Todos recordarán al millonario Huicho Domínguez, protagonista de la telenovela “El Premio Mayor”, papel que fue interpretado por el actor Carlos Bonavides, quien pese a su gran popularidad tuvo que hacer frente a una cruda realidad en su vida personal. Se trata de las adicciones al alcohol y drogas a las que tuvo que enfrentar fuera de los reflectores y de los estudios de grabación.
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El actor quien reconoció haber estado inmerso en el mundo del alcohol y las drogas confesó en una entrevista con Talina Fernández del programa “Sale el sol”, que toda esa situación trajo consigo una serie de consecuencias como el gran sufrimiento que le causó a su propia madre.
“(Hice) sufrir mucho a mi madre y sufrí mucho, pero afortunadamente encontré el amor y me di cuenta del amor que me había dado mi madre siempre. Ella fue un escudo, su muerte fue y es para mí un dolor inquebrantable, pero también un alivio espiritual, porque mi mamá era mágica”, indicó.
Bonadies recuerda con nostalgia que tuvo unos padres a los cuales califica de “mágicos” por su manera de pensar, su forma de ilusionar y de ver la vida de manera positiva. Esto -señala- le ayudó a dejar el alcohol y la drogadicción.
“Ya la heroína y la cocaína la usé grande, pero empecé a tomar muy chico, de 14 años, y tomé toda mi vida. Después las drogas llegaron a mi vida y, cuando me hice famoso como Huicho, ese ladrillo me volvió loco, me transformó”, anotó.
Además, haciendo referencia al personaje que interpretó (Huicho), sostiene que un hombre no es el que tiene muchas mujeres, ni el que pelea o el que toma, pues, el verdadero hombre es la persona que se quiere y sabe donde debe estar.
“Toda la vida no me quise, era un cobarde; fui el hombre más mediocre y el peor de todos. Y ahora dirás que estoy loco, pero lucho por la santidad”, precisa.
El apoyo incondicional de su esposa fue otro de los factores que lo salvaron de los vicios. Uno de estos episodios que recuerda fue cuando su mujer habló con él antes de la llegada de su hijo y le preguntó cuál sería la vida que les esperaría frente ante esta situación.
“Lloré mucho. Donde he llorado más es cuando mi hijo nació; cuando iba a nacer, mi mujer me dijo: ‘¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos a pedir limosna, andar en la calle, o te vas a levantar como un hombre?”, señaló.
Pero ante todo lo malo que le generó el vicio, el actor también destacó algo positivo de todo esto y que ahora sirve como enseñanza para los más jóvenes, pues, considera que ahora las adicciones son su “escudo”, porque a partir de lo que tuvo que vivió puede contar su experiencia a los jóvenes con los que va de visita a las cárceles, argumentando que las adicciones “no sólo son alcohol. Son dolorosas y no llevan a nada”.