‘Si hay algún miembro de mi agrupación política que está implicado en corrupción, irá directo a la cárcel’, dijo el flamante presidente Pedro Pablo Kuczynski en su discurso del 28 de julio. También dictó a sus ministros siete mandamientos. El primero de ellos: ‘Debes ser absolutamente incorruptible’.
Buena advertencia del jefe de Estado a los muchos que se están frotando las manos para alzarse con las grandes y millonarias contrataciones del Estado.
Cuando lo escuché me vino al recuerdo el caso del general EP Homero Nureña León, exjefe del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) durante el gobierno de Alberto Fujimori. El militar era amigazo y compañero de promoción del asesor presidencial Vladimiro Montesinos, quien lo nombró a dedo en ese cargo. Era 1997.
Una de las principales misiones que se le encargó fue realizar obras públicas de prevención ante el fenómeno de ‘El Niño’, que años atrás había devastado varias zonas del país. Se le dio una partida de ¡US$35 millones!
Liz Mineo, acuciosa y perseverante periodista, que entonces trabajaba conmigo en la Unidad de Investigación de ‘El Comercio’, recibió un dato preocupante de una fuente del Indeci: “El general Nureña y amigos de Montesinos se están levantando la plata del fenómeno de ‘El Niño’”.
Tras varias semanas de indagaciones, se logró obtener un file de 80 páginas con la información de las obras y los nombres de los contratistas. El documento era dinamita pura. Se trataba de 293 obras realizadas por 61 empresas en 21 departamentos del Perú, por un monto de 100 millones de soles. Toda la información se trasladó a una tabla Excel. Era imposible, por la cantidad de números, hacer cálculos a mano o con calculadora.
La investigación tuvo resultados indignantes: las obras de prevención no se habían realizado en Piura, Tumbes, Lambayeque y Puno los departamentos más golpeados por ese fenómeno en 1983 sino en Cajamarca, la tierra natal del general Homero Nureña.
Se descubrió que los accionistas de las empresas beneficiadas con los contratos (12 de las 61 compañías investigadas) eran de propiedad de compañeros de armas de Homero Nureña y allegados a Montesinos. Dos empresas, además, estaban a nombre de su secretaria y su sobrino.
El general adoraba a su madre. En Cajamarca mandó a levantar una escuela primaria y le puso su nombre.
La denuncia periodística provocó un escándalo político. Homero Nureña fue llamado a declarar ante el Congreso. En plena sesión, el militar, en un intento fallido por defenderse, lanzó una infamia contra Ricardo Uceda, quien entonces era nuestro jefe en ‘El Comercio’.
Afirmó que el periodista había intentado extorsionarlo exigiéndole US$80 mil. Dijo, incluso, que tenía en su poder una grabación. Todo era falso. Uceda denunció al general, quien tiempo después se retractó de lo dicho.
Homero Nureña terminó preso, pero ¿cuántos como él aparecerán en este nuevo gobierno?
Nos vemos el otro martes.
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‘Si hay algún miembro de mi agrupación política que está implicado en corrupción, irá directo a la cárcel’, dijo el flamante presidente Pedro Pablo Kuczynski en su discurso del 28 de julio. También dictó a sus ministros siete mandamientos. El primero de ellos: ‘Debes ser absolutamente incorruptible’.
Buena advertencia del jefe de Estado a los muchos que se están frotando las manos para alzarse con las grandes y millonarias contrataciones del Estado.
Cuando lo escuché me vino al recuerdo el caso del general EP Homero Nureña León, exjefe del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) durante el gobierno de Alberto Fujimori. El militar era amigazo y compañero de promoción del asesor presidencial Vladimiro Montesinos, quien lo nombró a dedo en ese cargo. Era 1997.
Una de las principales misiones que se le encargó fue realizar obras públicas de prevención ante el fenómeno de ‘El Niño’, que años atrás había devastado varias zonas del país. Se le dio una partida de ¡US$35 millones!
Liz Mineo, acuciosa y perseverante periodista, que entonces trabajaba conmigo en la Unidad de Investigación de ‘El Comercio’, recibió un dato preocupante de una fuente del Indeci: “El general Nureña y amigos de Montesinos se están levantando la plata del fenómeno de ‘El Niño’”.
Tras varias semanas de indagaciones, se logró obtener un file de 80 páginas con la información de las obras y los nombres de los contratistas. El documento era dinamita pura. Se trataba de 293 obras realizadas por 61 empresas en 21 departamentos del Perú, por un monto de 100 millones de soles. Toda la información se trasladó a una tabla Excel. Era imposible, por la cantidad de números, hacer cálculos a mano o con calculadora.
La investigación tuvo resultados indignantes: las obras de prevención no se habían realizado en Piura, Tumbes, Lambayeque y Puno los departamentos más golpeados por ese fenómeno en 1983 sino en Cajamarca, la tierra natal del general Homero Nureña.
Se descubrió que los accionistas de las empresas beneficiadas con los contratos (12 de las 61 compañías investigadas) eran de propiedad de compañeros de armas de Homero Nureña y allegados a Montesinos. Dos empresas, además, estaban a nombre de su secretaria y su sobrino.
El general adoraba a su madre. En Cajamarca mandó a levantar una escuela primaria y le puso su nombre.
La denuncia periodística provocó un escándalo político. Homero Nureña fue llamado a declarar ante el Congreso. En plena sesión, el militar, en un intento fallido por defenderse, lanzó una infamia contra Ricardo Uceda, quien entonces era nuestro jefe en ‘El Comercio’.
Afirmó que el periodista había intentado extorsionarlo exigiéndole US$80 mil. Dijo, incluso, que tenía en su poder una grabación. Todo era falso. Uceda denunció al general, quien tiempo después se retractó de lo dicho.
Homero Nureña terminó preso, pero ¿cuántos como él aparecerán en este nuevo gobierno?
Nos vemos el otro martes.
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