ROMPIÓ SU SILENCIO. Edward Rengifo Pezo, exasesor parlamentario de Lucinda Vásquez, decidió hablar luego de que se viralizara un video donde se le ve cortándole las uñas a la congresista en su despacho. La escena generó una fuerte ola de críticas en redes sociales y abrió un debate sobre el uso del personal del Congreso para fines personales.
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En entrevista con RPP Noticias, Rengifo aseguró que su acción no fue un abuso ni una falta laboral, sino un “acto de humanidad”. Según explicó, la legisladora enfrenta un cuadro de cáncer avanzado y tiene dificultades para movilizarse, por lo que decidió asistirla de manera espontánea.
Edward Rengifo cortándole las uñas a Lucinda Vásquez en su despacho y horario laboral. (Cuarto Poder)
“Fue un acto de empatía, no de servidumbre. Vi que no podía hacerlo sola y la ayudé”, señaló. Rengifo remarcó que no recibió ninguna orden y negó que su gesto formara parte de sus funciones oficiales como asesor.
“ACTUÉ POR HUMANIDAD”
El exasesor insistió en que su única intención fue aliviar un momento difícil para la parlamentaria. “Uno, por humanidad, se acerca a una persona que tiene dolencias. Fue una reacción natural, no algo planificado”, dijo.
Rengifo añadió que no esperaba que el momento fuera grabado ni difundido. “Fue sin mi consentimiento. Se sacó de contexto un acto privado y se generó un escándalo innecesario”, afirmó. Según su versión, la grabación fue tomada dentro del despacho congresal poco antes de una reunión de trabajo.
Durante la entrevista, estuvo acompañado por otros asesores del despacho de Vásquez, quienes respaldaron su versión. Todos coincidieron en que la congresista atraviesa un tratamiento médico complejo que afecta su movilidad y que, en más de una ocasión, ha requerido apoyo para tareas básicas.
Uno de ellos precisó: “No fue un acto de subordinación. La vemos llegar muchas veces mal, incluso desmayarse. Solo tratamos de ayudar”.
Asesor de Lucinda Vásquez cocinando en la casa de la congresista en horario laboral.
POLÉMICA Y DEFENSA
La difusión del video motivó que la Comisión de Ética del Congreso tomara conocimiento del caso. El grupo parlamentario evalúa si corresponde abrir una investigación preliminar para determinar si hubo un uso indebido del personal o de las instalaciones del Parlamento.
Hasta el momento, no se ha emitido un pronunciamiento formal, pero fuentes legislativas confirmaron que el tema será debatido en la próxima sesión.
Otros dos trabajadores del despacho, Willer Sajami Collantes y Luis Ángel Llaguento Heredia, también fueron mencionados en reportes periodísticos. A ambos se les vinculó con supuestas tareas domésticas, como cocinar o lavar utensilios. Sin embargo, ellos negaron haber sido obligados o haber actuado fuera de su horario laboral.
Sajami relató que acudió a la vivienda de la congresista para tratar asuntos del despacho tras su salida de un internamiento hospitalario. “Me ofrecieron desayunar, preparé mi jugo y dos huevos, nada más. No le serví a la congresista ni me ordenaron hacerlo”, afirmó.
Por su parte, Llaguento sostuvo que las imágenes difundidas fueron manipuladas. “Se ha dado un sesgo sensacionalista. No se me ve cocinando, y además no era horario laboral. Solo buscaban dañar la imagen de la congresista y la nuestra”, comentó.
UN DEBATE QUE SIGUE ABIERTO
El asesor principal de Vásquez, Juan Carlos Mas, lamentó que la polémica haya obligado a revelar el diagnóstico médico de la legisladora, algo que ella prefería mantener en reserva. “Nos ha autorizado a contarlo porque la situación se ha salido de control. La congresista está enferma, pero sigue trabajando”, señaló.
Mas describió que, pese a su delicado estado, Vásquez asiste a las sesiones del Pleno y cumple sus labores parlamentarias. “A veces llega mal, se desmaya y la auxiliamos. Pero nunca ha querido dejar de trabajar”, agregó.
La defensa de los asesores busca que la Comisión de Ética los convoque para declarar y exponer su versión. “No tenemos nada que ocultar. Fue un gesto humano, no un acto indebido”, insistió Rengifo.
Mientras tanto, el caso sigue generando debate dentro y fuera del Congreso. Algunos sectores consideran que, más allá de las circunstancias, los trabajadores parlamentarios deben mantener límites claros entre la empatía personal y sus funciones profesionales. Otros, en cambio, sostienen que se ha exagerado una situación motivada por la solidaridad ante una enfermedad grave.
Lo cierto es que el video, de apenas unos segundos, ha puesto en el centro de la polémica no solo al despacho de Lucinda Vásquez, sino también a los límites éticos y humanos que rigen en el Parlamento.
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