se está ganando a pulso el repudio del cien por ciento de la población por sus propios errores y la conchudez de la mayoría de sus integrantes. Su última hazaña: entregará un bono de ¡S/ 14,400! a los asesores y personal de confianza de los 130 parlamentarios.

A nadie le cae mal un aumento de sueldo o un bono de productividad, pero en este caso los únicos beneficiados son los amigotes y hasta parientes del entorno más cercano de los congresistas, quienes pueden contratar a siete asistentes.

Nadie sabía de ese beneficio, aprobado silenciosamente por la Mesa Directiva que preside José Williams (Avanza País) el 19 de junio, hasta que el jueves pasado lo conoció la prensa.

De hecho, quienes se están frotando las manos son los congresistas ‘mochasueldos’, puesto que ahora se les presenta una nueva oportunidad para quedarse con parte del monto que recibirán sus empleados.

Es indignante que en este momento en que el país vive en una grave inestabilidad política, los congresistas hacen lo que les da la gana, profundizando aún más el malestar que tiene hacia ellos la población. Les regalan municiones a los radicales que piden el cierre de esa institución democrática.

Por si eso fuera poco, unos seis congresistas, entre ellos varios izquierdistas, se fueron de viaje a Shanghái (China) a un evento tecnológico de alto vuelo, pese a que con las justas saben prender su computadora. Los gastos fueron pagados por una empresa privada, vulnerando claramente el Código de Ética Parlamentaria, que les prohíbe recibir donaciones de cualquier tipo.

En ese grupo se encontraba la congresista Karol Paredes, presidenta de la Comisión de Ética del Congreso, que tendría que investigar y sancionar a los protagonistas de ese viaje placentero, o sea, a ella misma.

En el colmo de la desfachatez, la parlamentaria Silvia Monteza, otra de las viajeras, dijo a RPP sobre ese periplo: “Ustedes han hecho un show… nos fuimos a China por amor al país. ¿Por qué nos tienen que cuestionar? Iríamos de nuevo si nos invitan”.

Allí no quedó la cosa. El evento solo duró tres días, pero se quedaron doce días fuera del país. Y uno de ellos hasta viajó con su esposa.

A lo arriba relatado se suma otra frescura realizada por los congresistas Raúl Doroteo (uno de ‘Los Niños’ de Acción Popular), Silvana Robles (ex Perú Libre) y Javier Padilla (Renovación Popular), quienes la semana pasada fueron denunciados por peculado por la Procuraduría del Estado.

Los tres, según la denuncia, cobraron un reembolso de combustible “en actividades que no cumplían la representación oficial”. Realizaron viajes con sus unidades móviles los días en que –¡oh, coincidencia!– celebraban los cumpleaños de sus padres, hijos y de ellos mismos.

Hay, por cierto, parlamentarios decentes que hacen bien su trabajo, pero, lamentablemente, justos pagan por pecadores. Este Congreso es un lastre para el país. Nos vemos el otro martes.

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