La semana pasada, Kim Kardashian anunció por todo lo alto el lanzamiento de su nueva marca de ropa interior moldeadora. Esto no tendría nada de raro y no hubiera causado tanto ruido, si es que el emprendimiento de la socialité no llevaría por nombre Kimono Intimates.
La denominación desató una ola de críticas en diversas partes del mundo, en especial en el país nipón, donde la consideraron una falta de respeto a su cultura.
A pesar de que la influencer optó por llamar Kimono a su marca de fajas moldeadoras, debido a que comenzaba con Kim, su nombre, jamás imaginó que la respuesta negativa por parte de la gente se viralizaría tan rápido, por lo que decidió dar marcha atrás.
Para entender mejor la polémica generada en torno al nombre de la marca de ropa interior moldeadora de la celebrity, te contamos cómo se inició la controversia, el impacto en Japón y todo sobre este caso que hizo retroceder a una de las Kardashian.
Hace unos días, la esposa del rapero Kanye West daba a conocer su idea de negocio ante gran expectativa.
“Por fin puedo compartir con vosotros este proyecto que he desarrollado durante el último año. He sentido una inmensa pasión por esto desde hace 15 años. Kimono es mi apuesta en ropa moldeadora y la solución para las mujeres trabajadoras”, publicó en su cuenta de Instagram.
Acompañado del texto, mostraba las fajas moldeadoras en nueve colores y en tallas desde la XXS hasta las 4XL. “Siempre he cortado la ropa interior para darle un estilo propio y muchas veces me ha pasado que no podía encontrar prendas moldeadoras que encajaran con mi tono de piel, así que necesitábamos una solución”.
Tras anunciar el nombre de su nuevo emprendimiento, las críticas surgieron de inmediato en las redes sociales, en especial desde Japón. Incluso el mismo alcalde de Kioto, Daisaku Kadokawa, pidió en una carta a Kim Kardashian que “reconsidere su decisión de utilizar el nombre de Kimono para su marca”.
“El kimono es un vestido tradicional étnico fomentado por la riqueza de nuestra historia y de nuestra naturaleza. Nos preocupa que se difunda una mala interpretación del kimono, pues la señora Kardashian es una poderosa influencer”, señaló Mai Saka, responsable de Artes Tradicionales en el ayuntamiento de Kioto a la agencia France Press.
Pero esto no queda ahí, las autoridades japonesas decidieron enviar a trabajadores de la oficina de patentes a Estados Unidos, donde la estrella de televisión registró las marcas Kimono Body, Kimono Intimates y Kimono World para discutir acerca del tema y su cambio de denominación.
Las redes sociales, en especial Twitter, arremetieron contra la socialité por haber registrado Kimono como su marca y para hacer notar su molestia viralizaron el hashtag #KimOhNo.
“Guau, @KimKardashian. ¡Gracias por la carnicería de la cultura japonesa! Mi cultura no es un juguete tuyo. No tienes ningún respeto por nadie que no sea de tu familia, ¿cierto? En los 15 años de desarrollo de este proyecto, ¿no encontraste ningún asesor cultural? #KimOhNo #apropiacióncultural”, se lee en uno de los tuits.
Algunos temen lo peor y es que piensan que la palabra “kimono” pueda asociarse con Kardashian y no con Japón. “Me parece que ella tiene muchísima influencia en la cultura popular. Me temo que la gente acabe pensando en la palabra kimono como su marca”, dijo a BBC la japonesa Yuka Ohishi.
Ante los cuestionamientos, la celebrity decidió este lunes dar marcha atrás y ya no llamará Kimono a su marca de ropa interior y le cambiará de nombre.
“Después de una cuidadosa reflexión, lanzaré mi marca de ropa interior modeladora con un nuevo nombre. Siempre estoy escuchando, aprendiendo y creciendo, así que aprecio la pasión y las diferentes perspectivas que las personas me brindan. Mis marcas y productos se construyen con la inclusión y la diversidad como base”, escribió en su perfil de Instagram.
Pese a que Kim Kardashian desistió de poner Kimono a su nueva marca de ropa interior, los ánimos aún no están calmados en el país nipón y las autoridades anunciaron que harán seguimiento al tema. Así lo anunció en conferencia de prensa el ministro de Comercio de Japón, Hiroshige Seko.