Para el politólogo Fernando Tuesta Soldevilla, los estudios (encuestas y simulacros de votación) que aparecieron en diferentes medios de comunicación en los últimos días, pueden confundir más que aclarar, si se comparan, sin tomar en cuenta lo siguiente:
1) Ipsos Perú terminó su trabajo de campo el miércoles 31 de marzo, por lo que no consideró el último día del debate presidencial. IEP (Instituto de Estudios Peruanos) terminó el 2 de abril. Sin embargo, si bien algunos responden que la polémica entre candidatos impactó en su decisión, no señalan en qué sentido, para fortalecer su intención de voto o modificarlo. Atribuir los cambios solo al debate, es temerario.
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2) El trabajo de Ipsos Perú fue presencial, con una muestra que amplió. Realizó dos métodos: simulación con cédula y ánfora, de manera secreta, tal como se enfrentará el elector, el 11 de abril. En cambio IEP llevó a cabo una encuesta de intención de voto y no simulación, pues lo hace por teléfono, pero con una muestra estadística con mayor cobertura nacional. Ambos métodos son válidos. Lo que una ganó en penetración territorial, el otro lo ganó en simulación de voto, pues preguntar por teléfono por 18 candidaturas es complicado, incorporando márgenes de errores no muéstrales. En una segunda vuelta con dos candidatos, esto no será un problema.
3) Algunos medios de comunicación elaboraron sus notas, como algunos comentaristas, sin considerar el método y universo aplicado para los cálculos. Por ejemplo, una cosa es hacer el cálculo sobre votos emitidos, que incluye los votos válidos, más los nulos, blancos y no sabe no contesta y, otra cosa, es calcular solo en relación al universo de los votos válidos (la suma para todos los candidatos). En estos últimos, todos los porcentajes de los candidatos crecen. Por eso, no se puede comparar resultados de los trabajos mencionados, sin cometer serios errores, que llevará a conclusiones erradas o manipuladas, salvo un caso como veremos abajo. Sí se puede comparar entre las encuestas de la misma empresa, con el mismo método.
4) ¿Todo lo anterior hace que nada sirva? No. Si no fuera por las encuestas, estaríamos más confundidos y la desinformación y los ‘fake news’ nadarían con goce. En ese mar de números y métodos, solo se puede comparar la intención de voto Ipsos (no simulación) con la del IEP, pero ambas, se deben calcular sobre votos emitidos o votos válidos. No cruzarlos.
5) ¿Qué se puede sacar de ambos estudios, con esas precisiones? Concluir que ahora más que antes, que nada está dicho sobre las Elecciones Generales y hay seis aspirantes con diferencias que por un estornudo puede levantar o hacer caer a uno o varios candidatos.
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