A lo largo de las dos temporadas de “Luis Miguel, la serie”, nos han mostrado que ‘El Sol’ disfrutaba mucho de la vida nocturna, así que visitaba diversos antros para divertirse al lado de sus amigos, novias o la gente que lo admiraba por ser uno de los cantantes más importantes de México. Es así que en el tercer capítulo de la segunda temporada lo vimos al lado de ‘Paola Moreno’ en un local llamado el Bar-Bar.
Este recinto era uno de los más populares en los años 80 y 90, así que se convirtió en uno de los favoritos de Luis Miguel, ya que acudía constantemente por que también era el centro de reunión de diversas personalidades del ambiente artístico, deportivo y social de aquel entonces.
Este antro que esta ubicado sobre la avenida Insurgentes Sur en México, se le atribuyen muchas historias, unas más sombrías que otras, pero lo cierto es que el lugar es hasta la fecha uno de los centros nocturnos de la capital más recordados y con mayor historia en su haber.
Todo comenzó hace 37 años, concretamente en noviembre de 1984, con la visión empresarial de Simón Charaf quien se decidió a crear algo que fuera distinto a lo que ya existía: un video bar. En este lugar se pasarían los mejores videos de los artistas del momento. Así, El Bar-Bar, ubicado en Insurgentes Sur, fue además uno de los primeros sitios en manejar el concepto de club privado y reunir a tanta gente famosa.
Desde el inicio, este novedoso concepto acaparó el interés de los jóvenes de aquella época e inmediatamente se convirtió en el lugar predilecto de muchas personalidades del medio artístico, deportivo y de la sociedad mexicana.
Con el paso del tiempo, la fama del lugar empezó a crecer y entonces recibió a grandes celebridades como Carlos Slim Domit, Kate del Castillo, Anahí, Jorge El Burro Van Rankin, Karla Álvarez, Thalía, Bon Jovi, Diego Armando Maradona, Miguel Alemán Magnani, entre otros, fueron algunos de los que frecuentaban el lugar que la misma Madonna visitó en 1993.
La fama del bar y su reputación de ofrecer las mejores fiestas de la ciudad, derivadas de su concepto de “club privado”, se vieron ensombrecidas en 2010 cuando el futbolista Salvador Cabañas recibió un balazo en la cabeza en el baño de sus instalaciones, presuntamente por parte del “JJ”, una persona allegada al cártel de Arellano Félix.
Desde entonces el emblemático lugar que vio la luz en 1986 gracias a su propietario Simón Charaf cerró sus puertas llevándose consigo un lugar lleno de historias para no pocos integrantes del mundo de la fama. Aún pervive el local y la característica fachada con las letras gigantes de Bar bar en fibra de vidrio a unos pasos del Metrobús Olivo, donde quedan los restos del que fue el primer video-bar de la CDMX, característica que ayudó a construir su audiencia, que acudía a ver los partidos de fútbol y después se quedaban a pasar la noche con música de rock en español.
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