El conocido actor Edward James Olmos y su perro labrador Moe son las caras de una campaña para advertir a la gente que los perros y gatos pueden asustarse e incluso morir debido a los fuegos artificiales de las fiestas de Año Nuevo.
Los dos aparecen en un vídeo publicado por la organización PETA Latino con motivo de unas fiestas que en muchos lugares no se conciben sin pirotecnia.
“Los fuegos artificiales, petardos y disparos suenan como bombas para los animales”, dice Olmos en un mensaje en el que queda claro que lo que para los humanos es divertido puede no serlo para sus mascotas, que tienen una capacidad auditiva muy superior, por lo que los sonidos de cohetes y tracas se amplifican.
El actor subraya que muchos perros y gastos se asustan y huyen aterrorizados y a veces terminan lastimados o perdidos. Personas para el Trato Etico de los Animales (PETA) ahonda en el problema en un comunicado con motivo de la llegada de las fiestas de Año Nuevo.
“Cuando los animales escuchan estas explosiones, muchos de ellos entran en pánico y saltan vallas, rompen cadenas o incluso rompen y atraviesan ventanas al intentar escapar de estos aterradores ruidos. Los fuegos artificiales también provocan que los animales silvestres huyan en dirección a las carreteras y edificios o abandonen sus nidos”, señala la organización de defensa de los animales.
PETA Latino recomienda proteger a los animales tomando precauciones como mantener perros y gatos dentro de casa y nunca dejarlos atados o encerrados afuera, ya que “pueden ahorcarse si saltan una cerca mientras intentan huir del ruido”.
Otra recomendación es no llevar a los animales a ver exhibiciones de fuegos artificiales y quedarse con ellos en casa si cerca de nuestros hogares va a haber espectáculos pirotécnicos.
Dentro de la casa se deben cerrar ventanas y cortinas y usar ventiladores o prender la televisión o una radio sintonizada en una estación de música clásica para aminorar el ruido de los cohetes. PETA Latino recomienda también llevar a los perros a dar un largo paseo o a correr por la noche antes de que comiencen los fuegos artificiales para ayudarlos a cansarse.