Lejos de su seguridad que la cuida y protege, de las ‘liebres’ que le abren paso a su transitar por la ciudad o el país, hay una señorita risueña, entretenida, que aspira a alcanzar sueños como todo ser humano. Paola Pierina Lazarte Castilla es actualmente Ministra de Transportes y Comunicaciones del Perú, ejerce el cargo desde diciembre del 2022 y en todo este tiempo ha sido rebautizada como ‘Sarita Colonia’, y es el punto de partida de una charla que servirá para conocer a la mujer que está por encima de la funcionaria pública.
Ministra, ¿le gusta que la llamen como a la ‘santa’?
Me encanta, es una muy buena chapa.
¿Se levanta, se mira al espejo y siente que tiene un aire?
Sí me parezco, ja, ja.
Tienen el mismo look.
No soy lacia, mi cabello es ondulado, pero por practicidad me lo pongo así. Y tengo en el peinado la misma raya que ella.
Acá, en la ‘Casa de la Literatura’, la sentí emocionada.
Me gusta leer. Milan Kundera es mi autor favorito, su libro ‘Los amores ridículos’ lo iba leyendo en el bus mientras iba a la universidad y me reía sola. Usa un humor sarcástico fenomenal.
¿Y de los peruanos?
Mario Vargas Llosa y ‘El paraíso en la otra esquina’.
Toda persona que lee anhela publicar una obra.
Se me pasó ser escritora, eran mis tiempos que leía los poemas de Alexandra Pizarnik.
¿Romántica?
El ser funcionaria pública y ministra es un acto de romanticismo y no significa ser tonto. Para mí es el ser que sueña.
En ese sentido, las mujeres son más emotivas.
Hacemos público nuestro sentir, pero también hay hombres sensibles.
¿Dirigir el Ministerio de Transportes es un acto de inclusión?
Es una cartera muy masculina, me ha costado el doble o el triple.
Si le pregunto su edad, ¿me estaría portando con poca caballerosidad?
No hay problema, está en Wikipedia, ja, ja.
Usted es muy joven.
Mas o menos. Estoy contenta con la vida que he llevado y lo que he logrado.
Una dama con tremenda responsabilidad política es un paso importante.
Estamos dando el gran salto, porque el mensaje es para que las niñas digan: ‘Yo también puedo’.
¿Es bello el poder?
No como vemos en las películas, donde la gente pierde el alma.
¿Es bueno?
En la medida que puedes hacer cosas. Para mí es una responsabilidad.
¿Le cuesta vestir de sastre?
Me agrada verme bonita, pero por mí vendría en jean, casi no uso maquillaje.
Tiene pinta de rockera.
Lo fui en el colegio, seguía a Metallica.
¿Desea abrir su corazón?
Me gustaría enamorarme.
¿Perfil del galán?
Buen sentido del humor e inteligente.
¿Pintón?
Puede ser muy bonito, pero si no tiene tema de conversación, no avanzamos. A mí me conquistan con el cerebro.
Si su pareja le es infiel, ¿da una nueva oportunidad?
No perdonaría.
Si es virtual, ¿coqueteo por redes sociales?
Igual, porque es faltar a la confianza y para recuperarla es casi imposible.
¿Está en sus planes criar y formar a sus hijos?
Ojalá Diosito me dé la oportunidad de tener una familia.
¿Quién se atreve a enamorar a una ministra?
Si antes era difícil, ahora peor.
¿Celosa?
Territorial.
¿Escucha música en el carro oficial que la traslada?
Me pongo los audífonos para relajarme antes de iniciar mi día de trabajo.
¿Qué canciones tiene en su play list?
Es variado, electrónica.
¿Otro ritmo que cultive?
La salsa, canciones como ‘Gitana’ de Willie Colón. El ‘Grupo Niche’ o ‘El Gran Combo’.
¿Cobra y revienta su dinero comprando ropa?
La última vez lo hice con los puntos que te dan por consumir antes en la tienda.
Es muy risueña, ¿carajea?
(Se sonroja) Sí.
No parece...
Meto mis ‘ajos’ y ‘cebollas’. Tengo carácter fuerte, pero no maltratador.
¿Obras de su gestión?
Vamos a iniciar los preestudios para la licitación de la construcción Lima–Barranca-Lima. También los buques que vayan a los puertos nacionales en todo el país e iniciar los desembarcaderos en Iquitos.
Ministra, este es un pedido personal, mi barrio en el Cono Norte sigue esperando que se abran las estaciones que llegan hasta Carabayllo y circule el Metropolitano.
Hay observaciones de fondo, pero ya estamos llamando y pidiendo que se hagan las correcciones para que se pueda dar inicio a la ampliación del servicio. Es mi prioridad al igual que la línea 2.
En esta entrevista, ¿siempre respondió con la verdad?
Claro que sí.
¿Lo jura?
Por la Sarita, ja, ja.
Un gran abrazo.
A ustedes, muchas gracias.
Una vez culminada la charla se fue rauda hasta Ate, a otra actividad relacionada con sus labores. Dejó la impresión de que se rige por la ruta de una frase acuñada por el historiador británico Thomas Macaulay: ‘La prueba suprema de virtud consiste en poseer un poder ilimitado sin abusar de él’.