La exalcaldesa de Lima, Susana Villarán, reapareció públicamente luego de varios días de silencio tras la violenta muerte de José Miguel Castro, su exgerente municipal y aspirante a colaborador eficaz en el caso Lava Jato. En un breve, pero significativo testimonio, confesó que teme ser acusada de homicidio por la muerte de quien fuera su hombre de confianza en la Municipalidad de Lima.
“Siento temor de que me acusen del homicidio de una persona que me ha llenado de dolor saber de su muerte, tan dura y violenta”, expresó con la voz casi entrecortada para RPP.
La declaración de Villarán no solo estuvo motivada por el escándalo judicial que se avecina. Según denunció, un grupo del colectivo extremista ‘La Resistencia’ se presentó la noche del sábado frente a su domicilio en Lurín, profiriendo insultos, gritos violentos y calificándola de “asesina”.
“Están en las afueras de mi hogar, lanzando arengas y gritos violentos. Quieren infundir temor. Vienen diciendo cosas muy graves, muy duras”, relató en comunicación telefónica.
También lamentó la ausencia de la Policía durante el incidente: “Nadie merece un maltrato de esa naturaleza y que la fuerza pública no exista, ¿no?”.
Mientras se aproxima el inicio del juicio oral —programado para el 23 de septiembre—, crecen las especulaciones sobre una posible salida del país de Villarán. Vecinos de Lurín comentaron que la exalcaldesa estaría por vender su departamento en Playa Arica, valorizado en 110 mil dólares.
Sin impedimento de salida vigente y tras más de cinco años de investigación fiscal, algunos temen que Villarán busque asilo político en países como Brasil o Bolivia.
José Miguel Castro, también conocido por el alias de ‘Budián’ —nombre con el que lo identificaban en los archivos de Odebrecht—, era pieza clave en el juicio contra Villarán. Según reveló la Unidad de Investigación de La República, el exfuncionario dejó manuscritos dirigidos a personas de su entorno, en los que daba a entender que ya había superado sus peores momentos. Esto ha fortalecido las hipótesis de que su muerte no habría sido un suicidio.
De hecho, un informe médico forense citado por Perú21 sostiene que la herida en su cuello fue tan profunda que cortó músculos, algo que, según peritos, no es compatible con un intento de suicidio común. “Este no es un cadáver con cuadro de suicidio; esto objetivamente es un homicidio”, señaló el médico legista Juan Jiménez Lozada.
Antes de su fallecimiento, Castro había entregado al equipo del fiscal José Domingo Pérez un testimonio que comprometía directamente a Susana Villarán. Reveló que fue ella quien le encargó gestionar la financiación ilegal de las campañas del ‘No a la revocatoria’ y su posterior reelección.
Castro confesó que las empresas Odebrecht y OAS aportaron más de 11 millones de dólares y que, incluso, facilitó el contacto entre la firma brasileña y agencias de publicidad para la campaña del 2013. La Fiscalía ya había solicitado 25 años y cinco meses de prisión para él y 29 años para Villarán por colusión, negociación incompatible y cohecho.
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