Por: Miguel Ramírez / Periodista de investigación
¿En qué se parecen las congresistas Yeni Vilcatoma y Úrsula Letona? Las dos son fujimoristas talibanes y ambas compiten en quién es más disparatada que la otra en sus actuares y propuestas legislativas.
El martes pasado, la bronca personal que ambas tienen, cual colegialas, llegó a su clímax cuando Vilcatoma pidió que Letona fuera expulsada de la bancada de Fuerza Popular (FP). La acusó de bloquear una investigación sobre PromPerú.
Al día siguiente, Letona casi se cae de espaldas cuando se enteró que varios de sus colegas fujimoristas le dieron la razón a Vilcatoma y anunciaron que se reabriría la propuesta archivada. Corrió a quejarse ante su jefa presa, Keiko Fujimori, y horas después renunció.
Al margen de quién tiene la razón, lo cierto es que ambas congresistas son el fiel reflejo de un partido desprestigiado que hoy camina sin rumbo, y que enroló en sus filas a varios prontuariados, acusados de lavado de dinero, tocamientos indebidos, acosadores, falsificadores de hojas de vida y hasta al jefe de matones de una cooperativa.
Yeni Vilcatoma era una procuradora anticorrupción adjunta sin mayor importancia, hasta que un día grabó a un ministro del gobierno del expresidente Ollanta Humala y lo acusó de pretender impedirle que investigara a la empresa Odebrecht, lo que jamás pudo probar.
Como en aquel entonces Humala y su esposa Nadine Heredia eran objeto de duras críticas, Vilcatoma se convirtió en la ‘caserita’ de los medios, fue elevada a la categoría de ‘heroína’, y el año 2016 se postuló como congresista con el partido de Keiko Fujimori.
Ni bien llegó al Congreso presentó un disparatado proyecto para crear una procuraduría general independiente del Poder Ejecutivo, que no fue aprobado. Vilcatoma armó una tremenda pataleta. Y cuando estaba a punto de ser echada de Fuerza Popular, renunció y se fue despotricando de todo el mundo.
Empezó a armar su propio partido, pero como no tuvo éxito volvió arrepentida al fujimorismo. En julio fue elegida vicepresidenta del Congreso.
Úrsula Letona, por su parte, apareció como una congresista alturada con un buen perfil profesional. Pero, de repente, se transformó: se volvió una fanática defensora de Keiko Fujimori y -de la mano del aprismo- presentó e impulsó proyectos aberrantes y contrarios a la Constitución. Todos fueron rechazados por el Tribunal Constitucional.
¿Quién resarcirá a los peruanos el dinero malgastado en los interminables debates de esas normas absurdas?
Durante las discusiones en las comisiones y en el pleno, Letona parecía la ‘bacancita’ del salón de clases: se pavoneaba por todas las curules trasmitiendo las órdenes que salían del búnker de la calle los Morochucos 140, gritaba, sonreía, mangoneaba y hasta daba órdenes con gestos.
Su arrogancia y petulancia se acabaron el mes pasado cuando su jefa, Keiko Fujimori, fue enviada a prisión. Letona y Vilcatoma tienen la marca inigualable del fujimorismo. Nos vemos el otro martes.
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