POR: MIGUEL RAMÍREZ / Periodista de investigación
El crimen de la niña Jimenita –violada, asesinada y luego quemada por el depravado César Augusto Alva Mendoza- despertó la indignación y el estupor de todo el país. No es la primera vez que ocurre. Pero ahora, con más elocuencia, los politiqueros prometen que cambiarán la ley y también piden la pena de muerte, a sabiendas que eso no es posible ni tampoco tiene eficacia.
Hasta la premier Mercedes Aráoz, en una sobresaliente actuación para la foto, se puso a llorar a mares abrazada con la madre de la pequeña. Solo se veía la cara de ella y no la de la mamá.
El presidente de la Corte Suprema, Duberlí Rodríguez, tampoco se quedó atrás. Dijo públicamente: “En el 2017, la Corte Suprema ratificó 406 condenas de delitos sexuales y 60 condenas perpetuas. En el Poder Judicial no hay una acción blanda ni trabajamos con impunidad”.
Sin embargo, la acuciosa periodista Laura Grados –del blog político Útero.pe- lo desmintió con un misil: difundió resoluciones judiciales emitidas por él mismo y otros vocales supremos que favorecieron a acusados de violación a menores.
Para empezar, Rodríguez y cuatro vocales supremos fueron investigados por el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) por absolver a la dueña de un bar de Madre de Dios, que explotaba sexual y laboralmente a una menor de 14 años. La hacía ‘trabajar’ todos los días, durante 13 horas, como dama de compañía y bebiendo licor.
En su fallo, Duberlí y los otros magistrados
–entre ellos el exvocal supremo Javier Villa Stein– dijeron que “beber con los clientes sin tener que realizar otra actividad, no se presenta como una labor que va a agotar la fuerza de la trabajadora”.
Pero para el cuestionado CNM ese fallo estuvo bien, y archivó el caso el mes pasado.
El año 2014, una sala superior condenó a cuatro años, pero en libertad, a un sujeto que había violado a su prima hermana de 13 años. El fiscal indignado apeló. El caso llegó a la sala de Duberlí. El fallo también fue alucinante: resolvió que el violador siguiera en libertad, porque ‘una pena efectiva resultaría perjudicial’.
Los controvertidos fallos judiciales son indignantes. El año 2004, una sala suprema anuló la sentencia de 10 años de cárcel impuesta a Jesús Quispe Amachi, por violar en seis oportunidades a una adolescente de 13 años. Los vocales supremos dijeron que el procesado había crecido en un entorno en el que era normal ‘mantener relaciones sexuales con los menores’. Entre los magistrados estaban –otra vez– Villa Stein y Robinson Gonzales, hoy preso por corrupción.
Mañana los politiqueros ya se olvidarán de Jimenita. “No se puede ver todo, ya hay una agenda”, dijo Luis Galarreta, el presidente del Congreso, cuando se le pidió debatir aumentar las penas para estos casos. Más claro ni el agua. Nos vemos el otro martes.
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