BETO DA PINTA
El futbolista tiene un plus para ganar con las chicas. Están los carismáticos como ‘Vitito’ Reyes, ‘Chiquito’ Flores, ‘Chemo’ Ruiz o el brasileño Ronaldinho. Los ‘paganinis’ -que son mayoría- como Balotelli, Pogba o el brasileño Adriano por mencionar algunos. Pero también hay los ‘pepones’. Los que guiñan un ojo y pueden tener a la chica que quieran. Cristiano Ronaldo, Beckham, Kaká o, en su momento, los peruanos Franco Navarro, Juan Carlos Oblitas, ‘Toto’ Terry o Ramón Mifflin.
Hace poco, el joven Luiz 'Beto' Da Silva se metió entre los últimos mencionados. En el Sudamericano Sub-20 de Uruguay 2015, la ‘blanquirroja’ clasificó al Hexagonal final. ‘Beto’ tenía 18 años y demostraba ser un buen prospecto. El cuerpo técnico que dirigía el ‘Chino’ Rivera premió a los muchachos con una parrillada donde concentraban. Al día siguiente, el plantel tuvo libre y decidió salir a conocer Montevideo. Cuando abandonaron el hotel, alrededor de 10 chicas con cuerpos esbeltos, pinta de modelitos, sonrientes y coquetas ingresaron a la concentración.
A todos se les salieron los ojos. Una se acercó al administrador. “Hola, somos amigas de los pibes de la selección argentina... ¿Podés avisarle que estamos aquí?”, dijo una ‘mina’ más fuerte que ‘Milechi’ Figueroa. La ‘albiceleste’ compartía hotel con los peruanos y más de uno pensó en quedarse y no salir a caminar. Pero la orden ya estaba dada.
Luego de un par de horas volvieron a la concentración. La música sonaba a todo volumen en la zona de la piscina. Bulla, risas, chicas en hilo dental y los gauchos pasándola de lo lindo. Conversando con sus ‘amigas’, algunos fumando, otros tomando una cerveza. Beto da Silva recordó que Argentina nos había ganado en la primera fase y decidió cobrarse su ‘revancha’. Se quitó su camiseta y empezó a pasearse por el lugar. Su pinta y cuerpo atlético llamó la atención de inmediato en las chicas. Una belleza que estaba junto a Giovanni Simeone, hijo del ‘Cholo’ y figura de su selección, se derritió cuando el peruano le lanzó una mirada como diciéndole: ‘Ven con papi’.
Ella dejó al hijo del DT del Atlético de Madrid y se le acercó a Beto da Silva. El delantero inició la charla, empezó a tocarle las manos y cuando ya iba a pedirle su número telefónico, apareció el preparador físico Alfredo Bernal: “El paseo terminó hace media hora... ¡Sube a tu habitación!”. ‘Beto’ no se puso faltoso, aceptó el llamado y se despidió de la chica. Unos pasos más adelante bromeó con el popular ‘Maca’: “Profe’, si me dejan concentrar así, soy campeón de Sudamérica y luego del mundo”. Bernal sonrió y calmó sus hormonas: “Si quieres seguir ese ejemplo de los argentinos, no llegarás ni a campeón del Mundialito de El Porvenir”.
En el Hexagonal, Perú no tuvo buenos resultados. Quedó quinto y solo alcanzó un cupo a los Panamericanos de Toronto. Argentina fue campeón del torneo, nos volvió a ganar -esta vez con un 2-0- y ‘Gio’ Simeone fue el goleador del Sudamericano con 9 tantos. Cuando los peruanos estaban en el aeropuerto de regreso al país, se volvieron a cruzar con los argentinos. Los campeones tenían cara de haberse amanecido festejando. Simeone pasó por el lado de Beto da Silva y le guiñó un ojo. El atacante se le acercó a Bernal: “Qué le dije profe’, si nos dejaban concentrar como ellos, fácil campeonábamos...”. ‘Gio’ hoy triunfa en el Genoa de Italia y ‘Beto’ intenta jugar en el Gremio de Brasil. La ‘pinta’ no es todo en el fútbol.
EL PADRINO DE LEAO
Todos, alguna vez, hemos tenido un compañero que nos agarra cariño. No hay lazos de sangre, pero es como un hermano mayor. Alguien que está en el momento justo para enseñarnos, corregirnos, encaminarnos con su experiencia. A mediados de los 90, Leao Butrón era un muchachito que recién empezaba a ponerse los guantes en Sporting Cristal. En aquellos años, el uruguayo Julio César Balerio era el mejor arquero del torneo peruano. Con amplio currículum, bordeando casi los 40 abriles y apodado cariñosamente ‘El Viejo’. Butrón, con 19 años, fue promovido al primer equipo por Juan Carlos Oblitas y se decidió que compartiera habitación con el experimentado portero.
Para muchos, Balerio era un tipo de poco hablar, renegón y casi arisco. El primer contacto con Leao Butrón en el dormitorio no fue de los mejores: “No quiero bulla, duermo hasta las once y no desayuno, así que tú tampoco bajarás al comedor... Lo que se ve en la ‘tele’ lo decido yo y el aire acondicionado también. Si no te gusta, ahí está la salida”. El joven golero aceptó resignado. El ‘Viejo’ era tan quisquilloso que hasta el ruido a la hora de abrir un paquete de galletas lo fastidiaba. “Un día de estos lo paro de cabeza, ya me tiene h... con sus cosas”, dijo Butrón a los pocos días de concentrar juntos.
Pero pasaron los días y en la cancha la cosa fue diferente. Balerio se dio cuenta que el recién promovido tenía condiciones y poco a poco le fue enseñando los secretos del arco. Un día sorprendió a Leao Butrón viendo programas de entretenimiento y le llamó la atención: “Tienes que ver fútbol, analizar a los rivales, los que te van a atacar. Delanteros peruanos y extranjeros. Algún día los vas a enfrentar en Copa Libertadores o selección y tienes que saber achicar, mandar a tu defensa...”. La química fue creciendo y el ‘Viejo’ le agarró mucho cariño, tanto que lo vio como un hijo.
Pidió al ‘Ciego’ que Leao Butrón sea su suplente por encima de Carlos Marrou, luego le consiguió un aumento de sueldo y hasta lo defendió ante la directiva cuando el joven golero tuvo problemas de indisciplina. “El chico se puede equivocar, pero con él tienen arquero para varios años, así que no exageremos”, dijo una vez en su defensa. Butrón fue uno de los que más sintió el fallecimiento de Balerio en el 2013. Lo considera su maestro, amigo y mentor. Actualmente, Butrón tiene 40 años, sigue destacando en Alianza Lima y es uno de los mejores arqueros del Perú.