Edwin Luna es uno de los cantantes mexicanos que gracias a haber apostado por la música regional de su país ha logrado ganar reconocimiento en varios países. Esta incursión en el panorama musical, reveló que se lo debe a su padre Miguel Luna, quien fue su inspiración y, además, admiraba por su formidable carrera artística.
Inició su carrera musical a los 15 años, se unió a varias agrupaciones juveniles, pero fue a los 17 que llegó a hacerse conocido y requerido por otros grupos musicales, como la Banda Don Arsenio en Cadereyta Jiménez, Nuevo León; o la Banda Sinaloa. En 2010, lanzó un nuevo proyecto al que finalmente llamó Banda La Trakalosa de Monterrey.
Desde entonces, Edwin Luna y la Trakalosa de Monterrey no ha parado de cosechar triunfos. Conciertos, discos y entrevistas, posicionan al cantante en un referente del género Regional Mexicano.
Pero no todo ha sido fácil para Luna. El cantante se vio envuelto en un gran escándalo cuando se divorció de su esposa Alma Cero e inició una relación con Kimbery Flores, una modelo y bailarina de Guatemala, con quien tiene tres hijos: Gianna, Dasha y Miguel. Además, en agosto de 2018 falleció su padre.
Pese a los problemas personales por lo que ha pasado y la fama que ha logrado con esfuerzo y dedicación, Luna no olvida nunca de dónde vino. Así lo dejó claro durante una entrevista para el programa “Venga la alegría”, donde confesó cómo fueron sus inicios en la música y la conmovedora promesa que le hizo a su madre.
El líder de La Trakalosa de Monterrey confesó que desde pequeño tuvo que ayudarle a su mamá con los gastos de la casa luego que se divorciara de su padre, por lo que ella tuvo que trabajar para sacar adelante a sus hijos.
“Mi madre me enseñó a trabajar con ella, trabajábamos en los mercados rodantes, yo salí de la primaria y era irte al mercado con ella (su mamá) a vender ropa y estar gritando llévele, llévele”, confesó el cantante.
En otro momento recordó que fue su madre quien le enseñó a trabajar desde pequeño, de quien además recibía consejos, siendo uno de ellos que vendiera algo que a él le gustara. “Mi madre me enseñó a trabajar con ella, íbamos a los mercados rodantes a vender ropa y gritando llévele, llévele. Ella me decía necesito que tú vendas algo que te llame la atención a ti, entonces yo le decía pues juguetes, y empezó a comprarme”, señaló.
Asimismo, Luna comentó que en una ocasión uno de los compañeros de su mamá le pidió que cantara y él aceptó con la condición de que le diera un juguete, pero su hermana le aconsejó que mejor cobrara por cantar. Fue así que comenzó a interpretar temas para ganar dinero y comprar sus juguetes.
Esta actividad le provocó un fuerte regaño de su madre, quien se enojó y hasta le reclamó a la persona que lo invitó a cantar, entonces, un consejo de su hermana cambió su destino: “Mi hermana me dijo: ‘si a mi mamá no le gusta que te regalen juguetes, pues cobra las canciones’. Me iba cantando por todos los puestos o al público que anduviera caminando me escuchaba cantar una canción y me daba dinero”.
Entonces Luna entendió desde pequeño que debía valorar las cosas y que si quería comprar un juguete, tenía que cantar cinco o diez canciones y sacrificar algo de su tiempo.