Valiente, ‘agrandado’, fresco. Tres características de un volante que se hizo respetar desde que pisó una cancha de fútbol. La historia de Antonio Gonzales es la de un chiquillo soñador de los arenales de Villa El Salvador, que demostró que cuando falta talla, sobra garra.
Debutaste en un clásico.
En realidad juego 15 minutos ante Sport Áncash y al siguiente arranco en Matute.
¿Cómo te avisó el profesor Nunes?
Él siempre me decía: ‘Prepárate que tu debut será en un partido especial’. Me lo comunicó un lunes, pero quien me ‘cargó’ fue Luis Guadalupe.
¿Por qué?
Me habló en el entrenamiento: ‘Las patadas que metes acá, la fuerza con que vas, las quiero ver este fin de semana’.
¿Te hincaba?
Todos esos días me llevaba a comer y repetía: ‘¿Puedo confiar en que no vas a aflojar?’.
¿Y ‘arrugaste’?
Empezando, disputé una dividida con el uruguayo Martín Ligüera y me lo llevé con todo justo a lado de la banca de Alianza.
¿Reaccionó?
Nada, pero sus compañeros empezaron a presionar al árbitro que me saque roja y yo les menté la madre a todos.
¿Ninguno te ‘parchó’?
El profe Gerardo Pelusso gritaba: ‘Bótelo, señor árbitro’.
Eran famosos tus duelos con Johnnier Montaño.
Lo tomaba de la camiseta, lo empujaba, le ponía la pierna y si la pelota estaba lejos, también me pegaba. ¿Y lo más sorprendente?
Dímelo.
Nunca se quejaba, tampoco hablaba. Se desesperaba, pero guardaba silencio. Quien se incomodaba era su esposa.
¿Cómo sabes?
Carlos Olascuaga, mi compañero de la ‘U', era enamorado de su hijastra.
¿Y te reveló algo?
Me contó que cuando la visitaba, antes de un clásico, ella comentaba: ‘Otra vez se va a enfrentar al cargoso de ‘Toño’ Gonzales'.
¿Recuerdas tu primera vez con el brazalete crema?
Fue ante Aurich en Chiclayo. Juan Reynoso era el técnico y se me acercó: ‘Oe hue... sales de capitán’.
¿Y tú?
Sorprendido pregunté: ¿Yo? y agregó: ‘Claro, no voy a ser yo. ¿O quieres que vuelva a jugar?
¿Donny Neyra comía mucho?
Concentrábamos juntos, dormíamos en la misma habitación y debajo de su colchón tenía una tienda.
¿De abarrotes o dulces?
Tenía hartos alfajores y gaseosas Fanta.
Para no creerlo...
Le pedía que bote eso y respondía: ‘Si lo hago, mañana no meto goles’. Lo gracioso es que al día siguiente era la figura.
¿Fuiste compañero del finadito Juan Pablo Vergara?
Nunca en Primera, pero de juveniles vivimos en el ‘Lolo Fernández’.
¿Cuéntame una anécdota?
Cuando se apagaban las luces del estadio, plan de 10 de la noche, sacaba unas máscaras de mostros y nos repartía a los casi 10 acuartelados allí.
¿Para qué?
Nos íbamos en mancha a asustar a las ‘Chicas malas’ que ‘chambeaban’ en el jirón Zepita.
¿Tuvieron problemas?
Una vez en pleno vacilón se aparecieron como 20 ‘pirañas’ y les paramos un rato el ‘macho’.
¿Y cómo siguió la historia?
Después aparecieron más y más y salimos ‘arrancados’. No agarraron a ninguno porque teníamos buen físico y corrimos más rápido.
Una última.
La vez que con Sport Rosario fui a Matute, la barra de Alianza me insultaba y les grité: ‘Alienten a su equipo, que se preocupan por mí’. No se olvidaban de mi paso por la ‘U'.
Un abrazo grande.
A ustedes por su tiempo para poder entrevistarme.