
El caso de los celulares de Alan García, incautados el mismo día de su muerte, acaba de cerrar un capítulo que parecía interminable. Después de más de seis años en custodia fiscal, el Ministerio Público ordenó la devolución de los equipos al constatar que no se pudo acceder a la totalidad de su contenido.
La resolución fue firmada por el fiscal del equipo especial Lava Jato, José Domingo Pérez, y comunicada el 9 de septiembre de este año. Con ello, los dispositivos que alguna vez fueron considerados piezas clave de la investigación Odebrecht regresan finalmente a la familia del expresidente.

Los equipos fueron incautados el 17 de abril de 2019, en pleno allanamiento a la casa de García en Miraflores. Ese mismo día, el expresidente se quitó la vida tras recibir la orden de detención. Desde entonces, sus celulares quedaron bajo custodia como posibles fuentes de información sobre la Línea 1 del Metro de Lima y la Interoceánica Sur.
Sin embargo, un detalle técnico acabó por sellar el destino de los aparatos. Según el documento fiscal, la Oficina de Peritaje no logró acceder a todo el contenido por falta de software especializado. Bajo esas condiciones, la Fiscalía determinó que ya no podían ser considerados evidencia y dispuso su devolución, conforme al artículo 222 del Código Procesal Penal.
La familia de García había exigido la restitución durante años. Pilar Nores, Alan y Josefina García Nores, y Carla García Buscaglia insistieron en que los equipos retenían información privada sin relevancia judicial. Su abogado, Erasmo Reyna, calificó el procedimiento como “desproporcionado” e incluso advirtió sobre el uso indebido de datos personales.
LA HISTORIA DE LOS CELULARES
No fue un camino fácil. En mayo de 2024, la Tercera Sala Penal de Apelaciones Nacional confirmó la intervención de las comunicaciones, pese a la apelación de la defensa. El tribunal sostuvo que la muerte del titular no impedía examinar comunicaciones que podían involucrar a terceros, como el exministro Luis Nava, quien declaró sobre presuntos aportes de Odebrecht a la campaña de 2006.

El pulso continuó. En agosto de ese mismo año, Reyna volvió a exigir públicamente la devolución tras constatar que lo hallado en los celulares no guardaba relación con delitos. “Solo hay información personal cuya divulgación será de su responsabilidad”, advirtió al fiscal Pérez.
La resolución de este septiembre zanja la controversia: los dos equipos Samsung —identificados con los IMEI 359030/06/703227/0 y 355624/09/756060/9— fueron entregados oficialmente a los herederos.
El retorno de los celulares de Alan García cierra así un proceso marcado por la tensión entre la Fiscalía y la familia, entre la necesidad de hallar pruebas y el derecho a la intimidad. Lo único claro es que, a pesar de los años de litigio, el misterio sobre lo que pudieron contener nunca será resuelto.
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