La británica Florence Pugh está muy por encima de sus compañeros de reparto y de la misma película en “Don’t Worry Darling”, el segundo largometraje dirigido por la actriz Olivia Wilde, presentado este lunes, fuera de competición, en la Mostra de Venecia.
Pugh, ausente de la rueda de prensa por estar rodando la segunda parte de “Dune”, es lo mejor de una película que se desarrolla en una ciudad construida en medio del desierto, “inspirada desgraciadamente en muchas experiencias reales de nuestra historia”, señaló Wilde, que citó por ejemplo “The Manhattan Project”.
En aquel proyecto, el gobierno estadounidense creó casi ciudades enteras -aisladas e incomunicadas- para alojar a los trabajadores que estaban desarrollando las primeras armas nucleares. Y de ahí sale una idea central del filme: las mujeres de los ingenieros no pueden preguntar ni saber nada.
Porque “Don’t Worry Darling” explora la vida de un grupo de mujeres cuyos maridos trabajan en algún tipo de proyecto secreto mientras ellas se dedican a tener las casas perfectas, preparar la comida y desarrollar relaciones endogámicas.
Todo en una comunidad de los años cincuenta, recreada con un gran preciosismo estético y en el que la directora trabajó mucho tratando de emular la arquitectura y la iconografía de los años cincuenta y sesenta.
“Todo es una metáfora porque la paradoja de Victory (el nombre del proyecto y de la ciudad) es que todo parece maravilloso, pero en realidad es siniestro”, resaltó la realizadora, que precisó que tanto ella como la guionista, Katie Silberman, estaban muy interesadas en “esa nostalgia que tiene parte de la población americana y el concepto de ‘hacer a Estados Unidos grande de nuevo’”.
Un filme sobre el poder y el abuso de poder en el que Pugh interpreta a Alice, una perfecta ama de casa que solo vive por y para su marido, Jack (Harry Styles), que trabaja para Frank (Chirs Pine), el líder de una empresa que más bien parece una secta.
“Creo que ha sido divertido actuar en ese mundo supuestamente perfecto e interpretar a un farsante”, señaló un tenso Styles, que repitió la palabra ‘divertido’ en una treintena de ocasiones.
El actor y cantante y Olivia Wilde -que comenzaron una relación durante el rodaje del filme- no posaron juntos ante los fotógrafos y se sentaron en polos opuestos de la mesa de la rueda de prensa, cuando lo habitual es que los protagonistas se sitúen al lado del director.
En medio, Chris Pine, que habló de la lucha de los seres humanos contra el caos, que es algo que está presente en la realidad -”todos luchamos para tratar de controlar lo que es por naturaleza nuestro entorno caótico- y en un filme que parece una mezcla de “The Truman Show” y la serie “WandaVision”.
“El caos es destructivo y el control es la perfección. La película trata de sugerir que si intentamos controlar a la gente no va a funcionar porque no está en la naturaleza humana”, explicó Wilde, que considera que el filme es atemporal aunque se desarrolle en los cincuenta.
“No ha habido un momento en la historia en el que el control de la gente no haya sido un tema relevante”, agregó la realizadora, que espera que “Don’t Worry Darling” “provoque conversaciones”.
Y hay un tema que preocupa especialmente a la directora, el control de las mujeres, un tema del que habló mucho con el resto de las mujeres que han participado en la película, sobre su papel en el sistema patriarcal.
“No he querido simplificar esta parábola feminista (...), quiero ser provocadora” pero “sin olvidar el lado de entretenimiento” y lanzando un mensaje para que los espectadores “se sientan inspirados por esta heroína que es Alice”.
Con información de EFE