Han pasado más de 20 años desde que Yo soy Betty, la fea llegó a las pantallas, aunque hoy podemos revivir las aventuras de Beatriz Pinzón, don Armando y el ‘Cuartel de las Feas’ gracia a su llegada a Netflix.
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Yo soy Betty, la fea es la telenovela colombiana más exitosa de las últimas dos décadas. De hecho, la ficción marcó a toda una generación, a partir de la historia de Beatriz Pinzón Solano, una mujer real que ingresa a la industria de la moda y belleza, donde a pesar de que todo se califica por la apariencia, logra hacer la diferencia por su inteligencia. Su persistencia por hacer las cosas correctas y conquistar a su jefe tiene un final feliz, cuando los protagonistas se casan y tienen una hija.
Y Betty es Ana María Orozco, la actriz colombiana que interpretó el querido personaje y a quien en la actualidad es imposible desvincularla. Veinte años después, el personaje aún la persigue. Y ahora que ha regreso a las pantallas, las miradas se han vuelto hacia ella.
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Si bien la historia se centra en Beatriz Pinzón y el amor que siente por su jefe en Ecomoda, Armando Mendoza, pocos saben que en realidad la protagonista tenía un romance en el set de grabación con quien nadie se lo imaginaría. ¿De quién se trata? A continuación más detalles.
La actriz colombiana tenía en la vida real una relación amorosa con Julián Arango, quien hacía del diseñador Hugo Lombardi. En la ficción eran enemigos, pero en la vida real, los actores vivieron una intensa historia de amor que inició en 1998, cuando participaban en “Perro amor”, donde rápidamente se enamoraron.
El amor los llevó al altar, en 1999, un año después de haber iniciado la relación, se casaron en una ceremonia sencilla a la que fueron solo familiares y los amigos más cercanos de la pareja. De ello hay una fotografía que cuando se hizo pública sorprendió a más de uno.
El matrimonio no duró mucho tiempo. Solo seis meses después de darse el sí, se separaron y los rumores indicaron que se debió a un supuesto engaño de la actriz, quien de acuerdo a los medios especializados de Colombia, se había enamorado de un camarógrafo.
Para sorpresa de propios y extraños, luego del divorcio, Ana María Orozco y Julián Arango tuvieron que trabajar juntos por dos años, que fue lo que duró “Yo soy Betty, la fea” al aire.
La telenovela se llegó a convertir en parte de un fenómeno de la cultura pop. Sin embargo, con los altos niveles de audiencia no solo llegaron las satisfacciones, también varios sacrificios. Ana María Orozco recuerda que pasaban 18 horas en el set de grabación y que, pese a que muchos pensaban que ella y el elenco se hacían millonarios con el éxito de la telenovela, era el canal que finalmente se enriquecía.
La actriz no estaba contenta con el trato y comenzó a quejarse. Pero la tensión creció cuando venció su contrato en plena grabación y el canal discutía su renovación. Por ello, Orozco no se presentó al set de grabación durante dos días debido a que sus abogados estaban en medio de la negociación de su contrato.
Esto hizo pensar que la actriz abandonaría el papel que tanta fama le dio, pero a los días siguientes confirmó que “nunca había tenido intención de dejar botado el trabajo que le ha dado las más grandes satisfacciones”. Ante el rotundo éxito, el canal dio la orden de alargar la telenovela y decidió hacer contratos mensuales.
La telenovela continuó con el éxito que ya todos conocemos; aunque luego de ello, la actriz decidió dejas su país y adoptar como patria a Argentina.
En otro momento, Orozco dio a conocer que ya no reciben las regalías por la novela debido a que solo los respalda la ley de derechos de intérprete, y esta no contempla todas las adaptaciones que a nivel mundial llegaron a realizarse de “Yo soy Betty, la fea”.
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