La noche cayó en Lima mientras la carceleta del Poder Judicial se convertía en el punto final de una jornada que terminó redefiniendo el futuro de un expresidente. Pasadas las 8 de la noche, Martín Vizcarra fue trasladado al penal de Barbadillo en Ate, dando cumplimiento inmediato a la sentencia de 14 años de prisión efectiva dictada por el Cuarto Juzgado Penal Colegiado Nacional.
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El exmandatario abandonó la sede judicial en un vehículo del INPE, fuertemente custodiado por camionetas de la Policía Nacional. El dispositivo de seguridad incluyó cierre de vías y desplazamientos coordinados, en una operación seguida en tiempo real por decenas de reporteros y cámaras que acompañaron cada tramo.
Vizcarra había permanecido en la carceleta desde horas de la tarde, luego de la lectura del fallo que lo halló culpable de cohecho pasivo propio, al determinar que recibió S/ 2,3 millones en sobornos vinculados a las obras Lomas de Ilo y el Hospital de Moquegua durante su gestión regional entre 2011 y 2014.
En paralelo, su hermano Mario Vizcarra llegó a la carceleta, pero no pudo ingresar. Solo le entregó una bolsa con ropa y artículos de aseo, antes de que el operativo avanzara hacia su fase final: el internamiento.
TRASLADO BAJO MÁXIMA VIGILANCIA
Desde el primer minuto, el desplazamiento tuvo el sello de un procedimiento reservado para expresidentes. La ambulancia del INPE partió aproximadamente a las 8:39 p.m., acompañada por un contingente policial que resguardó el camino hacia Barbadillo.
Una hora después, la comitiva arribó al penal donde ya cumplen condena otros exmandatarios como Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Pedro Castillo. Vizcarra se sumó así al grupo de expresidentes procesados y sentenciados por casos de corrupción en los últimos años.
Horas antes, tras conocerse la sentencia, había abandonado la sede Carlos Zavala de la Corte Superior Nacional. Desde allí fue trasladado a la sede Iquitos del Poder Judicial, donde cumplió los procedimientos de rigor: control de identidad y evaluación de medicina legal.
La sentencia, detallada por el colegiado, se desglosa en 8 años por el caso Hospital de Moquegua y 6 años por el caso Lomas de Ilo, sumando los 14 años que ahora deberá cumplir.
EL FALLO QUE LO LLEVÓ A BARBADILLO
La jueza Fernanda Ayasta fue contundente durante la lectura del fallo. Señaló que el colegiado determinó que Vizcarra “cometió actos ilícitos aprovechando su cargo como presidente regional de Moquegua”, condicionando la adjudicación de obras a pagos ilegales.
El tribunal consideró acreditada la declaración del colaborador eficaz Elard Paul Tejeda, quien afirmó que Vizcarra solicitó el 2% del presupuesto del proyecto Lomas de Ilo, lo que se habría pagado en tramos de S/ 400 mil y S/ 600 mil, además de un monto destinado al alquiler de una avioneta.
Sobre el Hospital de Moquegua, el juzgado concluyó que recibió un pago ilícito canalizado a través de José Manuel Hernández, quien reveló su participación tras acogerse a la colaboración eficaz.
En ambos casos, la sentencia estableció que los actos de corrupción configuraban un patrón de conducta, por lo que debía imponerse una sanción penal.
La defensa del exmandatario anunció que apelará la decisión; sin embargo, mientras el proceso continúa, Vizcarra deberá permanecer recluido en Barbadillo bajo disposición del INPE.
Con su ingreso formal al penal, se activa la última etapa del caso que lo acompañó durante años y que hoy lo ubica en la misma prisión donde permanecen tres expresidentes, en un capítulo más de la inestabilidad política peruana.
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