Todo empezó en el barrio de La Perla. El pequeño tenía condiciones para jugar al fútbol y su abuelo Lorenzo se encargó de llevarlo a todos lados para que cumpla su sueño. Hoy, Anthony Rosell, con 25 años, defiende la banda izquierda de Alianza Lima, vive un presente de sonrisas, aunque existió un tiempo de momentos duros.
Mi papá estuvo preso cuando yo tenía cinco años y salió cuando cumplí 16.
Iba a muchas academias y cuando me querían cobrar dejaba de ir.
Aliancista. Se me fue hace dos meses.
Que jugara en Alianza y lo cumplí.
Llevarlo al estadio. No le gustaba ir, pero este año estaba animado.
Claro. No solo las blanquiazules, también de los otros equipos donde he jugado.
Nada. Siempre digo que él es de los Rossel que tienen plata y yo de los misios, ja, ja, ja.
Cuando ocurrió el accidente, lo llamé y me respondió antes de que lo operen...
Me dijo que estaba bien, que lo iban a intervenir en instantes. Luego de eso falleció.
Un tipazo, divertido. Siempre mantenía al grupo alegre.
Le compré su Kia Río a Aldair Salazar.
Me recogía Hansell Riojas.
No me dejaba. Ahora me toca ‘jalar’ a los muchachos de la reserva o que recién están empezando y, obviamente, no les pido nada.
Mi esposa.
No salgo bien, aunque mi señora dice que son fotos lindas.
No, la conquisté cuando jugaba en Copa Perú.
Ella dejó su carrera de Administración para irse conmigo a vivir a Cutervo cuando defendía a Comerciantes Unidos.
Sí, eso me genera admiración.
Solo mis amigos. Llegué a Alianza y todo cambió, subió a miles de un momento a otro.
Lo hacemos dos veces al día y después, para complementarlo, hago otra por mi cuenta.
Es lo que todos queremos.
Son tiempos duros, si respetamos los protocolos y somos solidarios saldremos bien parados de esto.
Gracias al ‘Trome’ por la entrevista y saludos a todos los peruanos, que tengan mucha fe y fuerza.
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