Once personas murieron y 36 más resultaron heridas en un ataque con un auto bomba contra un autocar que trasladaba a agentes antimotines durante la hora punta de la mañana del martes en Estambul, en Turquía.
Entre los fallecidos hay siete policías y cuatro civiles, explicó el gobernador de Estambul, Vasip Sahin, hablando desde el lugar de la explosión, en el distrito de Beyazit. Al menos tres de los heridos tienen un pronóstico crítico. Hay cuatro personas detenidas.
La deflagración fue causada por una bomba colocada en el interior de un auto que se activó al paso del vehículo policial, explicó Sahin.
El autocar volcó por la fuerza de la explosión, que también provocó daños en edificios cercanos, entre ellos un hotel con la entrada destrozada y los cristales de las ventanas rotos. Varios autos sufrieron también daños. Los vidrios de la popular mezquita de mezquita Sehzadebasi, una construcción otomana del siglo XVI, también se vieron afectados.
La explosión tuvo lugar en una concurrida intersección cerca de un edificio de la Universidad de Estambul, obligando a la institución a cancelar exámenes.
El presidente Recep Tayyip Erdogan visitó a algunos de los heridos en el hospital Haseki de Estambul, donde dos personas fueron operadas, y dijo que Turquía seguirá adelante con su lucha contra el terrorismo.
“Estos (ataques) se están llevando a cabo contra personas que tienen el deber de garantizar la seguridad de nuestro pueblo. Esto no puede ser indultado o perdonado. Vamos a continuar nuestra lucha contra los terroristas sin descanso hasta el final”, dijo a reporteros en el exterior del centro.
El ministro de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, condenó el ataque, que se produjo en el segundo día del mes sagrado musulmán, el Ramadán.
Ningún grupo reivindicó de inmediato la autoría del atentado y Sahin no realizó comentarios sobre quien podría estar detrás del ataque. Las autoridades de Turquía impusieron un bloqueo informativo que impide a los medios informar sobre los detalles de la investigación.
El ataque del martes fue el cuarto atentado más grave de los registrados en Estambul en lo que va de año. Dos de ellos tenían como objetivo a turistas y otros dos a las fuerzas de seguridad. El repunte de la violencia provocó una fuerte caída del turismo, uno de los pilares de la economía turca.
Los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Curdistán (PKK) atacan objetivos miliares y de la policía desde el pasado julio, cuando se rompió el frágil alto el fuego con el estado. Además, se ha culpado al grupo extremista Estado Islámico de una serie de ataques letales en el país.
Se cree que 500 agentes de seguridad turcos fallecieron en ataques o en conflicto con rebeldes curdos, según el ejército, que dice haber matado a 4.900 insurgentes del PKK en operaciones en Turquía y el norte de Irak, donde el grupo tiene uno de sus principales feudos. Aviones turcos sueles bombardear bases del PKK en el norte de Irak.
El acceso limitado a las zonas en conflicto en el sureste del país complica la verificación de la cifra de víctimas mortales.
El PKK lucha por la autonomía de los curdos turcos en el sur del país en una insurgencia contra el estado turco que dura ya varias décadas y se ha cobrado la vida de unas 40.000 personas. El grupo es considerado una organización terrorista por Turquía y sus aliados.
El mes pasado, ocho personas sufrieron heridas en Estambul por la explosión de un auto bomba similar, también al paso de un vehículo militar.
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— Diario Trome (@tromepe) 7 de junio de 2016