El cruel y pervertido asesino Julio César Arquinio Giraldo no concretó su insana intención de abusar de la pequeña vendedora de gelatinas, de solo 10 años, según el informe de la policía tras los estudios del cuerpo de la víctima. Tal vez por la valerosa manera como la niña se defendió del abusivo, este no tuvo piedad de ella y le metió un puñetazo, para luego estrangularla y arrojar su cuerpo en un descampado en Barranca.
Trome tuvo acceso al documento que certifica que la pequeña no fue abusada por el 'monstruo de Barranca'. La pequeña se habría defendida con todas sus fuerzas para evitar ser violada por este miserable.
El propio Julio César Arquinio Giraldo confesó que atacó a la pequeña, aprovechando su mayor fuerza física. Según dijo, la metió a la fuerza a una mototaxi, cuando la pequeña había salido a la calle a vender gelatinas, para llevar un poco de dinero a su casa.
Según la propia confesión del sanguinario criminal, la persona que lo ayudó se llama Wilmer. La policía ya inició las investigaciones para atrapar también a este cómplice.
Este horrendo asesinato despertó la ira de la comunidad de Barranca, que atacó la comisaría del distrito, en busca de sacar al homicida para someterlo a la 'justicia popular'.
Pese a los reclamos de la población, las autoridades informaron que el depravado asesino no se encontraba en la comisaría sino en la dependencia policial de Puerto Supe.
Un nuevo caso que demuestra la violencia a la que se encuentran expuestas las mujeres en nuestra sociedad, principalmente las niñas. ¿Y las autoridades?