
¡Como si nada! Así cruzó a nuestro país uno de los sicarios más peligrosos del crimen internacional. Se trata de Alberto Carlos Mejía Hernández, de nacionalidad venezolana, quien fue liberado por error en Santiago de Chile y huyó a Perú tras asesinar al ‘Rey de Meiggs’, un comerciante conocido del caótico y violento barrio Meiggs, en el corazón de la capital chilena.
Este sujeto no solo es sindicado como uno de los autores materiales del crimen, sino que —según la Fiscalía chilena— fue el que disparó el tiro de gracia que acabó con la vida del empresario José Felipe Reyes Ossa el pasado 19 de junio, en plena calle de Ñuñoa. Todo esto, según investigaciones, habría sido por encargo y por líos amorosos.

La historia ya parece de película: Mejía fue capturado junto a otros dos sicarios el 8 de julio, pero apenas dos días después fue liberado por un error administrativo. Las autoridades primero lo identificaron como Osmar Ferrer Ramírez, luego como Carlos Alberto Mejía Hernández, hasta que finalmente descubrieron su verdadera identidad: Alberto Carlos Mejía Hernández.
El resultado: Mejía salió caminando de la cárcel Santiago 1 como si nada, saludando a dos compinches que lo esperaban afuera.
Desde ese momento, se convirtió en el prófugo más buscado de Chile y comenzó una fuga que lo llevaría hasta territorio peruano.
UN VIAJE DE LOCOS
Según la Policía de Investigaciones, Mejía no perdió tiempo. Tomó un auto de aplicación desde Santiago hasta Iquique, un viaje que le costó 2,5 millones de pesos chilenos (casi 10 mil soles), y se hospedó en un hostal por unas horas. De ahí se dirigió a Arica, donde abordó un taxi rumbo al Complejo Fronterizo de Chacalluta.
No pasó por Migraciones. No tenía documentos. Cruzó a pie por un paso ilegal hacia Perú, como si fuera un mochilero cualquiera. El Ministerio Público chileno confirmó la fuga con apoyo del OS9 de Carabineros. En estos momentos, ya estaría en suelo peruano.
Mejía no solo tiene una historia delictiva espeluznante. Según las autoridades, estaría ligado al Tren de Aragua, organización criminal de origen venezolano conocida por extorsiones, asesinatos, tráfico de armas y secuestros en varios países de Sudamérica, incluido Perú.
Uno de los datos más escalofriantes: el joven sicario tiene tatuado el rostro del dios griego Zeus en la mano derecha, uno de sus signos más identificables. Por eso, las policías de Chile y Perú ya han activado alertas internacionales para capturarlo.

¿QUÉ HACEN LAS AUTORIDADES PERUANAS?
Hasta el momento, las autoridades peruanas no han emitido un pronunciamiento oficial, pero fuentes cercanas a la frontera en Tacna señalan que ya se estaría trabajando con Interpol y agentes de inteligencia para ubicar al joven asesino, que podría estar escondido en el norte del país.
Se teme que, como muchos integrantes del Tren de Aragua, intente reorganizarse y delinquir desde territorio peruano. Algunos incluso temen que ya esté en Lima, escondido en alguna zona donde operan bandas de su país natal.
En paralelo, la Fiscalía chilena sigue tras los pasos del autor intelectual del asesinato, quien habría sido un ciudadano chileno, “muy cercano” a la víctima, con quien habría tenido problemas personales y lo habría mandado a matar por más de 30 millones de pesos chilenos (unos 31 mil dólares).










