
Por ningún motivo aceptes esa falta de respeto. Cada vez se escuchan más historias de madres que son agredidas física o verbalmente por sus hijos adolescentes. Y lo lamentable es que muchas callan por miedo o por sentimientos de culpa, y eso refuerza el ciclo. Pero, ¿qué está fallando en el hogar o en la crianza para que esto ocurra?
El psicólogo y psicoterapeuta Walter Hinojosa advierte que estos casos no aparecen de la nada: “Cuando un hijo le levanta la mano a su madre hay una historia de abandono emocional, falta de límites o violencia aprendida que no se atendió a tiempo. No se trata solo de corregir al hijo, sino de sanar el entorno familiar”, indica.

Qué hacer
1. NO NORMALICES LA VIOLENCIA. Una cachetada o un grito no son cosas que ‘pasan en todas las familias’. Hay que ponerles freno.
2. BUSCA AYUDA PROFESIONAL. Los psicólogos y familiares pueden ayudar a identificar la raíz del conflicto y trabajar en soluciones.
3. HABLA SIN MIEDO. Las madres también tienen derecho a poner límites y pedir respeto.
4. FOMENTA EL RESPETO DESDE LA INFANCIA. Enseñar con el ejemplo es clave: si hay insultos o golpes entre adultos, los hijos los imitan.
5. NO JUSTIFIQUES. La adolescencia o el estrés no deben ser excusas para maltratar.
Datito
Las causas pueden ir desde una crianza permisiva, carencia afectiva o modelos violentos en casa, hasta problemas psicológicos no tratados.
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