Venezuela en crisis. Seguidores del gobierno de Nicolás Maduro hirieron este miércoles a cinco diputados al irrumpir violentamente en la sede del Parlamento controlado por la oposición. Tres de ellos quedaron bañados en sangre.
Con palos y tubos, decenas de personas, algunas encapuchadas, forzaron los portones del Palacio Legislativo, donde se celebraba una sesión solemne por el Día de la independencia, y detonaron en los jardines y pasillos bombas de estruendo, desatando caos y pánico. Al menos tres estaban armados, según testimonio de periodistas.
En medio del humo de los explosivos, los oficialistas golpearon a los diputados y a otros funcionarios, y obligaron a periodistas a bajar sus cámaras y abandonar el sitio, sin que en un principio fueran contenidos por la guardia nacional.
Los diputados Américo de Grazia, Nora Bracho, Armando Armas, Luis Carlos Padilla y Leonardo Regnault fueron impactados fuertemente -tres de ellos en la cabeza- y trasladados a un centro médico. Manchas de sangre quedaron en las paredes y algunos legisladores tenían las ropas rasgadas.
De Grazia sufrió convulsiones y las heridas más graves. "Esto no duele más que ver todos los días cómo perdemos el país", declaró a la prensa Armas, al subir a una ambulancia con vendas ensangrentadas en la cabeza.
El país vive una alta tensión por protestas opositoras que dejan 91 muertos en más de tres meses y que exigen la salida del presidente Nicolás Maduro. Todo agravado por una devastadora crisis económica y una inflación disparada en el país con las mayores reservas petroleras del mundo.
"No nos vamos a intimidar con estos actos de violencia. Aquí nadie se rinde contra esta dictadura. No nos vamos a calar (soportar) una Constituyente comunista", dijo el vicepresidente legislativo, Freddy Guevara.
En tanto, Nicolás Maduro condenó hoy "absolutamente" los hechos y pidió abrir una investigación para que "se haga justicia".
"Condeno absolutamente estos hechos, hasta donde los conozco. No voy a ser nunca cómplice de ningún hecho de violencia", dijo Maduro sin admitir que quienes entraron al Legislativo fueran seguidores suyos.