El currículo de Leo Rojas es importante. Ganó cuatro títulos con , otro con Sporting Cristal y también fue capitán de la en una . El marcador también participó en las eliminatorias para el mundial del 86, pero algo anecdótico tuvo que ver mucho en su exitosa carrera y aquí te lo contamos.

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¿Qué tienen en común José Velásquez, Jaime Duarte, Germán Leguía aparte de haber jugado dos mundiales con la selección? Los tres cracks empezaron su carrera en un puesto diferente en el que brillaron con la ‘Blanquirroja’. El ‘Patrón’ antes de ser volante fue back centro y lo mismo ocurrió con ‘Cocoliche’ que apareció como zaguero y terminó cómo volante creativo. El caso del ‘Chiquillo’ fue parecido, se inició como defensa central, pero al ver que tenía delante a figuras como Héctor Chumpitaz y Julio Meléndez, decidió irse a marcar punta y ahí se consagró. Todos tenían condiciones, pero el ojo del entrenador hizo que cambiaran de puesto y mejor no les pudo ir.

Debutó como delantero

Con Leo Rojas pasó algo muy parecido, aunque su cambio de posición no sólo se debió a cuestiones técnicas, sino a cosas un poco más alejadas de lo deportivo. Cuando apareció el año 79 en Sport Boys, Leo era un veloz puntero que desbordaba más por potencia y velocidad que por habilidad y técnica. No tenía mucho gol, pero el que lo veía jugar sabía que tenía condiciones. “Con el tiempo mejorará en la definición” decían sus compañeros en la ‘Misilera’. Después de dos años llamó la que lo contrató como una apuesta al futuro.

Roberto Scarone, entrenador de los cremas, lo empezó a utilizar como alternativa a Eduardo Rey Muñoz. Los primeros partidos del porteño no fueron nada buenos. ‘Cochoy’ se quedó con el puesto y Leo dejó de ser tomado en cuenta por el DT que sólo lo usaba los partidos de práctica.

Enemigo de los gallos

En los entrenamientos se esmeraba, pero a la hora de la definición el arco se le cerraba y lo peor era que sus remates se iban muy desviados y algunas veces terminaban detrás de la tribuna sur del estadio ‘Lolo’ Fernández donde estaba el corral con los gallos de la mejor cocinera en la historia del club, la tía Margarita Arizaga. El tiempo pasaba y no había mejora. El ‘Gordo Dávila’ dueño de las aves se quejaba con Roberto Scarone, porque cada jueves que había partido de práctica sus animales terminaban asustados con tanto pelotazo.

LIMA, DECADA DE LOS NOVENTA

UNIVERSITARIO CONTRA SPORTING CRISTAL

FOTO: EL COMERCIO
LIMA, DECADA DE LOS NOVENTA UNIVERSITARIO CONTRA SPORTING CRISTAL FOTO: EL COMERCIO

El DT uruguayo ya cocinaba en su mente ubicarlo como lateral. Primero dudó, pero una tarde finalizada una práctica algo precipitó la decisión del ‘profe’. Leo jugó de delantero y sus disparos desviados acabaron con la vida de dos gallos del administrador del estadio. Dávila furioso llego al vestuario vestuario y le reclamó por la vida de sus aves. “Esto no puede seguir así profesor, un día el muchacho (Rojas) no sólo me volverá a matar los gallos, sino que tumbará la casa de Margarita de tanto pelotazo desviado que mete. Haga algo o hablo con el presidente” sentenció Dávila.

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La decisión que cambió su vida

El DT se vio entre la espada y la pared y como conocía al ‘Gordo’ de su primera época en el club decidió que era el momento de probar a Leo Rojas como marcador de punta. Desde ese día todo cambió para el chalaco. En poco tiempo empezó a destacar en su nueva ubicación y le ganó la posición a Hugo Gastulo que tuvo que pasar a jugar de central y terminó dejando el club porque el porteño se adueñó del puesto. Con la llegada de José Ramos Delgado, el ex rosado creció mucho más y se quedó nueve años en el club con el que consiguió los títulos del 82, 85, 87 y 90.

Lateral también brilló con la selección.

FOTO: EDUARDO RAMIREZ / EL COMERCIO
Lateral también brilló con la selección. FOTO: EDUARDO RAMIREZ / EL COMERCIO

Rojas también disputó las eliminatorias para México 86 y fue capitán de la selección peruana que jugó la Copa América del 87 en Argentina. Luego pasaría a Cristal y siempre como lateral, volvió a dar otra vuelta olímpica en el 91. En este caso se puede decir que lo importante no es como empiezan las cosas sino como terminan, claro está que Leo Rojas le debe mucho a los gallos del administrador del Lolo Fernández.

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