Quién es Pedro Castillo es una pregunta que en las últimas horas ha sido superficialmente respondida. Cómo es Pedro Castillo es una pregunta de respuesta aun más pendiente. El politólogo arequipeño Gonzalo Banda viene escribiendo y discutiendo desde hace más de cuatro meses la importancia y el impacto del voto de las regiones sureñas en nuestros procesos electorales. Por eso, no se sorprende con la arremetida del candidato político Pedro Castillo en las elecciones del último domingo.
Para el analista político, uno de los pocos que viene apareciendo en los medios de comunicación que no es limeño,, decir que es ‘sorpresivo’ el parcial triunfo de Pedro Castillo en las últimas elecciones tiene una carga de ‘prejuicios’. Esta conversación ayuda a entender el fenómeno del “profe rondero”.
Gonzalo, ¿Quién es Pedro Castillo?
Pedro Castillo Es un personaje bastante conocido en el ámbito político. Claro que siempre se ha movido en los márgenes de la política, en la protesta, como la protesta magisterial. Es chotano (Cajamarca), campesino, agricultor, rondero y maestro rural -eso no debe pasarse por alto-. Pero creo que es el perfil de una persona muy interesante de entender porque no es que haya labrado una carrera política desde algún cargo tecnocrático, desde una vida partidaria militante.
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¿Cómo inicio su carrera?
Creo que él tiene varios inicios, tiene varios momentos en que postula a cargos públicos, pero su momento estelar es la huelga de los maestros en 2017, porque hasta entonces no había tenido visibilidad, o por lo menos la visibilidad suficiente. Esa huelga pone en jaque durante muchos meses, recordarás las clases paralizadas de millones de estudiantes en el Perú, y el que casi, casi consigue la renuncia del gabinete de Marilú Martens. En ese momento casi consigue quebrar al gabinete, finalmente, el gabinete consigue quebrar la huelga e impone la meritocracia, pero entonces, él consiguió una posición inflexible. Desde ahí podemos darnos cuentas de algunos rasgos de Castillo. En la negociación política suele no negociar, suele imponer un estilo que te puede gustar o no.
¿Cómo podemos ejemplificar ese rasgo que mencionas?
Mira, a ver, la semana pasada y la anterior, muchos colegas tuyos le hicieron entrevistas, cuando ya se comenzaba a venir el fenómeno Castillo. Algunos dijeron ‘quién será este señor’. Y comenzaron a entrevistarlo. Yo me acuerdo de la entrevista que le hicieron en Cuarto Poder, y él dejó fría a la periodista. ‘¿Usted está de acuerdo con que se tengan que ir los magistrados del Tribunal Constitucional? Y él respondió: ‘Sí, que se vayan todos’. Y claro, si te responden de esa manera, no te da chances de repreguntar, te deja frío. O a Jaime Chincha, la semana pasada: ¿está en desacuerdo con el aborto? Él dice: ‘Sí’. Y Chincha esperaba un matiz, algo que matizara su respuesta y no lo hizo jamás. Porque generalmente los políticos matizan sus respuestas, él nunca lo hace. Es un político que lo tomas o lo dejas. Se desenvuelve en esos márgenes.
¿Durante su carrera política le reconoces algunos méritos?
Sí. Haber organizado una facción del magisterio que casi rompe un gabinete, en un país donde difícilmente un gremio pueda romper un gabinete. Tiene una experiencia política que no se puede subestimar. Y a eso tienes que sumarle el respaldo logístico y político que le ha dado Vladimir Cerrón.
¿Cómo podemos analizar su campaña política? Hasta hace unos meses no estaba en el radar, nadie le prestaba atención, no tenía posibilidad y de pronto pasa a segunda vuelta…
Haciendo como una radiografía en esto. Porque tú dices ‘¿por qué nadie lo vio venir?’, pero es que realmente en un mes uno podía anticipar el crecimiento marginal que estaba teniendo, que le iba a quitar votos a Verónika Mendoza con certeza y que podía duplicar el fenómeno Goyo Santos en el 2016, eso podíamos decir con certeza, porque iba a ser fuerte en Junín con la puesta de Cerrón.
¿Cuál es el punto de quiebre?
Yo creo que hay un punto de quiebre, cuando lo detienen en Mazuko, Madre de Dios, cuando él estaba con sus simpatizantes y lo detienen por no respetar el aislamiento social, cosa que ha hecho siempre, y cuando lo detienen se arma una retórica del ‘perseguido’ que rápidamente Cerrón la capitaliza. Y eso comienza a correr en las radios de la sierra central y luego en la sierra del sur. Esto vertebra su campaña. Entonces comienza rápidamente a escalonar, a pegar duramente. Comienza a convertirse en el discurso de ‘los poderosos que no quieren que un rondero, campesino, chotano, pueda llegar al poder’.
Que yo diga que ‘nadie lo vio venir, que nadie lo tenía en el radar’, ¿es una mirada prejuiciosa que tengo como limeño que se deja llevar por las redes sociales? ¿Es eso?
Sí, totalmente de acuerdo. O sea, creo que hay un prejuicio y una subestimación al candidato. Porque claro, Castillo también tiene un poco de fortuna. Yonhy Lescano tiene declaraciones desacertadas cuando toma el liderazgo, todos estos errores como la del Huáscar. Verónika Mendoza atempera su discurso, lo vuelve más ‘tibiecito’, como para entrar a Lima, se olvida de la política territorial y allí, en ese momento, Castillo comienza a crecer como un fenómeno brutal, inmanejable. Y en los últimos días ha crecido a golpe de un punto por día.
¿Por qué le ha robado votos a Verónika y Lescano?
Bueno, a Verónika porque ella es otro tipo de izquierda. La izquierda de Verónika Mendoza es la izquierda progresista, vanguardista, que abraza a nuevos proletarios como los derechos LGBTQ+, el matrimonio igualitario, etc, etc. No pues, no se parecen en nada. Incluso el mismo Pedro Castillo ha dicho que Verónika Mendoza era una oportunista, que solo venía a buscar votos de vez en cuando. Y claro, ahí te revela la gran diferencia entre la izquierda provinciana, extraoficial, digamos, y la izquierda progresista, que en teoría creía que podía tener más chances porque sí jugaban en el juego democrático.
Y con Lescano pues, o sea, Castillo decía en sus entrevistas que no necesitaba disfrazarse para parecer lo que es. Lescano es catedrático universitario en Puno. En cambio, Castillo era rondero, campesino, maestro de escuela rural. Entonces era mucho más fácil en elemento identitario se favoreciera más Castillo. Eso es fundamental en una campaña huérfana de ideas claras, que aparezca un señor que se identifica con los ciudadanos de esa aparte del país, eso es importantísimo. El elemento de identificación, montando un caballo, más allá si es una parafernalia o no, pues es un mensaje poderosísimo.
¿Ha sido difícil para un norteño conseguir votos en el centro y sur del Perú?
Lo que pasa es que es un norteño especial, que hace una campaña con una agenda política que es música para los oídos del sur peruano, ¿no? Es antisistema, contra las élites, cambio de constitución. Eso es música para los oídos de un elector que ha sido olvidado por la clase política tradicional en los últimos años. Entonces, de acá a cinco años la gente se volverá a asustar, dirá ‘uy, el voto del sur, del centro, se ha radicalizado’. En Arequipa ganó Pedro Castillo, en 2016 ganó PPK. Y dicen ‘es el Perú que hemos olvidado’. Bueno, es el Perú que lo olvidan cíclicamente cada cinco años y luego se echan a llorar mientras tomas un gin tónic.
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¿Cómo has visto el itinerario del candidato Castillo, con un desayuno humilde, llegando a su centro de votación en caballo? ¿Ha sido fundamental, sabiendo que los votos se deciden a último minuto?
Pero durante toda la campaña se ha manejado de la misma manera, según Castillo es el candidato que no necesita disfrazarse, y aunque el caballo se le haya puesto chúcaro es, sin lugar a duda, el candidato que mostró más cercanía con sus electores. Cuando otros se disfrazaban y asistían a ritos ancestrales en los que no creían, Castillo mostró cómo era, y aunque algunos dudemos de la puesta en escena, para su elector, terminó siendo el candidato que no se disfrazaba para la campaña.
Hay que ver cómo le va. Vamos a ver si va a moderar su discurso, si va a aceptar el apoyo de la izquierda latinoamericana. Evo Morales le ha coqueteado.
Sobre Evo Morales, ¿Será beneficioso para él?
Vamos a ver, porque en términos de brazo logístico, programático, comunicacional, la izquierda tiene un montón de recursos y la campaña de Pedro Castillo ha sido muy austera, pero las grandes ligas son las segundas vueltas. ¿Él se venderá a ese proyecto de izquierda globalista? No lo sé, pero ya digo, con el poder en la lengua, saboreándolo, ya es otra cosa. Castillo podrá decir que jamás, nunca negociará con nadie, pero claro, cuando te ves a dos metros de Palacio de Gobierno, las cosas pueden cambiar. Humala tuvo a Luis Favre. Vino y moderó su discurso. ¿Castillo qué va a hacer? Porque va a recibir llamadas estos días, qué duda cabe. ¿Qué hará con esos apoyos? ¿los va a rechazar? Esa es la gran pregunta.
Gonzalo, como analista, ¿qué le convendría en ese caso?
Moderarse, por supuesto. Si quiere ganar la elección, tiene que moderarse. Pero no sé si él quiera eso.
¿Con quién crees que le convenga pasar a segunda vuelta?
La verdad, para él, una fuerza más brutal o una campaña más difícil, sería con Keiko Fujimori. Y todos dirán que Keiko tiene un gran porcentaje de anti-voto, pero Keiko tiene una experiencia descomunal, ¿entiendes? No lo descartaría.
¿Ves a los antifujimoristas votando por Keiko en una segunda vuelta?
No lo sé, depende cómo se arme el escenario. En este país bipolar, cualquier cosa puede suceder. Hemos tenido cambios más dramáticos, la gente dijo que jamás votaría por Alan García y terminó votando por él. O sea, Keiko tiene problemas de personalidad, de antipatía, pero claro, estamos hablando de un candidato mucho más estridente que el Humala del 2006 o 2011.
En caso pase con Hernando de Soto… ¿lo compararías con el escenario que vimos con Alberto Fujimori y Mario Vargas Llosa?
No, porque Vargas Llosa siquiera tenía más talante político. Hernando de Soto le falta kilómetros de carrera política.
Dicen que los grandes perdedores han sido los caviares, ¿es cierto?
Sí, es que esa pretensión de cierta élite progresista que creía que entendía al Perú… hay una élite progresista que cree que sabe cuáles son los auténticos dramas peruanos. Pero no representan al gran pueblo. Digamos, hay una razón en la crítica a la izquierda tradicional, progresista: En el fondo no entienden, no comparten su cosmovisión cultural, no comparten sus valores tradicionales, tienen proyectos y otros proletariados. Efectivamente, la gran crítica es que ellos no han podido vertebrar un discurso político empático con el sur y la sierra central del Perú, con sus problemas fundamentales.
Pedro Castillo, ¿de qué partidos o sectores tiene votos asegurados?
Creo que, por ahora, es una interrogante. Habría que esperar lo que dirá Verónika Mendoza. Yo creo que Verónika Mendoza, si no lo apoya, la izquierda probablemente nunca se lo va a perdonar. Si vuelve a venir Verónika Mendoza (en otras elecciones), le recordarán que no apoyó al profesor Castillo, no se lo van a perdonar jamás. No va a volver a sacar ningún voto más.
¿Está condicionada?
Claro, porque si no lo apoya en este proceso por cálculo político, simplemente, sería un disparo en el zapato. Porque si no apoyas a tus campesinados, a tus áreas rurales donde fuiste fuerte, no vas a ganar nunca más una elección.
Gonzalo, ¿la izquierda tiene un techo?
Yo te diría que sí, sí tiene un techo, por eso Humala entendió que tuvo que moderarse para ganar la elección del 2011, porque con la del 2006 no le bastó.
Finalmente, ha quedado demostrado que Lima no es el Perú y que las redes sociales no es Lima.
Evidente. No hay región más distante en el Perú como Lima. O sea, eso es lo que me ha dejado la campaña y, creo, debería quedarle claro a todo el mundo.
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