Es conocido que, algunas veces, del reacciona mal frente a un rival que va a fuerte a la marca o le hace algún gesto. Esta vez no fue la excepción y casi se va a las manos con el volante zurdo del Everton, Gareth Barry, quien no fue leal a la hora de ir fuerte al choque.

Como era de esperarse, Diego Costa no soportó tal entrada y se quería pegarle. Pero eso no fue todo, el goleador con raíces brasileñas tuvo la intención de morder a Barry, pero antes de hacerlo, se dio cuenta que le podría costar caro la gracia.

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Pero, el árbitro vio toda la jugada y decidió amonestarlo con una amarilla. Previamente, ya tenía una y automáticamente fue expulsado del terreno de juego. Terminado el encuentro, los ‘blues’ cayeron por 2-0. No jugaron bien y esa fue la frustración que se trasladó a la cabeza de Costa.

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