
“El que a hierro mata, a hierro muere”, dice un conocido refrán que cae como anillo al dedo al expresidente Martín Vizcarra, quien la semana pasada fue enviado a prisión preventiva por cinco meses. Desde joven, la vida política del moqueguano ha sido una constante de traiciones y mentiras, hasta que varios amigos suyos también terminaron traicionándolo y contaron sobre los sobornos que recibió cuando fue gobernador de Moquegua (2011-2014).
La deslealtad más abominable se la hizo al exmandatario Pedro Pablo Kuczynski (PPK), quien lo llevó como su primer vicepresidente cuando postuló a la presidencia y ganó en el año 2016. Dos años después, cuando el gobierno de PPK sucumbía por los imparables y arteros ataques del fujimorismo, que tenía una abrumadora mayoría en el Congreso, Vizcarra se sumó silenciosamente al plan para vacarlo desde su cómodo puesto de embajador de Perú en Canadá.
Desde ese país, hablaba por teléfono con la misma Keiko Fujimori y los jerarcas de su partido. Con ellos coordinaba acciones y se comprometió a asumir el cargo de presidente en reemplazo de PPK, quien no sabía de la deslealtad que se maquinaba a sus espaldas.
Cuando venía a Lima, Vizcarra se reunía con Keiko y seguía complotando en la sombra, hasta que un día PPK fue informado de esos encuentros. El mismo PPK lo contó años después: “Le dije: ‘Sé que te estás reuniendo con la jefa de la oposición (…) Sé que has estado anoche con ella, en tal sitio, con el señor Chlimper y otros. A mí, como presidente, te pido total lealtad. Si tú quieres sacarme del puesto, dilo en público, no estés circulando por hoteles o departamentos misteriosos’”.
El entonces embajador, con su cinismo natural, lo negó todo. Pero en marzo del año 2018, cuando PPK fue obligado a renunciar, Vizcarra, con su clásica sonrisa cachacienta, se puso el fajín presidencial y asumió las riendas del país.
Ya como presidente, también traicionó a varios de sus ministros que le fueron leales en los momentos cruciales de su gestión, como cuando cerró el Congreso. Este columnista conoce de cerca el caso de tres de ellos, cuyos nombres no me autorizaron a revelar.
En la víspera de un cambio de ministros, los llamó para decirles que se quedarían en sus puestos. Llevaron sus bandas ministeriales, pero horas antes de la ceremonia les avisaron que serían cambiados.
Sin embargo, como no hay mal que dure para siempre, el exmandatario también terminó traicionado por varios de sus amigos cuando fue gobernador de Moquegua, entre ellos José Hernández Calderón. Hernández declaró que Vizcarra recibió una coima de S/ 2.3 millones para beneficiar a dos empresas constructoras.
El tribunal que lo juzga por ese caso deberá dictar sentencia en los cinco meses que estará en prisión preventiva. Si es encontrado culpable, Vizcarra estará preso hasta el año 2040. Tal vez allí acaben sus deslealtades, ¿o quién sabe? Nos vemos el otro martes.
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