La basura que arrojaba Ángelo Renzo Espinoza Brissolesi (26), ‘Renzito’ o ‘Renzosky’, uno de los más buscados del Perú, fue crucial para su captura en San Borja.
Latas de atún y cajas de chocolate, que eran sus favoritos, así como restos de comida y enseres con su ADN ayudaron a la policía para confirmar que estuvo escondido tres meses en un exclusivo departamento.
El jefe de la Dirandro, general PNP Julio Mercado, contó que una agente femenina se camufló como trabajadora municipal de limpieza para recoger los deshechos que salían de los departamentos del edificio de la calle 9, N° 430 en San Borja. Otros efectivos se disfrazaron de serenos.
“El seguimiento duró cuatro meses pues, en los últimos tres, el sospechoso nunca salió del predio. Se recogió toda la basura. También había medicinas porque se deshidrataba mucho. Además, se recurrió al trabajo tecnológico de escuchas, que realiza el grupo ‘Constelación’ de la Dirandro”, afirmó el oficial.
EN CALZONCILLOS
Como resultado de ese trabajo de hormiga, el último sábado la policía capturó a ‘Renzito’ cuando dormía, luego de haberse emborrachado con amigos. Estaba con un calzoncillo boxer rosado, fue sacado de su cama king size y arrojado al suelo boca abajo. Exhibía un tatuaje en la pierna, un corazón con el nombre de su pareja Cinthia en el pecho y los nombres de sus cuatro hijos en el tórax y brazo.
Solo Carlos Franco López (28) intentó coger su arma, pero fue neutralizado. Momentos antes había caído Juan Villar Candia (37) cuando se desplazaba por la Vía Expresa en una camioneta.
ESCONDITE
Según la policía, el departamento era la guarida de ‘Renzito’, de su padre Luis Miguel Espinoza Oroche, ‘Cachito’, de su hermano Carlos Luis, y tres sujetos más.
El progenitor, que adujo ser capataz de estibadores desde hace 20 años y cuenta con impedimento de salida del país, afirmó lo mismo y señaló que gana 5 mil soles mensuales. Ambos tenían procesos judiciales en el Callao. Otro de los detenidos, Carlos Franco, afirmó que también se escondía ahí.
Una señora alquiló dicho predio a una ciudadana colombiana por mil 300 dólares el mes. Allí se halló muebles de cuero, decenas de pares de zapatillas, botellas de whisky, televisores de 100 pulgadas, 20 relojes, ropa de marca, pesas y juegos de video, por un valor superior a 70 mil dólares.
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La basura que arrojaba Ángelo Renzo Espinoza Brissolesi (26), ‘Renzito’ o ‘Renzosky’, uno de los más buscados del Perú, fue crucial para su captura en San Borja.
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El jefe de la Dirandro, general PNP Julio Mercado, contó que una agente femenina se camufló como trabajadora municipal de limpieza para recoger los deshechos que salían de los departamentos del edificio de la calle 9, N° 430 en San Borja. Otros efectivos se disfrazaron de serenos.
“El seguimiento duró cuatro meses pues, en los últimos tres, el sospechoso nunca salió del predio. Se recogió toda la basura. También había medicinas porque se deshidrataba mucho. Además, se recurrió al trabajo tecnológico de escuchas, que realiza el grupo ‘Constelación’ de la Dirandro”, afirmó el oficial.
EN CALZONCILLOS
Como resultado de ese trabajo de hormiga, el último sábado la policía capturó a ‘Renzito’ cuando dormía, luego de haberse emborrachado con amigos. Estaba con un calzoncillo boxer rosado, fue sacado de su cama king size y arrojado al suelo boca abajo. Exhibía un tatuaje en la pierna, un corazón con el nombre de su pareja Cinthia en el pecho y los nombres de sus cuatro hijos en el tórax y brazo.
Solo Carlos Franco López (28) intentó coger su arma, pero fue neutralizado. Momentos antes había caído Juan Villar Candia (37) cuando se desplazaba por la Vía Expresa en una camioneta.
ESCONDITE
Según la policía, el departamento era la guarida de ‘Renzito’, de su padre Luis Miguel Espinoza Oroche, ‘Cachito’, de su hermano Carlos Luis, y tres sujetos más.
El progenitor, que adujo ser capataz de estibadores desde hace 20 años y cuenta con impedimento de salida del país, afirmó lo mismo y señaló que gana 5 mil soles mensuales. Ambos tenían procesos judiciales en el Callao. Otro de los detenidos, Carlos Franco, afirmó que también se escondía ahí.
Una señora alquiló dicho predio a una ciudadana colombiana por mil 300 dólares el mes. Allí se halló muebles de cuero, decenas de pares de zapatillas, botellas de whisky, televisores de 100 pulgadas, 20 relojes, ropa de marca, pesas y juegos de video, por un valor superior a 70 mil dólares.
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