Mi gente de la Fe de Cuto, vengo recargado de esa energía y fe que día a día me hacen llegar ustedes en la calle y por dónde camino. Las mujeres, los jóvenes y los niños son los que con sus palabras me recargan de esa energía que se necesita y más la fe que le pongo todos los días hacen que veamos con optimismo cada día.
Ahora me sigo recuperando del famoso ‘jet lag’ ya que esas 14 horas de diferencia con Asia se hacen sentir. Cuesta la adaptación, pero poco a poco vamos recuperando el sueño y volviendo que nuestro reloj biológico, que todos lo tenemos, se normalice. Pero estamos felices de haber compartido con cada uno de ustedes esa linda experiencia por Corea del Sur y Japón. Los estoy extrañando, espero volver pronto, a esos lindos países con su colonia de gente peruana maravillosa.
Rafael Gallardo, su familia y yo
Les cuento que ni bien me enteré de la gira de la selección peruana por Japón hablé con mi mánager José ‘El Huachano’ Lara ya que por esos lares radica mi amigo Rafael Gallardo que de cariño en Universitario de Deportes le decíamos ‘Furúnculo’. Quizás las nuevas generaciones no lo conozcan a Gallardo, pero los de mi generación o digamos los que tienen de 35 años a más se deben acordar de él. Ojo, no solo los hinchas de Universitario sino también los de Alianza Lima ya que el buen Gallardo vistió ambos colores. No solo pasó por ambos equipos sino que fue campeón con Universitario en el año 1998, aquel título que le ganamos a Sporting Cristal, y también se coronó campeón con Alianza Lima en el título del centenario, en el año 2001. Entonces, estamos hablando de un jugador que dejó huella en los dos equipos más importantes de nuestro fútbol profesional. La última vez que lo ví en persona había sido en el año 99 ya que debió seguir su carrera en otro club por decisiones del técnico Miguel Company, mientras yo me fui a jugar a Independiente de Argentina.Habían pasado 24 años que no lo veía, pero sin embargo, siempre lo tenía presente en las charlas con los amigos y por supuesto cada que recordaba las anécdotas del estadio ‘Lolo’ Fernández.
Gallardo fue un jugador exquisito con la pelota en los pies, era de esos volantes con un talento natural que era capaz de dejarte en ridículo o sacarse a dos rivales con facilidad. Eso le valió para jugar en los dos equipos más grande del fútbol peruano, pero sin embargo, en el viaje me entero que dejó en fútbol a los 27 años, en la plenitud de su carrera, en el momento que iba a realizar el contrato más importante de su vida en el fútbol ruso, que seguramente le hubiera significado asegurar económicamente a su familia. Pero, el fútbol es así, el destino es así, la vida es así, me cuenta que en un chequeo médico le detectaron un mal en el corazón y le recomendaron dejar el fútbol. “Sentí que me contaron la piernas, no lo podía creer, tenía apenas 27 años, estaba a punto de firmar un gran contrato. Todo ese momento me lo tuve que comer solo con mi familia. Me fui del fútbol en silencio. Luego de haber estado 3 años por Estados Unidos, volví al Perú. Luego por mi esposa Evelyn Bedregal vine con toda mi familia a Japón y acá ya estoy 14 años siguiendo día a día en la lucha por el bienestar de mi familia “, me narra Gallardo.
A su lado está su esposa Evelyn Bedregal que la conozco desde que eran enamorados. Ahora tiene 3 maravillosas hijas, Nagiely Gallardo, Yadhira Gallardo y Rafaela Gallardo. Mi amigo resultó chancletero, pero es feliz. Es el rey de la casa bien cuidado por sus reinas. Ahora hemos podido compartir buenos momentos en la intimidad de su hogar, comiendo una rica cena preparada por su esposa que consistió en unos choritos a la chalaca, un arroz con mariscos y unos tallarines en salsa de mariscos que estaban para chuparse los dedos. Mientras cenábamos Evelyn me cuenta que es una chef frustrada ya que su sueño fue seguir esa carrera, pero el destino y las circunstancias de la vida lo llevó a seguir otros caminos. Pero ten fe amiga Evelyn, persigue tu sueño, estoy seguro que pronto podrás tener un restaurante en la que puedas hacer deleitar al mundo con esa rica sazón que tienes y yo estaré ahí para saborear esos platillos maravillosos.
Mi amigo Rafael Gallardo me llevó a jugar un partido especial con la comunidad peruana. Se jugó un clásico por iniciativa del peruano emprendedor más exitoso de la colonia peruana en Japón de esa zona. Se trata de César Flores, un hombre que a hecho que sus sueños se hagan realidad a base de mucho esfuerzo y que me enorgullece ya que siempre luce con mucho patriotismo la bandera peruana.
Ese día en el campo de Chiryu Danchi -Aichi Ken se bendijeron las camisetas cremas con las que ganamos por 2 a 0 al clásico rival y se mantuvo la supremacía crema sobre ellos. Pero el resultado es una anécdota ya que lo más importante fue compartir con muchos compatriotas que, en muchos casos, hace años que no vienen al Perú. Disfruté de cada momento con ellos y sobre todo la pasé muy bien.
Estoy muy feliz de haberme reencontrado con Rafael Gallardo y su maravillosa familia, feliz de haber conocido y compartido con gente maravillosa como el empresario César Flores. Son historias de éxito que merecen ser contadas. Estoy seguro que más pronto de lo que imaginemos nos volveremos a ver.
Nos leemos el próximo lunes contando más historias de más peruanos por Japón.