Por: Miguel Ramírez
(Periodista de investigación)
El fujimorismo, el aprismo y otros bloques partidarios del Congreso han sacado de la manga el Caso Chinchero para vacar al presidente Martín Vizcarra.
No se necesita resucitar a Joan Wytte -la famosa clarividente que adivinaba el futuro y curaba a los enfermos- para darse cuenta de que se trata de una maniobra, debidamente orquestada, para desprestigiar al jefe de Estado, echarlo de su cargo y así evitar el adelanto de elecciones que planteó en julio pasado.
A esos parlamentarios les importa nada que el 75 por ciento de la población quiera que se vayan a su casa por mediocres y obstruccionistas.
Todo empezó cuando el reconocido periodista Ricardo Uceda reveló que la fiscal Zoila Sueno formuló investigación preparatoria contra los supuestos responsables de la millonaria adenda en el contrato para la construcción del aeropuerto de Chinchero. Los hechos ocurrieron el 2016 cuando el hoy presidente era ministro de Transportes.
La nota destacaba reveladores hallazgos encontrados por Sueno durante su investigación, la misma que había sido archivada el 2017.
La documentación hallada, decía Uceda, podría reactivar investigaciones de índole penal contra el presidente Vizcarra. Pero, agregaba, el proceso se tendría que desarrollar cuando termine su mandato, puesto que actualmente goza de inmunidad constitucional.
En efecto, el presidente no puede ser juzgado mientras ejerza la presidencia. Esto lo sabe cualquier estudiante de derecho. Sin embargo, los politiqueros lo han tomado del cuello y ya lo declararon culpable.
La campaña de descrédito también alcanzó a Fiorella Molinelli, la exviceministra de Transportes de Vizcarra. Se le acusó, sin ninguna prueba, de haberle ofrecido S/. 2 millones al excontralor Edgar Alarcón para que opinara a favor de la adenda.
Lo que ocurre con Vizcarra y Chinchero es parecido a lo que pasó con el expresidente Pedro Pablo Kuczynski. Cuando se planteó su segunda vacancia, el Congreso filtró los contratos que su empresa Westfield hizo con Odebrecht cuando él era ministro.
Pese a que PPK respondió que en ese momento él ya no dirigía esa compañía, el fujiaprismo emprendió una campaña despiadada para vacarlo. Ello pese a que PPK contaba con inmunidad y tampoco había una denuncia fiscal, lo que hasta ahora no existe.
Ellos sabían que no podían desaforarlo y tampoco tenían los votos suficientes. Fue entonces que recurrieron al ‘reloj espía’ del congresista Moisés Mamani.
Lo prepararon para ejecutar la burda trampa de la ‘compra de votos’, en la que varios congresistas y un ministro cayeron, lo que obligó a PPK a renunciar.
En marzo del año pasado, cuando los fujimoristas pusieron a Vizcarra en reemplazo de PPK, lo recibieron con los brazos abiertos. Por poco lo santifican y hasta hubo algunos que lo llamaron ‘San Martincito’. Creyeron que lo manejarían como títere, pero les salió chúcaro.
¿Qué estarán tramando ahora para también vacarlo? Lo de Chinchero es parte de un plan de alta intensidad. Nos vemos el otro martes.
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