La telenovela “Pasión de gavilanes” no sólo es recordada por la historia de las hermanas Elizondo y los hermanos Reyes, sino también por todos los personajes que aparecieron en ella. Cómo olvidar a Rosita, una de las amigas inseparables de doña Gabriela, que se caracterizaba por llevar rumores de un lugar otro. Este papel fue interpretado por Margarita Amado, quien ha confesado hace poco que no la está pasando nada bien a causa de la pandemia.
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Y es que la actriz colombiana reveló que el coronavirus la dejó en bancarrota debido a que su carrera artística se ha paralizado y porque el negocio que regentaba hace varios años quebró.
En dialogo con el programa La Red de Caracol Televisión, ella indicó que hace tres años y medio venía administrando su jardín infantil, ubicado en una casa del barrio Niza en Bogotá, proyecto que había logrado concretar por mérito propio y que por desgracia se vino abajo por la llegada de la epidemia a suelo colombiano.
Su jardín contaba con 39 alumnos, pero con la pandemia se quedó sin éstos. “Fue terrible. Perdí el jardín porque los papitos empiezan a retirar a sus niños. Salieron los auxilios, aplicamos para tres, pero solo nos dieron uno. Se me fue de las manos el jardín, el sueño que tenía. Siempre he tratado de tener un negocio paralelo, porque aquí hay meses en que eres millonaria y meses en que eres mendiga; esta es una profesión que es así”, contó.
Amado, también narró que su crisis se agudizó aún más cuando el dueño de la casa donde estaban las instalaciones del jardín la sorprendió con una jugada horrible. Según contó, tras haber concertado con el propietario para entregarle el inmueble tres meses antes, llegado el día éste no aceptó aduciendo que primero tenía que arreglar varios desperfectos.
El tiempo pasaba y la actriz debía seguir pagando el arriendo lo que le generó la pérdida de casi todo su patrimonio. “Dios mío, yo qué voy a hacer, de dónde voy a sacar cuando ya lo había perdido todo, perdí mis ahorros”, dijo.
En medio del oscuro panorama, Margarita Amado se reinventó y le dio vuelta a su tragedia. Junto a sus hijas comenzó un negocio de venta de frutas, verduras, quesos, arepas, mantequilla, todo con entrega a domicilio. "No gano a montones, pero puedo sacar el mercado para mi casa.