Desde el 13 de noviembre de 2017, la vida de la periodista Tatiana Palla es un infierno. Esa fue la fecha en la denunció a su pareja  César Lezama tras encontrar más de 200 videos deen su computadora. En las grabaciones y fotos aparecen niñas entre las edades de cinco y diez años.  

César Lezama fue detenido por la Policía, pero increíblemente las autoridades dejaron libre al sujeto y sólo le dieron una pena de cuatro años de prisión suspendida. En una reportaje de Cuarto Poder, la también activista denuncia que los funcionarios ni siquiera investigaron qué ocurrió con las menores que aparecían en esos videos. 

El día de la captura del sujeto, la Policía expuso a la denunciante mostrando la dirección de su casa en una publicación sobre el caso realizada en  la página de la institución en Facebook. La periodista tiene razones para temer por su vida pues tras la denuncia el sujeto merodea por los alrededores de la vivienda. 

César Lezama, quien usa el nombre de Emir el Rojo en Facebook, utilizó el activismo feminista para encaletar sus perversas prácticas. La denunciante conoció al sujeto en una de las reuniones de activismo feminista a las que asistía.

La denunciante tuvo que recurrir a los medios y a la congresista Indira Huilca para que el sujeto reciba una justa condena. "La pena que correspondió como mínimo debió ser diez años porque estabamos ante un caso de menores como establece el artículo 183a del código penal", precisó Renzo Vinelli, el abogado de la periodista a Cuarto Poder.

César Lezama no reconoce la gravedad del delito en el que incurrió y considera que sólo es una estupidez. "Es horrible lo que me ha pasado y me siento arrepentido", respondió el sujeto al reportaje de Cuarto Poder. Él se acogió a la terminación anticipada, es decir, se declaró culpable y sólo recibió una condena de cuatro años de prisión suspendida.

Es un peligro que César Lezama esté libre porque trabaja con niños. El sujeto fue maestro de artes marciales en seis colegios de San Juan de Lurigancho. "Hago el caso público porque no puede estar normalizado que los hombres consuman y circulen sin remordimiento material de pornografía infantil, como si no se tratara de videos en los que niñas y niños de carne y hueso son violados y explotados para su placer. Dejen de mirar al costado cuando esas grabaciones llegan a sus gloriosos chats de porno grupal. Mas bien, mírense al espejo. Asúmanlo como el maldito problema que es", escribió la denunciante en su Facebook un día después de que el caso se hiciera público en Cuarto Poder.

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