Mi gente de ‘La fe de Cuto’ acá estamos como todo lunes contando una vivencia más de mi vida, recordando pasajes de mi vida para ustedes. No dejen de ver. Mi sobrino no era ‘Mudo’, habla como ustedes no se imaginan y cuenta muchas anécdotas de su vida en el fútbol solo para mis seguidores de la Fe de Cuto. Gracias Junior por tu buena onda. Ahora les voy a contar la historia del día que supuestamente me enfermé y no llegué a los entrenamientos de la selección sub 23 que dirigía el entrenador Freddy Ternero, que en paz descansé. Así como lo leen. Pero antes debo decir públicamente, una vez más, que tengo un pacto con Dios y desde que lo hice me vida cambio.

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Dicho esto, les pongo en contesto todo lo que ocurrió aquella mañana. El episodio que les voy a contar sucedió en enero del año 96. En ese tiempo la selección peruana sub 23, a la que había sido convocado, se alistaba para participar en el Preolímpico que se disputó en Tandil, Argentina entre el 18 de febrero y 6 de marzo del año 1996. El grupo que nos tocó enfrentar fue bravo. Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia. De todos los participantes Sudamericanos solo clasificaban dos para los Juegos Olímpicos Atlanta 1996.

Para esa fecha, yo venía de haber debutado en el fútbol profesional en Universitario y lo hice como delantero en el año 1995 gracias al técnico Sergio Markarián, quien vio en mí ese potencial. Eran otros tiempos, con mi debut se generó toda una expectativa en la prensa deportiva que me llevó a ser considerado en aquella selección con apenas 19 años.

En ese tiempo yo estaba en amoríos con Rosa Elvira Cartagena, ella era voleibolista. Recuerdo que la convocatoria se hizo oficial y que los jugadores nos teníamos que presentar un lunes a primera hora en la Videna. Bueno ese fin de semana me fui a Chincha a ver a mi familia con Rosa Elvira Cartagena y comer muy rico. A mi regreso a Lima, en mi Corongo City, llegué por la noche a la casa de mi madre. Recuerdo que le pedí a mi enamorada que me despierte al día siguiente temprano para ir al entrenamiento de la selección peruana. Hasta ahí todo estaba bien.

‘Cuto’ Guadalupe escribe: El día que mentí para no quedar fuera de la selección peruana
‘Cuto’ Guadalupe escribe: El día que mentí para no quedar fuera de la selección peruana

EL DÍA QUE MENTÍ PARA NO QUEDAR FUERA DE LA SELECCIÓN.

Al otro día cuando desperté, ya mi final en la selección peruana estaba escrita. Se oficializaba mi desconvocatoria de la selección peruana por no haberme presentado. En mi desesperación grité por qué no me habían despertado. Sentí que era el final de todo, mi sueño de vestir la camiseta peruana se venía al tacho, me sentía morir, para mí era el fin del mudo. Todo se derrumbó por no haberme despertado a la hora indicada. Luego agarré y me fui al paradero para tomar un taxi. A medio camino me paré y pensé, ¿qué hago? Ya no la hago. Me pregunté ¿Quién me va a creer que me quedé dormido? Volví a mi casa. Eran otros tiempos, no había WhatsApp, Facebook, Instagram, Twitter, Telegram ni YouTube. Es más, yo no tenía ni celular y en mi casa no había ni teléfono. Mi único medio que tenía para comunicarme era el teléfono de mi vecina Lucha. A ese fono me llamaban todos. Esa mañana el teléfono no paraba de sonar, llamaban todos, los dirigentes, la prensa y hasta algunos familiares preocupados. En medio de esa mañana loca y en mi desesperación para encontrar una solución al tema me dije. Me voy a hacer el enfermo le dije a mi familia presente y a mi enamorada Rosa Elvira. Me metí a mi cama y me cubrí con 3 brazadas tigres y comencé a sudar y a deshidratarme. El mensaje que ensayé fue que algo que comí en Chincha me cayó mal.

No tardaría mucho tiempo en que la prensa llegaría a mi casa para indagar por mi ausencia en la selección peruana. Efectivamente, ese momento llegó y uno de los medios que hizo su aparición fue RPP con su unidad móvil y si la memoria no me falla fue el periodista Wilmer del Águila quien llegó a cubrir la información. Lo cuerdo bien porque él ingreso a la casa y me vio en un mal estado producto de una supuesta infección estomacal. Al constatar mi estado de salud y en coordinación con la FPF él me llevó hasta la clínica Javier Prado en la misma unidad móvil de la radio.

Una vez trasladado a la clínica Javier Prado los médicos me evaluaron y me pusieron suero a la vena para recuperarme de lo deshidratado que estaba. En seguida todos los canales de televisión, medios radiales y escritos estaban apostados afuera de la clínica para indagar sobre mi salud. Y cuando narro esto no exagero. En ese tiempo la aparición de un joven moreno, alto, y con esa luz que solo Dios me lo puede dar, junto con Jorge ‘Loverita’ Ramírez, éramos la sensación de ese momento. Quizás los jóvenes sean incrédulos, los entiendo, pero era la verdad. Hay una imagen que siempre me hacen recordar algunos amigos cuando estando internado en la clínica un canal de televisión me dice que haga un bailecito, y yo con el suero, me paro de la silla de rueda y hago el pasito. Inolvidable ese momento.

Algunos familiares se acercaron muy preocupados por mi salud, es más a una prima le tuve que guiñar el ojo para que no pregunte más ante los médicos. La noticia salió por todos lados y desde Chincha me llegó la versión de preocupación de la familia por saber qué me había caído mal. Pero finalmente, el cuerpo técnico de la selección, luego de constatar mi salud, dio marcha atrás y dejaron sin efecto la desconvocatoria de la ‘Bicolor’ y volví a la Videna una vez recuperado de la supuesta infección estomacal.

LOS JUGADORES NO SE COMIERON EL CUENTO.

Con el alta médica, a los dos días vuelvo a la Videna y recuerdo claro que en la concentración me agarró una delegación de los bravos de esa selección como ‘Ñol’ Solano, Manuel Marengo, Jesús Arizaga, entre otros. Solano y compañía no se habían comido el cuento de una infección estomacal, pero tampoco me iban a creer el verdadero motivo por el cual no había asistido a la primera práctica. No me iban a creer que me había quedado dormido. Por eso me cerré. Morí en mi versión. Me acuerdo que ‘Ñol’ fue el más incisivo, fue el más incrédulo. En verdad tenía razón, pero ellos pensaban que la verdadera razón era otra. Su intuición era que yo me había amanecido bailando o juergueando, algo totalmente alejado a la verdad.

Finalmente, ese tema quedó así, bajo siete llaves. Hoy les cuento la verdad y estoy bajo juramento. Hoy le digo la verdad a ‘Ñol’ y todos mis compañeros y les pido perdón. A los jóvenes les recomiendo que no lo hagan. Pongan su despertador para no quedarse dormido.

Nos vemos el próximo lunes.

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