Roberto Reyes Tarazona. Foto: Trome
Roberto Reyes Tarazona. Foto: Trome

Por Juliane Angeles ()

El escritor y sociólogo Roberto Reyes Tarazona conversó con Trome.pe sobre su más reciente libro de cuentos Composición en sombras (Campo Letrado).  Estas nuevas historias, explica el propio autor, surgieron luego de hacer un alto en el camino y preguntarse a sí mismo: "¿A dónde estoy yendo?"

"Me di cuenta que estaba postergando lo mío. Entonces, decidí no hacer más antologías porque no soy un profesional de la literatura ni crítico. Corté con eso para hacer un libro de creación", explica.

Reyes Tarazona, reconocido integrante del grupo Narración y autor de Los años verdes del billar, El vuelo de la harpía; y los libros de cuentos Infierno a plazos y En corral ajeno, cuenta que quizá el paso del tiempo ha hecho que su mirada escarbe en su pasado. "Estoy escribiendo cosas sobre mi niñez", comenta.

Algunos de los personajes de Composición en sombras —donde las figuras literarias conviven con la jerga y se hace un uso claro y preciso del lenguaje— son tomados de la vida real. Se trata de un narrador constante que siempre prefirió escribir sobre los sectores populares y trasladó su inquietud social a la literatura.

¿Recuerda cómo fue su acercamiento al cuento?
Yo me acerqué al cuento tanteando. No pensé escribir cuentos porque yo quería escribir una novela sobre el billar. Tuve una esencia que consideraba llena de experiencias. Cuando ingresé a la universidad vi que había la posibilidad de trabajar esas experiencias, de darles un sentido. Leo a Oswaldo Reynoso y a otros autores. Siento que podía hacer algo así. No había definido que iba a ser sociólogo. De literatura sabía muy poco. Leía desordenadamente. Por circunstancias del momento, pensé que el deber social era ser sociólogo, aunque me interesaba más la literatura. Intenté hacer una novela, al segundo día ya no sabía qué hacer. Tenía todas mis historias, pero no pasaban al papel.

¿Y cómo fue que finalmente esas historias pasaron al papel?
Se me ocurrió escribir cuentos sobre la ciudad. En diversos escenarios, con diferentes personajes. Personajes femeninos, jóvenes y oficinistas, entre otros. Fue como un taller que yo mismo me impuse.

¿Cuándo es que surge su preocupación por lo social?
No llegó por la literatura. Yo entré a la Católica en el año 65. En esa época también ingresó un grupo de gente mayor. Uno de ellos era alguien que tenía experiencia política. Él había estado preso por razones políticas. Esta persona tenía ideas muy definidas sobre lo social. Nos hicimos muy amigos y fui absorbiendo muchas ideas y motivaciones. Leíamos y discutíamos. Ahí surge mi inquietud por el tema socio-político. Al año siguiente me traslado a San Marcos. Era una etapa de inquietud social. Fue al revés. La inquietud social quería trasladarla a la literatura y buscaba libros que tuvieran ese contenido.

Los personajes marginales aparecen en gran parte de su obra. ¿Por qué escribir sobre ellos?
Porque he conocido de cerca a muchos personajes de sectores populares. Por otro lado, políticamente, a mí me interesaba hablar sobre sectores urbano marginales. Nunca me motivó escribir sobre personajes que estaban en otro nivel social.

En sus cuentos hay claridad y precisión en el lenguaje. Incluso las figuras literarias conviven con la jerga.
Diría que es instintivo. Dicté talleres de cuentos en San Marcos un par de años. Ahí me tenía que exigir y exigir a los demás con una serie de lecturas sobre el cuento. Teóricamente he ido configurando una manera de hacer el cuento. Muchos de los personajes de mis cuentos son tomados de la vida real, los he conocido.

Roberto Reyes Tarazona, escritor y sociólogo, integró el grupo “Narración”. Foto: Trome
Roberto Reyes Tarazona, escritor y sociólogo, integró el grupo “Narración”. Foto: Trome

La razón de ser de la crónica está en los demás y ese parece ser también el carácter de su obra. En la edición número dos de Narración aparecen las crónicas y también sus textos. ¿Cree que la crónica ha influenciado en su literatura de alguna manera?
No. Yo entro a Narración, entre otras cosas, porque quería entrar al mundo de la literatura y tratar con escritores. En sociología, en la época en que estudiaba, no cabía gente que hacía literatura. Eran bichos raros. Cuando entro a Narración, veo la oportunidad de codearme con Oswaldo Reynoso y Miguel Gutiérrez. Yo terminé mi carrera en el 70 y como sociólogo había estudiado cuestiones ideológicas. No entro a Narración para aprender de las crónicas. Cuando hice crónicas en Narración ya tenía una formación. Pero si eso alimentó esa línea, seguramente.

¿Cuál fue el punto de partida de Composición en sombras?
Tuve un cargo que me absorbía demasiado y tenía poco tiempo para la escritura. Estuve acumulando una serie de cosas. El director de la editorial y mi esposa me motivaron a hacer un libros sobre cuentos. Hice cuatros libros de antologías. Pero luego me di cuenta que estaba postergando lo mío. Entonces, decidí no hacer más antologías porque no soy un profesional de la literatura ni crítico. Mucha gente dice que hago crítica, pero eso no fue lo que me motivó a entrar a la literatura. Corté con eso para hacer un libro de creación. Tenía algunos cuentos antiguos, los reescribí. Fue como hacer un alto en el camino y preguntarme: ¿A dónde estoy yendo?

Roberto Reyes Tarazona sostiene su reciente libro Composición en sombras.
Roberto Reyes Tarazona sostiene su reciente libro Composición en sombras.

Los personajes que abren los dos primeros cuentos de Composición en sombras son un tatuador y un ingeniero...
He tenido experiencia profesional en estudios urbanos y he trabajado en administración pública. He trabajado con arquitectos e ingenieros. Conozco más o menos ese tipo de profesionales. Además, llevo trabajando 33 años en la universidad Ricardo Palma, en Arquitectura. Hay un conocimiento. Incluso, se me ha ocurrido hacer un novela protagonizada por un arquitecto. Creo que conozco la psicología.

¿Algún cuento de este libro lo hizo batallar?
Batallo mucho. Yo no tengo facilidad para escribir. Tengo facilidad para escribir ensayos, pero para creación me cuesta mucho. El problema principal que tengo ahora es que cada vez me cuesta más reducirme al formato del cuento. No sé si voy a seguir escribiendo cuentos. Hay dos o tres cuentos (de Composición en sombras) que en un momento pueden ser el primer capítulo de una novela. Eso no es bueno para el cuento. Un cuento debe ser terminado, cerrado. De repente estoy forzando la figura. Quizá termine por dejar de ser cuentista y me dedique a cosas más extensas.

¿Qué está escribiendo ahora?
Estoy escribiendo cosas sobre mi niñez o cosas que vi en mi niñez. Cosas muy personales que transformo, por supuesto. Personajes que he visto en mi niñez. Es instintivo. Por ejemplo, en Arañas azules, el padre del protagonista es un borrachito. Eso lo vi cuando era niño. Tenía un vecino, cuyo padre se emborrachaba los fines de semana. Hay cosas que sin querer las estoy sacando. Estos último años, tal vez por mi edad, he empezado a mirar mi pasado. Al inicio me resistí a escarbar en eso, pero ahora lo estoy haciendo. Estoy mirando esa fuente que no he utilizado anteriormente.

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