Una mujer identificada como ‘María’ denunció públicamente ser víctima de extorsión que la obliga a vivir en la clandestinidad junto a sus hijos. Entre lágrimas, la gerenta de transportes contó que sufre amenazas de muerte y que, pese a acudir a la Dirincri de Ventanilla, no ha recibido la protección que esperaba.
Su testimonio fue presentado este martes en el programa ‘América Hoy’, donde pidió ayuda urgente al Gobierno. Según relató, todo comenzó cuando un grupo de aproximadamente quince individuos se acercó a su centro de trabajo para exigirle el pago de un cupo.
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Al negarse, decidió presentar una denuncia ante la Policía, confiando en que le brindarían seguridad. Sin embargo, aseguró que ocurrió todo lo contrario
María detalló que, durante el proceso de identificación de los implicados, los agentes le exigieron encender su cámara en una videollamada, pese a que ella temía ser reconocida. “No lo voy a prender. Si tengo que identificarlos, yo no quiero prender mi cámara”, respondió preocupada por su seguridad.
La mujer agregó que uno de los extorsionadores tendría un hijo policía que trabajaría en Dirincri de Ventanilla, pero sin poder precisar el nombre del efectivo. Este dato refuerza su temor de que existan vínculos entre los delincuentes y miembros de la institución policial.
María se encuentra en la clandestinidad
Desde un lugar desconocido, María contó que perdió su trabajo, su casa y que debió huir con sus hijos para mantenerse con vida. “He perdido trabajo, casa, los estudios de mis hijos, no tengo ningún ingreso, estoy escondida como si yo fuera una delincuente”, expresó con la voz entrecortada.
La transportista aseguró que su vida se volvió un tormento, pues vive con miedo constante. “Yo sé que me van a matar esos miserables y me duele porque no tengo justicia, no tengo respaldo, no tengo nada”, manifestó entre sollozos, mientras pedía la intervención urgente de las autoridades.
Finalmente, dirigió un mensaje al presidente de la República y al ministro del Interior, rogando que tomen cartas en el asunto. “Le pido por amor a Dios que haga justicia por mí y por mis hijos. Tengo una niña con cáncer, debo al banco y ya no puedo trabajar. Yo sé que voy a morir”, declaró. Su testimonio ha generado gran conmoción y pone en evidencia la desesperación de muchas víctimas que denuncian la falta de protección frente a las mafias de extorsión.
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