El tiempo va pasando, las ‘chicas’ que nos despertaban de madrugada, para verlas ganar, ya son unas señoras de las que la gloria no quiere ni puede desprenderse. El grupo, que emocionó a un país de norte a sur, sigue destacando en cada cosa que realiza y su historia se renueva con cada anécdota y cada recuerdo de los años maravillosos. Denisse Fajardo pertenece a esa selección que nadie olvida y que ni el tiempo ha podido vencer.

Llegaste de 17 años a la selección mayor, ¿con quién te mandaron a dormir?

Con ‘Anacé’ Carrillo. Nadie quería dormir con ella.

¿Era brava?

Todas decían eso, pero a mí me guió.

¿Qué te enseñó?

Las mayores te ‘carajeaban’ y yo quería regresar a mi casa y llamaba a mi mamá avisándole que me iba a salir.

¿Y ella qué te decía?

Si quería ser titular, que aguantara todo eso. Porque solo así llegaría lejos. Ella y mi mamá me dieron fuerza para continuar.

¿Cómo se entretenían?

Con ella cantábamos los boleros de Iván Cruz.

¿Te contaba su vida?

Y yo la mía, se enteró que vivía con mi mamá y mi abuela, y que mi papá nos dejó cuando tenía dos años y ahí es cuando me decía: ‘Ellas dos son tu fuerza para seguir, sácate la mugre por ambas’.

¿Te gusta cantar?

Sí, pero a veces ‘Mister’ Park abusaba con nosotras.

¿Por qué?

Cuando íbamos en el bus nos mandaba a que todas entonemos: ‘Tengo el orgullo de ser peruano y soy feliz…’. Y cuando íbamos a una embajada teníamos que interpretar: ‘Cosechando mis mares…’.

Denisse Fajardo en entrevista con Trome
Denisse Fajardo en entrevista con Trome

¿Era un colegio?

Un día la encontró a Sonia Heredia leyendo un ‘Condorito’. ¿Sabes qué hizo?

Dime...

Lo rompió y le dijo: ‘Eso no sirve para nada’. Nos obligaba a llevar libros y después nos tomaba examen.

¿Qué?

Te decía: ‘Dígame de qué trata lo que está leyendo’, y tenías que contarle.

Bien estricto...

No nos podía ver con las zapatillas sucias. Decía que éramos embajadoras del país y no podíamos usar nada cochino.

¿Por qué no se te ve en los festejos regresando de Seúl ‘88?

Cuando llegamos al aeropuerto, me salí por una puerta donde estaba mi hermano, le pedí su casaca, me la puse encima del uniforme de Perú y me fui a la tumba de mi abuelita.

¿Nadie se dio cuenta?

Salí tranquila, ni uno solo se percató. Nos fuimos hasta el cementerio ‘El Ángel’.

¿Allí tampoco se dieron cuenta?

El chico al que siempre le habíamos pedido que tenga limpia y llena de flores su tumba me conocía y se dio cuenta, luego otra persona que pasaba por allí, después una más y más y más.

¿Qué hiciste?

Me rodearon, me abrazaban y mi hermano se portó como un guardaespaldas y me sacó empujando a la gente.

Ser pupila de Man Bok Park por tantos años debe haberte dejado muchas ‘secuelas’...

Cuando mi esposo se va a jugar fulbito tiene que ir con las zapatillas lavadas, impecables.

¿Y cómo va el tratamiento del cáncer a la mama?

Hace siete años apareció, me traté y ahora, gracias a Anita Hurtado, de EsSalud, que me lo recuerda siempre, cada año me hago mi chequeo.

¿Y cómo pasas esta cuarentena?

Sé que estoy entre las personas de mayor riesgo. Me levanto, tomo mi yogur, cereales y hago ejercicios. Pongo en cada mano una bolsa de arroz y las levanto.

Qué bueno saber que te encuentras bien. El pueblo se va a alegrar...

Gracias por la entrevista y decirle a la gente que hay que cuidarnos, que esto va a pasar.

Denisse Fajardo en entrevista con Trome
Denisse Fajardo en entrevista con Trome

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