Nuevamente la fenecida senderista Edith Lagos, muerta hace casi 40 años, está en boca de todos, pero no por el elogio que le hizo el premier Guido Bellido en redes sociales, sino porque el actual ministro de Trabajo, Iber Maraví, habría tenido una relación cercana con ella, según atestados policiales de los años 80. Para situarnos mejor en la historia, aquí le mostramos quién era Edith Lagos.
Edith Lagos Sáez nació el 27 de noviembre de 1962 en Ayacucho y fue hija de un rico comerciante huamanguino. Debido a su pertenencia a la burguesía provinciana, fue matriculada en un prestigioso colegio de monjas de la ciudad de Huamanga, donde, además de las materias como matemáticas, literatura y lenguaje, le enseñaron a tocar el piano.
Sexta de siete hermanos y captada por sectores radicales, participó desde la época de la secundaria en las luchas estudiantiles por una mejor educación y contra la evaluación escolar. Parecer ser, según la policía, que fue en esa época en que se relacionó primigeniamente con el partido fundado por Abimael Guzmán Reinoso. Incluso fue vista en sus campamentos de entrenamiento en Julcamarca.
COLEGIO DE MONJAS
Al acabar el colegio, en 1979, fue enviada por sus padres a Lima a estudiar Derecho en la Universidad Particular San Martín de Porres, pero solo logra acabar dos ciclos, el último de los cuales con bajas notas. En la capital habría decidido unirse definitivamente al terrorismo. Así, regresa a Ayacucho (algunos dicen por enfermedad de su madre y ponerse al frente de la bodega de la familia).
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Una vez en el llamado ‘Rincón de los muertos’, traducción del quechua de Ayacucho, se integró a los destacamentos urbanos de Sendero Luminoso para hacer labores de sabotaje. Pero el 24 de diciembre de 1980, a siete meses de iniciada la demencial escalada senderista, Lagos fue capturada mientras transitaba de noche por el Puente del Ejército, en Huamanga. Ella solo dijo que se iba a “un concurso de baile de navidad”.
Casi de inmediato, la policía la acusó de participar en diversos atentados dinamiteros a lo largo de aquel primer año del llamado Inicio de la Lucha Armada (ILA). Con amplia documentación en su contra, la joven fue llevada a Lima para su juzgamiento, pero su familia logró que la regresen a su tierra.
La prensa de esa época, talvez sin pensarlo, cimentó la falsa imagen de mujer aguerrida y valerosa de Edith. Según el libro del periodista Gustavo Gorriti, por aquellos meses se vendían en la feria de Huancayo, estatuillas de Lagos como si fuera una diosa. Es más, el 25 de julio de 1981, a cinco meses de caer presa, gana un concurso de composición y poesía organizado por la filial ayacuchana del Instituto Nacional de Cultura.
LA FUGA
En febrero de 1982, un comando senderista fracasó en su intento de librar a los presos con un saldo de tres senderistas muertos y varios heridos, los que fueron enviados al hospital de la ciudad. Dos de ellos eran Carlos Alcántara y un joven limeño, Jimmy Wensjoe, hijo de un general retirado del Ejército..
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Semanas después, el mando político en Ayacucho, de alias ‘Carla’, y el mando miitar, ‘César’, aprobaron otra incursión el 3 de marzo en el penal de Huamanga, tras orden del Comité Central de SL. La misión era liberar a los 60 presos, entre ellos a Edith y otra senderista, igual de sanguinaria, Carlota Tello Cutti. Así fue, los terroristas abatieron a varios policías y liberaron a sus socios. En represalia, la policía mató a los dos detenidos en el hospital de Huamanga.
Esto encumbró más el aura de Lagos. Encima, algunos diarios armaron toda una historia suya alrededor, al estilo Bonny and Clyde.
Informe de inteligencia la ubicaron luego de la espectacular fuga en Julcamarca y otros en en su casa del anexo de Buena Vista. Lo cierto es que ella fugó hacia Andahuaylas, donde su familia tenía contactos comerciales y era parte del Comité Regional Principal de Sendero Luminoso. Andahuaylas tenia alta actividad terrorista. Julio César Mezzich, fundador de SL, había sido capturado un año antes cerca a Ongoy, pero liberado poco después por influencias de diputados de Izquierda Unida.
PARTICIPÓ EN ASESINATOS
Según la Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional, Edith Lagos llegó a reforzar el trabajo senderista en la zona junto con otros militantes. Además, participó en el asalto al fundo San José de la Colpa, en la provincia de Ocros, Ayacucho, el 4 de abril de 1982, donde asesinaron a un comerciante y quemaron el lugar. También en la toma de Ocobamba, Andahuaylas, el 8 de julio, donde fue asesinado un Guardia Civil. Sin embargo, su suerte se acabó el 3 de setiembre de 1982. Faltaban pocas semanas para que cumpla 20 años.
Ese día, la joven y sus cómplices se disponían a emboscar una patrulla de la Guardia Republicana en la localidad de Umaca y en el tiroteo acabó acribillada y muerta.
Otras versiones indican que se encontraba con su novio, con quien intentó robar una camioneta. Una versión con menos fuerza da cuenta de que fue asesinada después de ser detenida.
Su cadáver fue trasladado a Ayacucho por orden del presidente Fernando Belaunde. Allí, Lagos fue vestida con un uniforme verde olivo y una boina roja. Miles de personas acompañaron el féretro y desfilaron por la capilla ardiente y, “para sorpresa de muchos” el obispo de Ayuacucho, Maximiliano Prado, ofició una misa de cuerpo presente.
Al salir de la iglesia, una bandera roja, con la hoz y el martillo, fue colocada sobre el ataúd, que fue paseado por toda la ciudad hasta que cayó la noche.
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