Fabián Bocanegra ha pasado 20 años en prisión en la cárcel de Trujilo por un crimen que no cometió. Fue condenado por violar a su hijastra de 12 años, quien quedó embarazada. Años después, la víctima reveló que el verdadero agresor fue su cuñado, el esposo de su hermana mayor. A pesar de esta confesión y de las pruebas de ADN que demuestran la inocencia de Fabián, la justicia no ha revisado su caso y él sigue cumpliendo una condena injusta.
Fabián, un fabricante de ladrillos y padre de cuatro hijos, enviudó a los 40 años y se casó con una mujer que tenía dos hijas. La mayor de ellas lo acusó falsamente para proteger a su esposo, el verdadero violador.
Autoridades no actúan a su favor
Aunque la víctima confesó la verdad, las autoridades no han actuado. Fabián ha pasado dos décadas en prisión, separado de su familia y privado de los momentos importantes en la vida de su hijo, quien solo lo ha conocido en la cárcel. A sus 74 años, Fabián solo desea salir libre para estar con sus hijos.
Durante su tiempo en prisión, Fabián se ha aferrado a su fe en Dios y ha trabajado haciendo canastas de mimbre para ayudar a su familia. Su hijo, que nunca ha conocido a su padre fuera de la cárcel, anhela celebrar un cumpleaños y pasar la Navidad con él en libertad.
Aunque Fabián mantiene la esperanza de que algún día la verdad salga a la luz y pueda recuperar la vida que le fue arrebatada, la justicia sigue sin escuchar su caso.
La madre de la víctima, que también es la expareja de Fabián, no sabe el paradero de su hija mayor ni del verdadero agresor, ya que ambos huyeron antes de que la menor confesara la verdad. Fabián no busca ninguna compensación económica; su único deseo es ser liberado para poder compartir tiempo con sus hijos y recuperar los años perdidos.