteligencia, de la concentración, el arquero se adelantó y dejó espacio ahí y ahí me meto. A mí me ha ayudado mucho, desde que jugué de enganche, saber tener la lectura del partido.

El otro fue en el clásico, ese tiro libre. Justo sale por el lado de Paolo, el otro salía de mi lado, Paolo me dijo, tienes que pegar por afuera, pega por afuera, de ahí salí a su lado, nos acercamos, y ahí nos ponen la pelota, yo dije, voy yo, miro, me sale ese fierro y ahí ya. Esos dos goles.

¿Qué recuerdas de ese 2000? ¿Qué sentiste cuando fuiste el primer jugador en anotar en el Monumental?

Justo en la fecha nos toca con Cristal. Hasta en los cerros había gente, pura hinchada crema. Me tocó hacer el primer gol, la oportunidad se me dio por el pase de nuestro capitán. Dios es tremendo, perfecto, es justo, qué más le voy a pedir. Me acuerdo que estoy en la iglesia, en mis oraciones, y dije qué más te voy a pedir, y siempre me venía, hay que hacer más. Mi Dios, yo a cada momento, a cada gol, a cada victoria nuestra, yo voy el lunes a la Casa de la Biblia y compro 11 biblias y voy a regalar desde el cocinero hasta el chofer, una biblia para cada uno. Todos los lunes estaba yo en la Casa de la Biblia. La señora miraba el partido del domingo y ya me esperaba con mis 11 biblias. Al plantel le entregaba primero, después a los cocineros, al chofer, a la dirigencia, a todos les regalé una biblia. Yo le dije a Dios, ok, ¿está bien? y Él me dijo, quiero más. Yo tenía un poco de ansiedad porque no rompía la seca de hacer gol. Yo siempre he jugado con los chimpunes Mizuno, desde Brasil, y vamos a Umbro y Nico nos dice, han venido unos chimpunes acá, con cuero de Italia, ¿no te quieres probar? Yo solo usaba Mizuno. Me dijo que si hacía un gol, había una promoción. Me da los chimpunes y me dice que haga unas fotos con esos chimpunes. Estoy en la iglesia con el pastor y le dije que si me hacía un gol, si rompía el récord, tenía que salir Umbro, y el pastor me dice, has la foto con el chimpún como celular, que estás agradeciéndole a Dios, fui donde los fotógrafos y les pedí la foto. El Chemito me pone la pelota y sale ese gol, el chimpún estaba tan ajustado que no se me salía del pie.

Universitario, temporada 2000: las mejores imágenes del tricampeón del fútbol peruano. (Foto: El Comercio)
Universitario, temporada 2000: las mejores imágenes del tricampeón del fútbol peruano. (Foto: El Comercio)

¿Te acuerdas cuando fuimos a Huaral? Mi tío Eusebio Farfán, el está en tu misma religión. Fuimos a la iglesia del pastor contigo y con Pajuelo. Era de esteras, pero no sabes cómo ha crecido.

Es lo mínimo que tenemos que hacer, hay que pasar lo que Dios nos da de alguna forma, con un gesto, una palabra, una actitud. Hay cosas que uno no compra. Cuando estábamos jugando nadie tenía que saber lo que tú hacías, ¿para qué? Yo le decía a mi señora, voy a traer a un amigo para almorzar con nosotros, y llevo a Samuelito, que en paz descanse. A mí me encantaba saber de las personas, siempre lo veíamos pero nadie lo conocía, ¿por qué mantener la distancia? Le decía ‘madrina’ a mi señora. Le dije que iba hacer una oración por él pero le pedí que nadie supiera que había estado conmigo. A veces la gente me invitaba a la promoción de un colegio, pero yo no iba si la prensa estaba, no quería que lleven a la prensa, luego ya me preguntaban. No quería seguridad tampoco, quería que la gente viniera.

¿Cómo llegaste a Alianza Lima tras dejar Universitario?

Alberto Masías vino bravo. Terminó el 2000, tricampeones, jamás pensamos en salir de ahí, lo sacan a Alfredo y nosotros todos tratábamos con Alfredo. Lo sacaron de la presidencia y vamos a hablar uno por uno. Buscamos a Alfredo y le dijimos que la mayoría se iba ir porque no querían reconocer. Me voy a Brasil pero antes viene Alberto Masías, ya había salido que no renovaba, y Masías me llama con la doctora primero, habla y habla y dije, sí, me interesa, me siento con mi señora y dije, ya, vamos. Cienciano del Cusco también estaba, por el tema de la altura, que le chocaba mucho a mi señora, íbamos a estar separados, y dije no. Nos fuimos a Brasil y la doctora me dice, hay otro equipo, Alianza, va ser su centenario y quiere contar con varios jugadores. La propuesta era buena porque no hay ningún equipo que en su centenario haya sido campeón. De la U, estaba Churliza, Roberto y ahí trae a Autori y nos sentamos, arreglamos. Firme y me voy a Brasil, la noticia la soltaron en la Navidad, me gritaron ‘mercenario’ y cuando llego a Lima desde el aeropuerto, la hinchada de la U como hormigas, me decían, Esidio no te vayas, pero ya estaba todo listo. En el Monumental, el último partido con el Aurich, me gritaban ‘Esidio no te vas’. Hablé con mi señora y le dije qué voy hacer, pero había que ir, yo soy profesional. En la presentación les digo a todos, si me hago un gol, ya saben, nada qué conmemorar. Ahí Churliza llega hablando que era hincha de Alianza. Ahí para mí fue más tranquilo porque la prensa se fue con él. Teníamos una misión de salir campeones, del apertura, Autori muy inteligente, Cienciano campeona el Clausura y para la definición vamos Cusco, casi se nos escapa en los penales, pero misión cumplida.

¿Luego de Alianza a dónde te vas?

Sale campeón Alianza y nos vamos a Brasil, pero antes te voy a contar una. Estábamos en la Videna, en la Navidad, lo veo inquieto a Palhinha y justo en el lunch de la noche, se me acerca y me dice, me voy a Brasil, le dije, estás loco, tenemos la final en Cusco, y me dijo yo me voy, voy a pasar la Navidad con mi familia, tú mañana en el desayuno dices que estoy durmiendo. Y se fue, para el otro día bajo para el desayuno, yo orando a Dios para que nadie me pregunte dónde está, yo no miento. Vi a Waldir y a Pepe y tuve que hablar con ellos, les conté. Se fue, no regresó. Gracias a Dios salimos campeones. Acabó, nos vamos a Brasil con la familia, en enero me llama Palhinha y me dice, Edu, ¿has traído mi medalla no? Ahí me dice que vaya a un equipo de segunda, Marilia, campeonato paulista de la serie 2, fuimos con Palhinha, Grotto y salimos campeones, fue el primer semestre de 2002. Luego dije a dónde voy, hablé con Piazza, no pagaban mucho, en 2002 regresé a la U. Pero vine también porque esta es mi segunda patria y esa camiseta... y ahí prácticamente jugamos de gratis, ya no cobrábamos, la gente no sabe, pero como dice el Puma, ‘La U es la U’. Nos fuimos contentos porque esta era nuestra casa. Luego me fui a Brasil en 2003 y en 2006 hablé con mi señora y le dije, este se llama proyecto familia, me retiro del fútbol. 2006 me retiré allá en Brasil.

¿Llegaste a jugar con Roberto Carlos?

Cuando llegué a probar en este equipo, Unión San Juan, a los 16 años. Tenía 19 años, estábamos disputando los menores y hay una foga en la tabla, y la directiva dijo para jugar en una ciudad, era su aniversario, pero ahí también íbamos a mirar, había un jugador que metía la pelota dentro del área, y nosotros, qué jugador, queremos ir a la casa a descansar. Fuimos, impresionante, la ciudad estaba llena, y cuando salía el lateral parecía un gol, ese chico, 15 años con la pelota, ya con esa fuerza ya, la metía dentro del área. Estuvo con nosotros, era juvenil, jugaba con nosotros y muy rápido ya se fue a profesional, él sí, muy diferenciado, llegó a la selección muy rápido, de ahí se fue a mayores, era juvenil, entrenaba con los mayores pero el entrenador dijo, pero ¿y los demás? y me jaló a mí y a tres más. Nos alquiló una casa para no estar más debajo del estadio. Nos pusieron una casa para los cuatro. Luego se fue a la selección, concentrábamos juntos, y luego ya se fue a Palmeiras, al Real Madrid, muy humilde. Una vez la selección de Brasil vino a jugar, estábamos en el departamento de Miraflores y me voy al hotel, no conocía a nadie de la selección, llegué y dije, soy amigo de Roberto Carlos, me dijeron, ha acabado de comer y ya se fue a su cuarto. Le dejaron mi mensaje y me fui, no pensé que le iban a decir. Al otro día, estaba almorzando y suena mi celular, era Roberto, justo fue en el momento en que Pancho había pedido mi nacionalización para jugar en la selección y me dijo, vamos a jugar, pero no me había dado el tiempo para sacar mi carné de extranjería. Me dijo que me había dejado su camiseta en el hotel, pero nunca la encontré.

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¿Cuto fue vendido con los videos de Esidio? Eduardo cuenta todo lo que sabe del tema

Cuto: En el 2000 yo me voy a Bélgica, hubo unos temas ahí que sucedieron con el tema de traspaso, algunas cosas que sucedieron que no estuvieron bien, y resulta que se tejió una leyenda, un mito, y dicen que a mí, a tu hermano, el Cuto, me han vendido a Europa con tu video, con tus goles, ¿estás enterado de esa barbaridad?

Sí, me enteré. Encima de eso, me paraban buscando los periodistas, yo qué voy a decir, yo no sé, si alguien tiene que hablar eso es Alfredo. Me dicen, de la cintura para abajo eras tú y de la cintura para arriba era Cuto. Ahí yo dije no, saben qué, eso se lo tienen que preguntar a Alfredo. Luego me dicen los periodistas, sabes por qué ha regresado Cuto, porque allá en Europa no metía goles ni en la pinchanga, se dieron cuenta que no era Esidio, nunca jugaba adelante. Era motivo de risa pero eso es un ingrediente del fútbol.

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