Apenas asumió la jefatura del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), lo primero que hizo Vladimiro Montesinos fue investigar todos los ‘pecados’ de los opositores del gobierno de su jefe, el entonces presidente Alberto Fujimori.
Luego, esa información la distribuía a los medios de comunicación amigos que las difundían, sin la menor comprobación, manchando honras. En otros casos, la utilizaba para chantajearlos y someterlos a sus caprichos, a cambio de que no se dijera nada de ellos.
El congresista fujimorista Marco Miyashiro parece querer emular al siniestro Montesinos, pero ha resultado siendo un mal aprendiz.
La semana pasada se difundieron nuevos mensajes del ‘chat’ ‘La Botica’, a través del cual se comunicaban los más recalcitrantes parlamentarios naranjas. En uno de ellos, Miyashiro compartió información sobre el hermano de la presidenta de la Comisión de Ética, Janet Sánchez, entonces del partido Peruanos Por el Kambio (PPK).
“La presidenta de Ética es hermana de un sentenciado por traición a la patria (año 2012)”, escribió Miyashiro y adjuntó una resolución del Tribunal Constitucional, que rechazaba un pedido del suboficial EP Guillermo Sánchez, hermano de la congresista, que había sido condenado a 25 años de prisión por comercializar armamento.
Miyashiro lanzaba la piedra, pero escondía la mano. Instaba a sus colegas a utilizar esa información para descalificar a Janet Sánchez, quien en ese momento no permitía que los fujimoristas controlaran la comisión que dirigía.
“Parar esta inmundicia requiere denunciar quiénes están detrás, a lo cual ayudará mucho que los propios chantajeados salgan del clóset y denuncien a estos extorsionadores. Anímese, Janet Sánchez, cuente cómo la amenazaron”, escribió el reconocido columnista Augusto Álvarez Rodrich.
Miyashiro tenía una reconocida trayectoria profesional. Fue uno de los jefes del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) que en 1992 capturó a Abimael Guzmán, el líder del grupo terrorista Sendero Luminoso.
Pero todo cambió en el 2016 cuando fue elegido congresista por Fuerza Popular, de Keiko Fujimori. A partir de allí, Miyashiro se ha sumado al grupo más radical del fujimorismo, que en el Congreso ha planteado proyectos inconstitucionales y protegido a legisladores sentenciados por corrupción.
Miyashiro, por ejemplo, se opuso a que al general Edwin Donayre se le levantara su inmunidad parlamentaria, pese a que tenía una sentencia por robar combustible. Días después, Donayre se dio a la fuga y hasta hoy nadie lo encuentra.
Pocos han reparado en que Miyashiro también recorre escuelas en barrios marginales dando charlas sobre la lucha contra el terrorismo, en donde endiosa al gobierno del presidente de Alberto Fujimori, padre de su jefa.
Varios profesores comentan que el general cuenta la historia a su manera. Evita, solo por poner un ejemplo, hablar de las violaciones a los derechos humanos perpetradas por el ‘Grupo Colina’, que Fujimori y Montesinos avalaron.
Triste papel de un general que un día fue ejemplo de miles de policías. Nos vemos el otro martes.
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