‘El eterno postulante’ (Caja Negra, 2019) del escritor y periodista Víctor Liza transita entre lo urbano, existencial y cotidiano. En los cuentos, los quiebres son imperceptibles como, por ejemplo, una carta a los suicidas; una oda a un arroz chaufa desagradable o el practicante de periodismo que se estrella con la realidad al conocer cómo se maneja una diario.
Aunque Liza ya había explorado, en cierta manera, esto en su primer libro ‘Pisa, pie derecho’ que narra todo lo que ocurre en una combi, esta vez rastrea lo superficial y mundano, una realidad que nos rodea diariamente y muchas veces no lo percibimos como tal; allí es donde el escritor pone el ojo.
El cuento que da título al libro es sobre periodistas.
Es un periodista soñador que cree que puede cambiar el mundo. En cierta manera, es mi primera experiencia en el periodismo, pero hay bastante ficción.
¿Qué opinas del periodismo actual?
Creo que pasa por algunos problemas en cuanto a la calidad de información salvo algunas excepciones, sobre todo, en el periodismo de investigación como IDL-Reporteros, Convoca, Ojo Público y algunas más. En Internet abundan las fake news. Si queremos mejorar el periodismo habría que invertir en buscar una noticia de manera tradicional. Si ahora tenemos las herramientas tecnológicas hay que aprovecharlas para tener profundidad. Creo que por eso los lectores se sienten decepcionados. Si hay periodismo online y quieres que se pague, tiene que ser un contenido que valga la pena.
En ‘Siempre contigo’ hay una indirecta a los bancos.
Es una catarsis. Sobre todo cómo se comportan con los clientes. Hace poco vi una comparación sobre los intereses que cobran por mantener el dinero y los intereses que nos ofrecen son poquitos. Hay una crítica a las empresas bancarias: te ofrecen créditos, te bombardean con llamadas telefónicas que no ayudan a tener clientes, es un acoso.
‘La fundición del APRA’ es una crítica muy ácida al partido de la estrella.
Escribo sobre la situación del APRA, no solamente en términos de corrupción, sino en el discurso moral de ahora. Cuando estudié en la Universidad Villarreal conocí bastante de este tema.
También hay cuentos criticando a la sociedad y a la política peruana como ‘Servicios higiénicos’, por ejemplo.
La política es el resultado de cómo es la sociedad. A veces nos quejamos de los postulantes al Congreso de la República, pero en el ámbito universitario, barrial y ciudadano hay mucha gente que es así, quienes producen esta clase de políticos que tenemos ahora. Algunos cuentos están enfocados sobre cómo funciona la sociedad peruana. Por ejemplo, no todos podemos ser emprendedores o ganadores en la vida. Existe la contraparte: los deprimidos.
Me hiciste acordar un párrafo del cuento ‘Si te vas a suicidar’: “Si te vas a suicidar supongo que lo has pensando bien. Eso de decir que suicidarse es para cobardes no es tan acertado. Hay cierta valentía en ese acto de autoeliminarse”.
Lo escribí pensando en una amiga que estaba muy deprimida hace años, felizmente nunca se lo mandé ni tampoco se ha suicidado porque parece que superó su problema, pero quedó el relato.
‘Pisa, pie derecho’ y ‘El eterno postulante, ¿se viene algo más?
Estoy cocinando una novela. Espero comenzar a escribirla pronto. Es un propósito de pasar del cuento a la novela; es una misión escribir una novela.
Antes de la entrevista me dijiste que era muy pretencioso decir que hay algunos microrrelatos, pero te puedo mencionar un par como ‘Chaufa al chaufa’ o ‘Memoria perdida’.
Sí, son intentos de microrrelatos. Yo tenía un poco de prejuicio con los microrrelatos. Quería escribir cuentos más largos, pero me gustó cómo quedó. Posteriormente he comprobado que hay muchos escritores que incursionan en microrrelatos como Ricardo Sumalavia, quien es un maestro escribiendo. Es una posibilidad que publique este tipo de género más adelante. Un escritor no debería amoldarse a un género literario.
Quien sale en la portada de ‘El eterno postulante’ es tu padre, incluso le dedicaste el libro (“A mi papá, que me enseñó a saber perder”), ¿por qué te animaste a ponerlo?
Siempre he visto esa foto en la casa de mis padres. Hace juego con el título del libro, sin embargo, no tiene nada que ver el libro con la portada. No hay ningún cuento sobre mi padre, pero trato de jugar un poco con la idea de ‘El eterno postulante’, generando una incógnita. Quería reconocer a mi padre, quien ha hecho muchas cosas por la familia, pero también en la vida no podemos lograrlo todo. La realidad es dura.